Capítulo 3

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¡Han pasado 84 años!

Enserio. Me pasé y por mucho. Decir que lo siento, sería poco, de verdad no era mi intención abandonar de esa manera mis historias, pero lo cierto es que no me sentía del todo bien para poder actualizar o a veces el tiempo no me ayudaba.

Pero estoy de regreso y con un nuevo capítulo de PASIONES Y ENGAÑOS...

Sólo espero que lo disfruten, y gracias por leer...

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Capítulo 3:

El ambiente estaba demasiado tenso, y James no sabía qué hacer o cómo actuar.

—Papá...— sólo eso atinó a murmurar, estaba ansioso, nervioso, con un montón de emociones.

—Será mejor que te retires, necesito hablar con James— dijo el señor a Karim con una mirada neutra, es como si lo que hubiera visto no le importara.

—Disculpe... yo...

—Sólo vete— ordenó otra vez y Karim simplemente se disculpó, se retiró viendo con preocupación a James, sabía que había cometido un error y debía arreglarlo.

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Una vez solos en la habitación, James quiso que la tierra lo tragase, estaba nervioso, con miedo, su padre no decía absolutamente nada y eso lo ponía aún peor.

—No diré nada de lo que vi a tu madre. En parte, tampoco me interesa lo que hagas con tu vida— habló de pronto el señor rompiendo el silencio que reinaba.

James se quedó quieto y por alguna extraña razón ese comentario no le sorprendió en absoluto, es más, algo en el fondo de él ya esperaba aquello, vaya padre que tenía, odiaba eso, a pesar de estar acostumbrado, sentía tristeza dentro de sí al saber cómo era el comportamiento de su padre (e incluso su madre) con él, era verdaderamente horrible.

—¿A qué viniste?— preguntó James sin rodeos.

—Quiero que des esto a tu madre y que lo firme, es el contrato, bueno, ella ya lo sabrá cuando lo lea— dijo dando algunas hojas a James.

—¿Por qué no se lo das tú?

—Prefiero darte a ti que esperarla, no tengo tiempo— respondió cortante, sabía que su padre y madre después del divorcio a penas y se dirigían la palabra, a no ser de que sean por asuntos de trabajo.

—Está bien, se lo entregare.

Y sin más, su padre acomodó sus cosas dispuesto a irse, James quiso decirle algo, lo que sea pero no lo hizo.

—Será mejor que tu madre no vea cuando estés con tu... bueno, con él. Hará su escándalo— aconsejó —. Y por último, deja de meterte en peleas, tu cara está hecha un asco— dijo sorprendiendo a James de sobremanera, se había dado cuenta de sus golpes, pero sin más, su padre salió de su casa a paso tranquilo sin despedirse.

El chico lo único que hizo fue suspirar cuando su padre se había marchado. Sabía como era y aún así le sorprendió el hecho de que él ni siquiera le preguntara cómo estaba o por qué no estaba en el Instituto, sabía que no debía de esperar nada, ni de su padre y mucho menos de su madre.

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