Uno

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Y el momento llegó. Primer día de secundaria. Primer día en la escuela nueva.

Ella y su hermano mellizo, Felipe, se subieron al transporte escolar. Se sentaron en dos asientos del fondo que estaban desocupados. Ese lugar les permitió dar una ojeada a su alrededor.

Había muchos chicos y chicas, pero ninguno parecía haberlos notado.

-Me voy a sentar con alguien, para charlar un rato y conocer- Le dijo mientras se levantaba. Ya había fichado un asiento.

-Yo me quedo cuidando las mochilas- Respondió él, bostezando.

Lia se sentó al lado de una chica de ojos marrones y cabello castaño, que cuando la vió le sonrió y le estrechó la mano.

-¡Hola!, ¿Sos nueva?

-Sí, con mi hermano es nuestro primer día- Dijo señalándolo. Se había quedado dormido y se babeaba la camisa. Levantarse temprano no era lo suyo.

-Va a despertarse de un salto cuando lleguemos- Se rió- Tauro, el conductor, tiene la costumbre de frenar de un sólo golpe. Lo más rudo posible.

-Qué extraño nombre...-Lia lo miró mejor. El hombre parecía un armario de lo alto y ancho que era. Su cara, llena de arrugas, advertía su fuerte humor y enojo. No debía gustarle mucho su trabajo.

-Al menos él nos hace llamarlo así- Respondió la chica- y no nos animamos a preguntarle más...-Miró hacia ambos lados, cómo si alguien la estuviera viendo.

-¿Cómo es tu nombre?- "Mejor cambiar de tema... Vaya a ser que el fortachón nos oiga" Pensó Lia.

-Nicole, ¿el tuyo?

-Lia.

Ambas siguieron hablando hasta que, cómo Nicole le dijo, Tauro frenó de golpe haciendo chirriar las ruedas. Felipe, asustado por el repentino movimiento, se golpeó la nariz contra el vidrio y le empezó a sangrar.

-¡Recórcholis! Lia, ¿Tenés pañuelos?- Preguntó, cubriéndose con la mano. Se había manchado el uniforme y tenía la naríz colorada.

-Yo tengo si querés- Le dijo Nicole, sacando un paquete de su bolsillo- ¡Qué mala pata!, ¿Te duele mucho?

-Sólo arde un poco, gracias- Respondió, intentando detener el sangrado.

Bajaban los tres charlando del transporte cuando sonó el timbre. El colegio era enorme. Si Nicole no hubiera estado con ellos, se hubieran perdido entre las escaleras.

En un abrir y cerrar de ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora