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Flor.

Las clases habían terminado por hoy. Estaba alistando mi mochila para salir con ella y veo que se adelantó, así que rápidamente guardo mis cosas y salgo para juntarme con ella.

A la distancia se veía bonita; unas caderas bien definidas, una linda sonrisa y esos ojos verdes… Demonios…. Otra vez,

Ya estaba al lado de ella, y la estaba acompañando, de reojo la veía, pero ella estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dió cuenta de mi presencia. Se veía hermosa.

Paró, y yo, instintivamente me detuve. Había un gran reja metálica adornsda con flor de diversos tamaños. Entramos; había un gran jardín, con setas que iban haciendo caminos en muchas direcciones. También habían arbustos en forma de animales. Llegamos a la entrada de la casa, la cual tenía plantas de ornato, la puerta es de madera de pino y adornado sutilmente de espirales.

El living, era igualmente elegante. Con cuadros y pinturas por todas partes.

Que bonita casa tenía, a su lado; yo me sentía pobre.

Subimos hacía un pasillo bastante grande, en él, habían 5 puertas de cada lado. Mei, aún estaba embobada pensando, me acerque a ella, y se asustó al verme. Tal vez, no era correcto entrar así como si nada a casa ajena, ¿Qué tal si están sus padres? Un hormigueo recorrió mi espina dorsal.

—No te preocupes— habló por primera vez, después de casi una hora. — Aquí no hay nadie, salvó tú y yo.— empecé a sentir esas detestables mariposas en el estómago.

—¿Eh?— sólo eso salió de mi boca al ver que se están cambiando en el mismo espacio que yo. —¡Desnúdate en el baño!— grité con cierto rubor. —Existe el baño, ¿Sabías eso?—empecé a sentir calor, que extraño.

—Pero, si ambas somos mujeres— soltó con cierta naturalidad, pero, es cierto, no por que me pongo así si ambas somos mujeres. — Agh… Como sea— empezó a caminar al baño.

—Espera— la detuve. —No voy a mirar. Lo prometo— tapé mis ojos con ambas manos, pero dejando un pequeñísimo espacio para que la pueda ver.

—Ya puedes ver— sin darme cuenta, ella estaba sin brasier, ni siquiera un blusa.

—Mentirosa— le dije, mientas al mismo tiempo me ponía super roja, no dejaba de verle el pecho.

—Yo debería de decir eso. Te ví, tenías un huequito para espiarme— se tapó al darse cuenta de mí acción. —Pervertida.— río leve.

—C-callate— empecé a tartamudear de la roja que estaba. Así que cerré mis ojos nuevamente.

—Ya no importa, puedes ver.— abrí mis ojos lentamente, y ella estaba poniendose el brasier, para luego ponerse una blusa de tirantes color verde.

—Okey— dijo ella, saltando. Rebotaban…. Y mucho.

—Grandes...— susurré. —Suaves…. Redondos— la verdad nunca he visto pechos ajenos, y está es la primera vez que lo hago. Y debo admitir que por primera vez me sentía excitada.

—¿Quieres tocarlos?— estaba tan cerca de mí, que ponía sentir su aliento en mi oreja.

—S-si—  estaba en una especie de trance, no sabía que hacía. Sólo me movía por inercia.

Ella, alzó su blusa y se quitó el brasier, toqué por primera vez unos pechos. Con mi mano, tocaba los pezones, los pellizcaba. Ella, en respuesta, daba pequeños gemidos. Acerque mi boca y empecé a lamer y succionar aquellos botoncitos rosados hasta que quedaran duros, todo el cuarto de lleno de gemidos provenientes de Mei, mientras que ella empezó a tocarme por encima de mi short.

—B-basta— intenté alejarla, pero tenía más fuerza que yo. No tenía más opción. Le solté una bofetada. Quería que reaccionara.

—¿Qué?— paro en seco.

—¿Cómo que “qué”? Me estás manoseando— espeté molesta.

—Oh, cierto.— se paró de su sitio y me ayudó a pararme.

—Solo juegas con mis sentimientos— solloce.

—¿Qué? No, no es cierto. Pensé que quizás querías hacerlo conmigo.— está loca. Es cierto, que despierta sentimientos nunca había sentido y más por una chica, pero tan pronto hacer “eso”.

—Bien, no importa. Ya te saciaste vete.— dijo seria.

—O-okey— dije triste. Eso me dolió, y pensar que tenía oportunidad con ella. Sequé mis lágrimas en la manga del uniforme.

Mei.

Salí del”trance” gracias al golpe que me dió Flor. En estos meses, se podría decir que estoy en celo. Soy mitad gato, así que necesito “reproducirme”, no la culpo por estar asustada o traumada. Fuí yo quien le hizo eso. Lastimé a la persona que más quiero.

Me siento pésimo.

Me levanté y la observé irse desde la enorme ventana que daba a los jardines.

Maldición.

Mei.

—¿Qué le ocurre, jóven ama?— dijo Lisbeth sacandome de mis pensamientos.

—No me ocurre nada— recompuse mi postura. —Es solo que he hecho algo malo.
Me rasque la nuca con exasperación —Que he hecho— pensé. Subí a mi habitación donde estábamos hace unos instantes.

La sábana olía a ella, a su perfume de azalea. Me recosté boca abajo, me imaginaba su silueta, su rostro. Todo...

He llegado a pensar que me he enamorado de ella.

Pero, es algo tonto. No la conozco, ella ni me conoce, pero puede haber una pequeñísima posibilidad de que eso pase.
Habría que ver qué pasa mañana. ¡Estoy nerviosa!

Me cambie y me puse la pijama, no tenía sueño, sólo observaba el techo de la habitación. Pasaron las horas. Vi el reloj, 3:00 AM. Me dormí.








Mi novia neko [Yuri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora