La primera vez que te veo, sé que es la última. Pero una parte de mí, la que no tiene ganas de amargarse tanto, me repite que es la única. Lo cual le da un sentido diferente y me permite sonreírte.
Dos veces me dijiste que tu nombre es Jungkook. O quizá tres, realmente no puedo recordarlo. Hay una probabilidad de que lo haya escuchado una cuarta en boca de alguien más, pero no es que preste mucha atención. Parezco un tanto dormido este día, mis sentidos no están activados en absoluto. Quizá por eso es que aún te recuerdo, a pesar de que solo eres alguien más del montón.
O quizá no. Probablemente no. Y claro que no eres alguien del montón. No estaría pensando todo esto, si no. Es fácil convencerme de que no importas porque no te conozco. Prefiero nombrarte como el chico de los ojos bonitos. Porque es suficiente para referirme a ti. Y me aleja de tu nombre porque parece demasiado real. Y porque no puedes ser real, no cuando el tiempo se evapora en el reloj. Me gusta más asociarte a una característica para no olvidarte jamás, sin permitir que eso me genere algo que no quiero. El chico de los ojos bonitos. Solo eso. Nada de Jungkook. Porque, a la larga, me molestaría. Y es mejor así, solo el chico de los ojos bonitos.
Chico de los ojos bonitos... me encanta tu manera de hablar. Como si fuera solo para mí. Es agradable, es cálido. Siento que podría conversar contigo por toda la eternidad porque encuentras mil cosas que te fascinen. Y haces de lo cotidiano algo especial. Me encanta tu forma de hablar. Aunque lo hagas con todos, no tiene importancia. Me gusta como empiezas otra conversación cuando la anterior parece morir y como siento que nunca podría aburrirme si tu voz suena.
Por eso te dejo hablar y permito que las palabras fluyan de tu boca y que tus cuerdas vocales reflejen todo lo que sienten. No soy del tipo de persona que se queda callado en las conversaciones, pero no puedo hacer otra cosa. Tu monólogo llega a mis oídos de una forma natural y solo me veo asintiéndote y sonriendo cuando es necesario. De vez en cuando digo algo pero la verdad es que temo arruinar el momento.
Y lo cierto es que a ti te gusta hablar todo lo que a mí me gusta escucharte. Y es una buena combinación, creo yo.
Te digo que mi nombre es Yoongi solo una vez. Cuando estoy por repetirlo, me contengo. No es importante, no creo que te importe, no importa. No quiero que sepas que soy Yoongi y que tengo cierta edad y me gustan ciertas cosas. Lo cual es un poco injusto, teniendo en cuenta que yo sé tu nombre (a pesar de que me gustaría no recordarlo) y sé cuántos años llevas viviendo y sé que te gustaría estudiar en unos años. Porque me lo has dicho, porque te gusta hablar y me lo has dicho. ¿Qué más da? Es evidente que solo buscas hablar con alguien y yo te estoy escuchando. Así que no tiene sentido que te repita que mi nombre es Yoongi. Estoy casi seguro de que no te importa mucho.
Siento que te conozco, siento que te conozco hace una charla y varios minutos. Es una sensación extraña, porque sé que estoy lejos de saber bien quién eres. De igual forma, siento que te conozco. Eres el chico de los ojos bonitos. Y, a través de tus palabras, me has mostrado que eres más que eso. O algo así logro deducir. Te conozco hace solo una charla, después de todo. Me gustaría tener mil más pero sé que esta es la primera y la última.
La única, cierto. Me hace sentir mejor. La primera y la única.
Eres alguien especial, supongo que todos pueden deducir eso. Con tus ojos bonitos y tu cabellera despeinada y tus ganas de cambiar el mundo... no eres más que especial. Y una parte de mí se pregunta cómo eres en tu vida cotidiana. Cuántos amigos tienes y si te aprecian. Cómo te tratan en la escuela. Qué piensa el resto de ti. Quizá estés mostrándome tu mejor versión pero también me gustaría conocer tus fantasmas. Lo cual no tiene sentido. Lo cual es extraño. Y quiero alejar la idea de mi mente pero no puedo.
De igual forma, espero que te traten bien y que apruebes tus exámenes y este sea un buen año. Pienso en decirte estas cosas pero sé que es extraño porque no te conozco y tú no me conoces.
Principalmente. Eso. Tú no me conoces. No creo que hayas podido descifrar mucho de mi mirada fija y mis comentarios esporádicos. Solo que me llamo Yoongi, y quizá no lo recuerdes. Así que tú no sabes de mí. Solo que cuando hablas me detengo a escuchar. Y tú lo haces. Y yo te lo agradezco.
Te estás aprovechando del hecho de que nunca más vamos a vernos. Porque te conozco desde hoy y te olvidaré hoy. Y viceversa. Tú también. Eso se supone. Nunca más vamos a vernos, así que pretendo disfrutarlo mientras dure. Funciono como un psicólogo y no me molesta. Me hablas de tus padres, de tus metas, de tus anécdotas de la infancia. Es muy personal todo lo que dices. Pero no importa, porque no vamos a vernos de nuevo y no tienes que preocuparte. Es como tirar una piedra a un pozo sin fondo, como gritar en un lugar vacío. Se supone que nada de lo que dices debería de resultarme fascinante. Pero lo hace y quiero saber más.
El tiempo se va demasiado rápido. Llevamos horas hablando y apenas me doy cuenta. Te quejas de la hora y yo solo puedo asentir. Está oscuro y está comenzando a hacer frío pero no me muevo y tú tampoco. La gente a tu alrededor no parece inmutarse en absoluto. Una cuenta regresiva comienza en mi cabeza en ese instante.
Cuando es mi turno de irme, me inunda una gran pena y pienso en quedarme pero sé que el para siempre no existe. Me despido de todos y me deseas suerte. Ese es otro signo de que nunca vamos a vernos de nuevo. Te deseo suerte también y me alejo.
Miro hacia el cielo, una vez que abandono el lugar y los pensamientos me nublan la razón. Siento demasiadas cosas al mismo tiempo. Pero, por sobretodo, veo tu rostro. El chico de los ojos bonitos. Jungkook.
Y entonces, lo sé.
Suerte sería encontrarte de nuevo.
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es una historia de verdad ah
soy yoongi