- Escapar del Miedo -

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- Y entonces, ¡PUM!, la bicicleta voló por los aires. Ese día confirme tener la peor de las suertes.
- Comentaba el chico de obscuras gafas. Ambos castaños no pudieron evitar imaginarselo...


"¿Qué tanta mala suerte había que tener para que un maestro arrollase tu bicicleta?


Ambos hermanos de preguntarselo no pudieron contener la risa.


Georgie se la estaba pasando increíble, al fin podía conocer un poco más a uno de los amigos de su hermano. Además, había podido entender porque era llamado "Bocasas Richie". Para él ese chico parecía hablar hasta por sus codos.


Ahora se encontraban de camino a la casa de los hermanos Denbrough pues aunque la tarde era joven, en el vecindario existía desde siempre un toque de queda, y ya tan sólo faltaba poco más de una hora para que fueran las 07:00 pm.

El primero en llegar fue Bill. Éste se detuvo frente a la puerta y entre un suspiro tomo el pomo entre sus manos. En sus pensamientos existía un miedo inexplicable el cual Georgie desconocía.

- Escucha, Georgie, necesito que esperes un momento afuera.
- Dijo Bill intentando no sonar muy nervioso y preocuparlo de mas.

- ¿Qué?, ¿Por qué? - Preguntó el menor con una expresión de desconcierto.

- Richie y yo entraremos por las cosas para la pijamada, tu sólo esperanos aquí, ¿esta bien?. - Le pidió este agachandose a su altura e intentando no crear más confusión en el menor.

Georgie miro hacia los extremos con ineguridad, contemplando las frías cataratas que caían a cada lado del tejado de la casa.

- Esta bien. - Finalmente accedió. Decidió seguir el consejo de su hermano pues aunque no se encontrará muy convencido de las razones qur tenía, confiaba en sus palabras.

Georgie dio un pequeño suspiro que no pasó desapercibido para Bill. Este bajo sus ojos al pequeño, con una expresión sumisa y comprensiva.

- Escucha. Será entrar y salir, nada más que eso, ¿okey? - Le habló de manera calmada y entornando sus ojos en una mirada atenta. Georgie comprobó su amarga corazonada; y es que no podía permitirse no confiar en su hermano ni aunque así lo quisiera.
Sino, ¿En quién más confiaria?.

- Okey . - Le aseguró el menor más convencido y con esa pequeña sonrisa tan radiante hasta en los más fuertes días de lluvia.

El mayor decidió no preocuparse tanto por el menor y entró a la residencia junto con Tozier, no sin antes corresponderle al menor con una pequeña y rápida sonrisa.

Finamente la blanca puerta de la entrada, se cerró silenciosamente frente a él. El menor dejó escapar un ligero suspiro de cansancio y se sentó en la entrada con un gesto espectante, contemplando atento la puesta del sol por sobre el techo vecino.

Las nubes tapaban casi todo el cielo pero eso no le impedía ver como el anaranjado y cálido brillo del sol aún brillaba entre las nubes.
Cuando este cayó, Georgie bajo con él y se dejó recaer en el tapete de la entrada. En lo que las gotas caían y los árboles se mecian, el menor comenzó a buscar formas y más formas. En el cielo, desde las nubes e incluso desde los charcos mientras su mente pensaba en que aventuras le depararían en la pijamada de la casa Tozier.

《 E l   C  i  r  c  o 》 [] BORRADOR []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora