Lo que significas para mi.

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La cálida luz del radiante sol, iluminó de inmediato la habitación en la cual dormían plácidamente una pareja de apenas un año de casados, completamente abrazados y sintiéndose protegidos el uno al otro.

La primera en despertar fue la dulce Petra, aquella mujercita que meses atrás había cumplido sus veinticuatro años, se encontraba en la etapa más dichosa de su vida, y mientras acomodaba los mechones enmarañados de su cobriza y corta cabellera, e intentaba que sus adormilados ojos color ámbar  se acostumbraran a la luz del dorado amanecer. Reflexionaba sobre su vida y todos los factores que hasta ese día, habían sido la clave para que ella se sintiera tan agradecida de tener siempre a alguien como él en su vida, si, él.

Ese hombre de cabellos negros que dormía aparentemente sereno y tranquilo, aunque en su rostro se mostrara molestia e incomodidad, era la razón para que Petra mantuviera una hermosa sonrisa en su rostro, mientras con suavidad se acercaba a él, prudente y cautelosa de no despertarlo, únicamente con la intención de besar con suavidad sus finos labios, y verlo removerse aun dormido mientras ella se alejaba complacida de sus actos y se introducía como de costumbre en la regadera.

Mientras se dejaba consentir por la temperatura tan relajante del agua y él aroma del jabón  perfumado de jazmín que su suegra le regaló para él día de la mujer y que usaba únicamente con el propósito de tener siempre un aroma embriagante para su hombre. Petra trazaba una línea de tiempo en su cabeza y en ella registraba cada maravilloso momento vivido al lado de Levi, su Levi.

Ese chiquillo malhumorado de dieciséis años que cursaba el bachillerato, el rudo capitán del equipo de béisbol, ese por el cual las chicas se morían y que por alguna razón, solo se fijó en ella... Ella que era solamente una tímida niña de tercer año, rata de biblioteca, con aparatos dentales y largas  trenzas más unos grandes y ridículos anteojos que... ¡Basta! Agitada comenzó a sacudir sus cabecita para que esos recuerdos salieran de su mente inmediatamente. Ya que recordar lo poco agraciada que era a sus catorce años, no era para nada divertido.

Rescatando de sus años como colegiala, el momento en que Levi Ackerman se le declaró y prácticamente obligó a aceptarle de inmediato, más el día de su primera y desastrosa cita, esa que terminó con ella sollozando mientras limpiaba el helado de chocolate que derramó sobre los pantalones de su chico que guardaba silencio mientras ella hacia lo suyo, incluyendo también el día en que perdió su virginidad en la habitación de su madre, más el grato recuerdo de que fueron sorprendidos por la hermanita menor del azabache. Podrían considerarse por la propia Petra, como los mejores años de su vida.

Pero luego de eso, llegó la etapa universitaria ¡Mierda! La de mirada amelada  no quería recordar lo traumático que fue separarse de él por tanto tiempo, mientras ella aun terminaba la secundaria, pues en ese entonces su amor mutuo era tan inmenso, que se hicieron una infinidad de promesas y decidieron estudiar en la misma universidad y eso hicieron.

A su padre casi le da un infarto cuando le informó que no gastaría dinero en alquilar un apartamento cerca de la universidad y que tampoco se mudaría a las habitaciones que el campus ofrecía, pues viviría con Levi... Con su novio de ya casi tres años.

La oji miel se mordió los labios mientras recordaba su primer año universitario viviendo con él... -Éramos peor que un par de conejos.- Se dijo a si misma mientras enrollaba una toalla en su ahora esbelta figura. Y la comparación no era para nada falsa, pues para nadie era un secreto que cuando la novia del mejor estudiante que la facultad de ciencias económicas tenía, se mudó con él. Verlo en sesiones apasionadas con ella en cualquier rincón solitario de la universidad era de lo más normal e incluso, los demás estudiantes aprendieron a disimular e ignorar los constantes gemidos que de vez en cuando se escuchaban a media noche o por las mañanas, siempre provenientes del departamento de ambos.

Lo que significas para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora