Capítulo único

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La tersa piel se amoldaba a la perfección entre sus manos. Steve podría jurar haberle sentido temblar en más de una ocasión, todo gracias a sus caricias. Tan precioso era Anthony, que en cualquier momento podría volverlo loco a él o a cualquiera. Aunque esto último lo veía improbable.

El abrazo duró más de lo esperado, lentamente ambos se fueron separando hasta que llegó el turno de Howard saludar a su viejo amigo. Con una sonrisa radiante, Tony se retiró hacia donde seguramente se daría la fiesta.

¿La razón? Steve volvía luego de una larga temporada de misiones fuera del país. Antes de ser condecorado, el militar debía cumplir una promesa hecha a Howard; pues María oficiaría una cena en donde habría varios invitados, siendo Rogers la estrella de tan magno evento.

Varias personas se habían acercado a saludar a Steve, sin embargo éste estaba en búsqueda de aquel escurridizo chiquillo que le provocaba tantos desvelos.

—Fue muy valiente su acción, Capitán. Por un momento creíamos que ya no volvería. —Halagaba uno de los invitados, uno de los tantos accionistas de la compañía que manejaba el mayor de los Stark.

—Lo importante es que todo salió según lo planeado. —Agregó rápidamente Barnes, en lo que se unía a ese extraño circulo.

Los Comandos Aulladores hicieron acto de presencia también, causando un gran revuelo bajo la atenta mirada de Anthony. Tenía bastante claro que aquella fiesta sería bastante extensa, es por ello que trataría de buscar algo con lo cual entretenerse mientras.

—Un vaso de whisky. —Ordenó al barman, quien veía bastante impresionado al castaño, pues consideraba que era bastante joven para beber de ello. Aún así, Tony recibió su bebida sentándose en una de las sillas altas.

—No sabía que en tan poco tiempo fueses un experto bebiendo licores de primera calidad.

El Capitán habia aprovechado la algarabía para ir en búsqueda de su presa. Lo habia encontrado en una pose bastante particular, viendo como la manzana de Adán subía y bajaba debido al líquido que el castaño bebía, preguntándose si así de deseable se reflejaría Tony al momento en que éste tragaba el semen luego de darle esas magnificas sesiones de sexo oral.

Antes de que la frase fuese respondida, hubo un extenso silencio en donde el joven aprovechó a delinear sus propios labios, borrando toda existencia de alcohol.

—Después de meses era normal que varias cosas cambiaran. —Contestó Tony, sin siquiera dirigir la más mínima atención a Rogers—. ¿No lo cree, Capitán?

—El asunto es saber hasta qué punto han cambiado. —Rebatió con un tono firme, acercándose hacia la barra en donde le indicó al barman la misma bebida habia ordenado el castaño.

La lejanía provocó una inevitable necesidad que fue creciendo. Por parte de Stark, aquello habia ido más lejos, pues ni siquiera podía averiguar con respecto a la llegada del soldado. Lo que por supuesto empeoró el estado de ánimo de Tony. Habia noches en las cuales simplemente el chico ni siquiera podía dormir.

En un principio, fue acercándose lentamente, aunque sus intenciones siempre fueron las mismas; comportándose cortes con Rogers y éste estaba más que maravillado con las atenciones, además de lo atractivo de Tony. ¿Quién podría negarse a tales encantos? Fue así que todo comenzó, hasta que finalmente ambos se mostraron como eran realmente.

Entre besos fogosos y caricias que dejaron marcas por bastante tiempo, Steve y Tony se acostaron. Para delirio del Capitán, el castaño apenas era un adolescente de 17 años, pero no lo reflejaba para nada. La madurez emocional con la cual contaba, lo hacía destacar con personas adultas. Anthony era una verdadera joya en todo sentido.

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