La habitación estaba decorada por tonos dorados y rojos la chimenea calentaba toda la habitación con sus suaves brasas, un fuego totalmente cálido e interminable, cortesía de la legión de fuego.
Al centro de la habitación estaba él Guardián y Rey Sebastian junto a su esposa Selena y en algún lado del salón tambien su hija la Princesa Soura. Habían muchas personas dentro de la habitación cada uno en actos diferentes, algunos comían, otros reían, unos charlaban o estaban en él centro del salón bailando con aquellos lujosos vestidos hechos de las telas más suaves que nunca se han visto. Todo desprendía una fuerte sensación hogareña.
El motivo de esta celebración. No era nada más, que por el cumpleaños de nuestro Príncipe cinco décadas y dos años de vida toda una dicha. ¿Cierto?.
Ella se encontraba junta a la mesa de los postres probablemente era la causante de la repentina desaparicion de la mayoría de estos pero nadie podría reprenderla. Por que hasta el día de hoy, no he conocido a una persona que declinara alguna oferta de comer uno de estos dichosos manjares, la verdad nadie en su sano juicio lo haria.
Estaba lejos de sus padres y de sus amigas, ellos ignoraban él motivo, ella solo quería evitar bailar, no le desagradaba el baile, al contrario lo amaba, según la cultura Maided bailar es como estar en una pelea. Con la diferencia de no dar golpes sino suaves pasos al ritmo de su pareja, no habían gritos de euforia o gemidos de dolor en cambio una suave música sonaba de fondo acompañando los pasos de la pareja y no había debajo un suelo totalmente agrietado por lo impactos de golpes en ella pero si un piso de madera o algún otro material en perfecto estado, pero simplemente ninguno de los chicos que ella conocia no sabían bailar lo suficientemente bien, como para no pisarla más de dos veces.
Ella, mejor dicho de quien estamos hablando es de la princesa Soura una joven de pelo café chocolate a la luz del sol se miraba dorado ojos café profundo, sin embargo podía perfectamente diferenciar el iris de la pulila, test blanca y sus labios de un color rosado muy suave casi del mismo color de su piel ella era muy hermosa, apunto se cumplir los 18 una edad muy importante para el pueblo, pero no para ella.
-No se si lo sabías pero del otro lado del salón en la esquina del lado izquierdo es dónde están los chicos no aquí.-Sonó una voz a sus espaldas, en ese momento se tenso todo su ser no era la persona mas agradable con la que esperaba encontrarse en toda la velada.
-Señora Mc'Call no es por ser grosera pero no estoy interesada en ir a bailar. O al menos no ahora. -Respondió ella de la manera más amable posible.
La familia Mc'Call no era una de las más amables o compasivas. O al menos no para ella. Ella los conocía si, pero muy poco, casi nada, la verdad ella solo los conocía por las tediosas y largas clases de historia que ella recibía. Su apellido fue importante pero dejó de serio hace mucho tiempo. Los padres de su esposo, si eran muy amables por un largo tiempo fueron la mano derecha de algunos monarcas pero cuando su hija, tuvo un “pequeño” problema con los actuales monarcas por lo cual se vieron en la necesidad de cambiar su mano, pero aún creo que guardan rencor por eso.
-Pero Cariño los bailes son para.... Lo dice él mismo nombre para “Bailar”-La corrigió con un tono sarcástico en cada palabra Soura lo notó, pero no armaría un alboroto a media velada, en la fiesta de su padre. Ella no lo haría, podrían ser cualquier otra persona menos ella.
-En mi defensa nadie sabe bailar como los dioses mandan- Le dijo juntando las manos detrás de la espalda empezando a contar mentalmente del 1 al 10 para no estallar furtivamente en medio del baile.
-Pues no todos Cariño... Mi hijo no. Mi hijo baila con la misma delicadeza con la que tu caminas- Dijo mostrándo que a sus ojos no había mejor partido que su hijo, su mente divagaba la idea «No hay nada mejor que un príncipe para una Princesa»
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Perfectium Vol. 1 •Et Rosea Et Stigma
Teen Fiction"No hay mayor pecado que ser Perfecta"