Mi Pequeña Noa

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-Aquí viene la persona que estabas esperando- escuchó la voz de Sara mientras entraba con un carrito.

Sara se acercó y con cuidado la sacó del cuñero para entregársela. Traía puesto el bebecrece más bonito que pudo comprarle, era tan pequeña y arrugada. Su piel era blanquita como el de su padre pero ese era el único rasgo definitivo que podía notársele.

-Es mucho más blanca de lo que pensé que sería.- Comentó Anya que andaba revísando a las nuevas madres junto con Chris, -Tiene un color saludable. Qué extraño, yo pensé que los japoneses nacían amarillos.-

-En cualquier caso, Yuuri. Tienes a una niña muy fuerte y saludable. No te preocupes sobre como se ve ahora, aún le falta crecer un poco. Ya con el tiempo va a tener sus rasgos definitivos.- Chris comentó junto a un recordatorio de no asustarse cuando le cambíe el pañal.

Tenerla consigo era maravilloso aunque fuese extraño no reconocer ningún rasgo suyo en ella. Su pequeño cuerpo contra el suyo lo llenaba de vértigo, de un amor inigualable y quería gritar a los cielos que llegó su hermoso regalo.

Viktor llegó al más rato y le dío indicaciones de cómo agarrarla, darle de beber y qué cuidados tener con ella. Fue tan hermoso que sentía la necesidad de pedirle fotos con su hija y con él bajo el pretexto de tomarle una foto desde otro ángulo.

Se veían tan bien juntos. Sería la única foto que tendrían ambos juntos y, por ello, sería tan especial. Tomó varias fotos para asegurarse que saliese bien y desistió sólo una vez que ella comenzó a pedir que la alimenten.

-¿Has pensado cómo va a llamarse la pequeña?- Viktor le preguntó.

Se sonrojó, apenado, -Aún no tiene nombre. Yo quería... necesitaba ver sus ojos antes de nombrarla.-

-Sé que encontrarás uno adecuado para ella.- Acarició su cabecita antes de marcharse y le regaló un espléndida sonrisa que, en lugar de alegrarlo, se entristeció. Sin embargo, eso también fue algo inspirador.

Si todo seguía bien, en dos día podría ir a registrarla bajo ese nombre y llevarla a casa consigo. Iba a tener que regresar para sus controles con Viktor pero desde ese momento para adelante, ella sería suya y sólo suya. Tendría que arreglárselas para limpiar el desorden que dejó a la hora de irse, desempolvar, entre otras cosas, pero era lo de menos.

~*~

Fue en su último día en el hospital cuando los ojos de su hija cambiaron de color.

Noa. "Nuestro amor". Noa Nikiforov Katsuki. Noa Katsuki.

Era un buen nombre, después de todo ella era producto de una noche de amor entre sus padres. Claro, que no era lo mismo que el amor entre sus padres pues ese fracasó hace mucho; por más de que Yuuri aún lo amara. Noa sería el amor puro de un momento que duraría para siempre en ella.

Tenía los kanji de "nuestro" y "amor" pero era un nombre casi internacional.

Sus ojos, los ojos de Noa, eran del mismo color que los de Yuuri.

-Noa Katsuki.- Viktor lo pronunció, casi saboreando las palabras. -Es un buen nombre, ¿tiene algún significado?-

Yuuri no había pensado en que responder pero la respuesta vino a él más rápido que si lo hubiera practicado. -Ella es el amor de mi vida. El amor que nos tengamos será mi mayor tesoro.-

Sin Razón, ni RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora