Ojos grises

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Lejos en las montañas, donde una pequeña cantidad de personas vivian en aquel ostil lugar, un niño con apenas 6 años, de ojos color chocolate y pelo castaño escapaba por una ventana de su casa, corriendo en direccion al bosque que rodeaba el hogar de su difunta abuela.

Nadie se acercaba mucho a aquel lugar, ya que los mas viejos dicen que el bosque esta maldito, los pocos que se atrevieron a contradecir esto y adentrarse en dichoso lugar misteriosamente desaparecieron o al regrezar a casa enfermaron hasta que el fuego de su alma, se apagó.

Su madre siempre le dijo que no se acercará, ya que el lugar era muy peligroso para un pequeño niño como él, ademas que estaba poblado por muchos lobos y seria un suicidio dentrar en el estando repleto de depredadores.

Pero nada de eso le importaba, para ser un niño de apenas 6 años sabía muy claro lo que pasaba en casa, su vida no era totalmente de color rosa.
Cuando vivian en la ciudad de Tokio, su padre volvía del trabajo borracho, su madre lo dejaba en su cuarto, para que no viera como discutían.
Nunca habían llegado a los golpes, pero un día su padre se sobrepasó y le dio una cachetada a su madre, fue entonces cuando su abuela tomó cartas en el asunto, y los trajo a él y ella a su casa.
Desgraciadamente ese día su padre visitó a su madre, quien no le dio una muy buena bienvenida, sabía que no podía hacer nada al respecto así que sólo escapó de casa y corrió hacia el bosque, restandole importancia de que podría poner su vida en peligro.

Después de todo, ¿quien podría quererlo? Las únicas personas que lo querían era su abuela y su madre, el resto de la familia lo miraba con un bicho raro, hasta su mismo padre lo despreciaba.

Corrió por varios minutos, sentía como sus pulmones pedían a gritos aunque sea un poco aire, cuando sintió que ya estaba lejos de la casa paró de correr y se echó a llorar, en silencio.
Se preguntaba mil veces, ¿por que su abuela no vivió un poco más? Si ella aún siguiera viva, tal vez, las cosas serían diferentes.
Inconscientemente sus pies lo guiaron a un lugar de ensueño, un paisaje sacado de un cuento de adas que su madre solia leerle.
Un campo lleno de flores silvestres, con un pequeño estanque de agua cristalina y a su lado yacía un gran árbol de cerezo.
Cerezos, esos árboles en flor le traían muchos recuerdos, tantos felices como tristes, caminó hacia el árbol y se acurruco entre los tiernos pastos que sobresalian de sus raíces.

Miró por horas como las nubes se paseaban dichosas por el hermoso cielo, para lentamente, caer a los brazos de Morfeo.

El atardecer calló pintando el cielo de tonos anaranjados y rojizos, con una que otra escurridiza estrella mostrando su luz, el pequeño aún seguía dormido bajo el árbol, sintiendo la calida brisa de verano mover sus castaños cabellos, paso un segundo cuando repentinamente sintió un respiración sobre su frente, exaltadado se levanta de golpe para tan solo encontrar con su mirada unos grandes ojos grises que le observaban con curiosidad.

- hola? -

Okami no ko -EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora