El señor Morales...

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El señor Morales es una maestro de mi escuela como cualquier otro. La diferencia es que es un poco torpe y apurado, muchas veces llega derramando su café, tirando sus libros por accidente o tropezando por andar a las carreras.
A pesar de todo eso, es un maestro muy querido por muchos, siempre nos apoya en aprietos, da la cara por nosotros y nos aconseja para nuestro desarrollo personal. Es por eso que hemos decidido hacerle una fiesta sorpresa en su casa.
Compramos globos, dulces, regalos, hasta un pastel de chocolate que se supone es su favorito.

Llegamos a su casa mientras él no estaba (pues tiene dos trabajos para mantenerse y darse sus lujos) , su esposa nos abrió y casi de inmediato nos pusimos a decorar.

Pusimos globos por aquí y por allá, serpentina, confeti y el pastel esperaba en el refrigerador.

La señora nos empezó a preparar de comer para matar el tiempo mientras esperábamos.

Empezamos a platicar entre amigos mientras la señora hacía la comida, pero mientras más se hacía tarde, más compañeros se iban a casa.

Un poco después la señora se nos unió a la plática, al principio era divertido, todo eran risas y carcajadas que parecían no terminar, pero después, las cosas se comenzaron a tornar serias. Como ya eramos tan solo tres alumnos que nos quedamos hasta tarde, nos tomó confianza y nos comenzó a contar los problemas que había en su relación.

Decía que el señor Morales tenia problemas, que ya no le hacia mucho caso a su esposa, que tenia problemas de autoestima y no creía ser capaz de hacer feliz a una mujer, por lo tanto, decidía irse con chicas más jóvenes.

Decía que lo único que lo mantenía vivo, era estar con sus alumnos, que se sentía triste. Fue demasiado raro y preocupante.

Ya era casi medianoche, aunque vivo cerca de la casa del señor Morales, mis padres me habían llamado por celular para decirme que me regresará, les dije que me dejaran diez minutos más. Fue lo peor que pude hacer.

Empezaba a despedirme, pidiéndole a la señora que le entregara el pastel al señor de nuestra parte, sin embargo nos dijo que esperáramos, que no debíade tardar. Aceptè.

Entonces sonó el horno, avisando que la comida estaba lista. Olìa un poco raro, como si algo se quemase.

De pronto la señora avisò "¡Ahí viene!" por lo que todos corrimos, apagamos las luces y esperamos a que entrara el maestro.

Pasaron entorno a cinco minutos y la puerta no se escuchaba, asì que decidimos prender la luz, pero fue terrible la sorpresa que nos llevamos.

En medio de la mesa, donde la señora había llevado un olla con comida, en ese caldo que olìa raro, se encontraba flotando la cabeza del señor Morales.

Asustados, mis compañeros se pusieron a gritar, mientras yo buscaba una salida. Se escuchaba a la señora reír al fondo de la casa mientras decía que por nuestra culpa, él nunca le hizo caso, no se pudo casar por que no nos quería abandonar, simple y sencillamente merecíamos pagar mientras el señor Morales descansaba.

Empezó a jugar patológicamente con nosotros, cuando parecía escucharse lejos, se sentía su respiración cerca, se escuchaban los muebles crujir y no podíamos salir de la casa.

Era insoportable, no podíamos hacer absolutamente nada.

Hubo un tiempo que todo se quedó en silencio, no se escuchaba nada, mi amigo  estaba asustado y mi amiga se había desmayado.

Nunca había sentido tanto pánico en mi vida.

Al poco tiempo que mi amiga se despertó, comenzamos a recorrer el largo pasillo con la esperanza de encontrar una habitación con ventanas para poder salir.

La tensión en el ambiente era horrorosa, no saber dónde estaba la señora y no saber cómo era la casa ni como salir de ahí.

En el pasillo, había tres habitaciones, así que mientras mis amigos revisaban una, decidí mirar la otra. Hice mal.

Cuando volví al cuarto que mis amigos estaban, no había nadie. De pronto, alguien me puso un saco en la cabeza, me llevó a algún lado que olía mal, se escuchó un estruendo y un momento después, todo se quedó en silencio.

Comencé a escuchar voces, eran personas, pero parecía que algo les cubría la boca y no se les entendía bien.

Me quitaron el saco, me condujeron hacia afuera de la casa y vi a mi madre ahí fuera, llorando, corrí a abrazarla, no podía ni hablar del susto.

Hoy, seis meses después, estoy viviendo en otra casa, en un mejor barrio, pero sigo sin superar eso. De mis 15 compañeros que fuimos ese día a la casa del señor Morales, la única que salió con vida fui yo. 

A la señora no la mataron, sólo la neutralizaron y la llevaron a prisión, pero dicen que en el camino se escapó, siendo así buscada por la policía. Tengo miedo de que me venga a buscar.

Estaré preparada por si eso ocurre, me han brindado protección, ahora sólo queda esperar.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2018 ⏰

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