Prólogo

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[ Alice ]

Dejo todos los libros innecesarios en mi casillero, me toca matemáticas, la materia en la que peor me va. Se acercan los exámenes y estoy segura que más de la mitad los reprobare.

—Dime que tienes la guía de química. —Cierro el casillero para ver a mi mejor amiga.

Niego con la cabeza. —No, solo llevo la mitad.

Hago una mueca, la maestra de química nos ha puesto una guía que la tenemos que desarrollar para poder tener derecho a examen, el problema aquí, es que la entrega es para mañana.

—Demonios. —La oigo murmurar. —Ni siquiera tengo la guía anotada ¡Ni una sola letra!

Frunzo los labios al ver la situación de Hannah, ella siempre hace lo mismo; deja todo a último momento, pero siempre termina estando entre los mejores promedios de nuestra generación. Nunca he sabido su secreto, aunque una vez le pregunté.

Es un secreto que me llevaré a la tumba.

Insistí, pero fue en vano.

—¿Qué harás entonces? —Pregunto mientras pego mi carpeta a mi pecho.

Se encoge de hombros y pasa uno de sus mechones rubios atrás de su oreja.

—¿El plazo es hasta mañana, cierto?

Asiento. —Cierto.

—Ah bueno, no importa. Mañana lo hago.

—¿Crees poder desarrollar veinticuatro temas de química?

Ella abre los ojos como platos, resaltando sus lindos ojos azules.

—¡¿Veinticuatro temas?! —Exclama Hannah llamando la atención de los demás alumnos que están cerca.

—Baja la voz. Hannah. —Pego mi carpeta más a mi pecho. —Y si, son veinticuatro temas. Ya sabes que esa maestra está loca.

Se cruza de brazos. —Tendré que empezar hoy.

Ladeo la cabeza

—Eso dices ahora, conociéndote, te iras con George y se lo pedirás para que le copies.

Suspira. —No puedo, la maestra ya sabe que le he estado pidiendo a él los trabajos.

—Uy entonces tendrás que hacer el trabajo tu sola, que pena. —Hago un puchero para burlarme de ella.

Gruñe. —Maldita perra descorazonada. —Bufa indignada. —Lo peor del caso es que hoy pensaba seguir con mi serie hermosa del papasito de Tyler Posey.

—Pobre, a ti que te encanta esa serie.

—Lo sé, maldita escuela. —Se queja.

Acaricio su cabello con una mano pues la otra sostiene la carpeta.

—Todo estará bien, solo es un día que no podrás ver la serie. Pero mira, si lo necesitas, puedes llorar en mi hombro.

Me da un manotazo.

—Con amigas así, para que enemigas. —Río.

Hannah sigue con sus quejas de que no podrá ver su serie favorita, yo solo me limito a reírme de ella.

—Mira quien está ahí, en la entrada de la escuela. —Escucho la voz de Katherine, una chica de segundo año.

Curiosa, miro a donde ellas indican y es en ese momento cuando mi mundo se viene por completo abajo.

La voz de Hannah se desvanece y mis oídos solo escuchan un ligero pitido, él me voltea a ver y sus ojos azules me miran con intensidad.

Observo como su boca se alarga de lado derecho convirtiéndose en una pequeña sonrisa. Mi corazón se detiene. Mi mente se vuelve en blanco. Mi respiración se detiene y siento como mis mejillas enrojecen con intensidad. Él ha vuelto, pero ¿Para qué?

No lo sé, y en verdad que no me interesa. Lo único que sé, es que no lo quiero en mi vida. No otra vez.

Siento un jalón, y es ahí donde volteo a ver a mi mejor amiga.

—Alice, estas pálida. —Hannah me mira con preocupación.

—Matthew volvió. —Susurro.

Un Idiota Mentiroso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora