A lo largo de mi vida, siempre luche por tener lo que quise aun a costa de los demás, lo acepto he sido egoísta pero ¿quién no es así? Esa es la única manera de sobrevivir en este mundo frío y cruel.
Yo soy, o más bien, era una empresaria exitosa que a pesar de tener tan solo 22 años llegue a uno de los mejores puestos, tenía una casa enorme y mucha gente a mi disposición que hacían lo que yo decía sin importar lo que fuera. Tenían que obedecerme o si no eran despedidos sin piedad.
Eso se convirtió en un vago recuerdo, porque ahora soy solo una pordiosera a la que le arrebataron toda su fortuna, su empleo y su prestigio. Bien dicen que los negocios no se mezclan con amistad, aunque de eso me di cuenta a la mala cuando todos a quienes consideraba mis amigos me dieron la espalda al saber que me había robado todo mi dinero. ¿Acaso es un castigo por ser tan egoísta?
Camino por las calles, mi ropa está sucia y desgarrada, lo único que busco es un callejón oscuro donde dormir, ¿pedir limosna? Eso jamás yo nunca ruego y no lo voy a hacer ahora, ¿robar? Tal vez... a quien quiero engañar, soy la persona más ruin y traidora que alguien pueda conocer.
En la ciudad es imposible encontrar ayuda y siendo honesta yo jamás en la vida le di un solo centavo a alguien de la calle.
Salí de la ciudad y camine varios días por el campo, pero siento que ya no puedo más, no he comido en mucho tiempo y ya no me quedan fuerzas para andar. Trate de seguir caminando, apoyándome con una vara que encontré pero supongo que la usé demasiado puesto que se ha roto y eso me hace caer al suelo. Todo me da vueltas y mis párpados amenazan con cerrarse. Creo que esto es todo, hasta aquí llegué.
- Ssh... No hagas ruido, la despertaras
- ¿Qué le habrá pasado? Se ve muy mal
Escucho voces a mí alrededor pero aún me siento muy cansada como para abrir los ojos, por primera vez en mucho tiempo mi cuerpo se siente ligero.
El lugar en el que desperté era una cabaña de troncos carente de lujos y su aspecto daba a entender que era muy vieja, la chimenea que estaba frente al sillón donde yo estaba seguía encendida, era una sensación muy cálida. Mire a todos lados tratando de encontrar a quien sea que me haya traído aquí, deje la manta con la que estaba cobijada en el sillón y me levante para poder inspeccionar la casa.
Busque por todo el lugar para encontrar a los dueños de las voces que escuché antes pero después de media hora comencé a pensar que realmente lo soñé, salí de la casa y me encontré con un gran huerto de manzanas frente a mí, me aleje un poco de ahí y divise un granero junto con lo que parecía, eran corrales para animales.- ¡Ya despertaste! -una voz detrás de mí me hizo dar un pequeño salto del susto.
- ¡No llegues así! -lo reprendí, era un niño pequeño.- ¿Quién eres tú?
- Me regañas después de que te ayudamos, que mal educada eres -hizo un puchero y luego me saco la lengua.
- Pues tú no eres muy diferente -entrecerré los ojos.
- Parece que Henry tiene una nueva amiga -dijo alguien y luego rió.
- ¿Amigos? ¡Jamás! -dijimos al unísono.
Frente a mí, estaban ese niño que me miraba con poca simpatía y un muchacho más grande que él quien parecía estarse divirtiendo con nuestra pequeña pelea. Ambos tenían el cabello castaño y sus facciones eran muy parecidas así que supongo que deben ser familia. Su hijo o tal vez su hermano.
- ¡Hermano ella me grito! -¡bingo! Son herma...¿espera que dijo? Que yo le... ese niño me las va a pagar.
- ¡Óyeme yo no te grite!