Thomas (I)

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De chico siempre me preguntaron qué quería ser de grande. Yo siempre respondía lo mismo, pintor. Sin embargo aquí estoy, en mi última semana antes de recibirme de abogado.¿Cómo pasó esto?Ni yo lo sé. Lo único que sé es que nunca tuve el apoyo necesario de mis padres, que por cierto son los abogados más prestigiosos del país. Ya se imaginarán a qué se debe este cambio tan drástico de carrera.

Siempre fui presionado a seguir la tradición familiar. Nunca tuve voz ni voto, todo mi futuro siempre estuvo en sus manos. A veces me odio por no haber tenido más coraje para decirles que quería ser yo el que elegía mi futuro. Ahora ya es tarde, en menos de siete días me voy a recibir, tras haber estudiado ocho eternos años.

No me puedo quejar del todo, porque si no fuera por esto, no hubiera conocido al amor de mi vida, Bella. Llevamos juntos cinco años, en los que hizo esto más llevadero. Dentro de unos meses nos mudaremos juntos, y me alejare del ambiente tóxico que hay en mi casa.

La idea de mudarme me fascina. Tener un propio estudio donde aparte de ejercer como abogado, podré realizar mis cuadros, que por cierto tengo escondidos en el sótano, para que mis padres no lo vean. Es por eso que siempre me ofrezco a limpiarlo.

Tengo que dejar de pensar en el futuro y enfocarme en el presente, ya que en cinco minutos entro a la clase de Derecho Público III. El ambiente es una mierda, y la materia es súper aburrida. El profesor lo que menos tiene es ganas de vivir. Lo único que me sube el ánimo es que Bella está a mi lado. Todo con ella toma más color.

-Buen día ñoño-Me dice mientras me dirige una sonrisa dulce-Es un buen día para estudiar derecho, no?-Sonrío

-Ni me lo digas-espeto-quiero que termine esta mierda de una vez por todas-le digo, y ella me acaricia la cara mientras dice;

-Ya falta poco, cariño.

Pasamos las siguientes tres horas hablando del habeas corpus, y cuando por fin terminan las clases, con Bella nos dirigimos a la cafetería y nos pedimos un tostado de jamón y queso con un batido de frutilla. Hablamos acerca de nuestra graduación, y aunque nos resistamos tendremos una fiesta, ya que mis padres no tendrán duda en hacerla, para conmemorar cuan orgullosos se sienten al exponer al mundo que su hijo es abogado, como lo son ellos.

Tengo mil cosas en la mente, necesito despejarme un poco, asi que dejo a Bella en su casa, y me dirijo a la mía. Por suerte mis padres no llegan hasta dentro de tres horas, así que tomo un pincel y lo hago danzar sobre una hoja, mientras las salpico de colores, y las tonalidades van cambiando según mi estado de ánimo. Tomo un pincel más fino, y hago unos pequeños detalles. Soy muy perfeccionista y no puedo dejar pasar nada, ni una sombra, ni un contorno de un ojo, nada.

Cuando por fin termino, amo lo que veo. Un hombre de unos ojos muy claros, lleno de colores y valores. Su mirada tiene una mezcla de dolor y desesperación, su rostro dice lo contrario. Me siento identificado, ya que en mi cabeza necesito escapar de todo lo que me esta pasando, pero mi cara y mis acciones no lo expresan. No sé si alguna vez seré capaz de expresar mis sentimientos y mi disconformidad.

Cuando al fin se secó del todo, lo guardo con todos los demás, dentro de un armario viejo. Escucho el auto llegar y subo rápidamente, agarro un libro de mi mochila y simulo estudiar. Cuando me ven, mi madre me saluda con un beso en la frente y mi padre me da un apretón de manos.

-Cómo estuvo la facultad, tom?-dice mi madre mientras se saca la cartera y la deja en la mesada

-umm...bien supongo, hoy tuvimos Derecho Público III-digo con un tono de voz medio confuso pero a la vez frustrado. Mi padre no tarda en sonreír y agregar;

-Con tu madre amabamos esa materia, teníamos las mejores calificaciones de la clase-Abraza a mi madre por la cintura, y le dedica una sonrisa

-Corrección, yo tenía la mejor calificación-lo dice en un tono tanto chistoso, y ambos se ríen. Esto es un infierno.

-Bueno, si no les importa me voy a dormir, tuve un día muy largo y mañana me tengo que despertar tempranísimo-me levanto y tomo mi libro.

-Hasta mañana hijo, que descanses-dicen simultáneamente.

Subo las escaleras rápidamente y me encierro en mi cuarto. Me tiro en la cama y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos. No puedo más con esto. Necesito que pare de una vez por todas, necesito terminar con esta presión que se apodera de mi pecho. Es momento de que tome coraje para poder salir a dar la cara, y enforcarme en lo que amo que es la pintura. No me interesa nada defender a una persona en un tribunal, ni hacer valer los derechos de una persona. Lo que realmente necesito ahora mismo es hacer valer los míos.
Llamo a Bella, quien me consuela con su dulce voz y me promete que todo va a estar bien. Me dice que mañana vaya a su casa, porque vamos a buscar departamentos. Me alegra mucho la idea, pero todavía no caigo en la idea de que me voy a independizar, y voy a hacer lo que me gusta en simultáneo con lo que "debo".

A la mañana siguiente me despierto y paso a buscar con mi Toyota Corolla a Bella por su casa. Me saluda con beso, y partimos para la facultad. Es el último día de cursada, así que ambos estamos con una sonrisa en nuestras caras. La clase de Derecho internacional no fue tan mal como creíamos, y cuando el reloj marcó las 12 del mediodía, todas tiramos nuestras hojas hacia arriba y nos abrazamos de felicidad. Terminamos la facultad, finalmente la terminamos. Dentro de cinco días sera la ceremonia de graduación.

Salimos con Bella de la mano y nos dirigimos hacia el estacionamiento. Me dice que sus padres nos volverían hasta las seis de la tarde mientras que me guiña un ojo. No veo el motivo de no celebrar.

Llegamos a su casa, y subimos hasta su habitación. Me saca la remera mientras me besa mis abdominaled marcados. Pego su pecho con el mío mientras le saco la camisa y el corpiño. En un abrir y cerrar de ojos estamos completamente desnudos.
Le beso cada espacio de su piel, hasta llegar a su entrepierna. Entierro mi lengua mientras juego con ella. Sus caderas se levantan del placer. No aguanto más. Agarro un condón de mi billetera y me lo pongo en mi pene ya erecto.
La penetro despacio, mientras escucho como gime del dolor, pero luego ese dolor se transforma en placer y deseo. Acabo despues de unos minutos y despues sigo jugando con mi lengua hasta que le provoco un orgasmo.

Desnudos en su cama, agarramos su laptop, y comenzamos a buscar apartamentos. Estamos entre dos que nos gustan mucho, uno se encuentra en pleno centro pero no es tan grande, y el otro se encuentra un poco mas alejado, pero cuenta con instalaciones muy cómodas y grandes.

Hablamos con los dueños y organizamos para ir a verlas ambas propiedades en la semana.

Para cuando tomo mi móvil tengo un mensaje de mi madre

-ven rápido a casa, tenemos que hablar seriamente.

Mierda.

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-Foto del cuadro hecho por Thomas en multimedia.

DOBLE VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora