Miedo

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¿Miedo? Miedo es solo una palabra, un sentimiento que toda persona cree tener en una situación de rareza o inquietud. Seguro  que alguna vez has tenido esa sensación, ¿me equivoco? Pues ahora vas leer eso, un relato sobre esa sensación de miedo que todos hemos tenido alguna vez...

Era un día normal como cualquier otro o eso pensaba él. Bruno se levantó, se vistió, desayunó, se lavó los dientes, cogió las llaves y se fue al instituto. Cuando salió de casa aún era de noche. 

Ese día en concreto había mucha niebla, por lo que ver a más de un par de metros era imposible. Bruno comenzó a andar por la calle como siempre de camino al instituto. Se dio cuenta de que se tendría que haber abrigado más ya que hacia tanto frío que apenas podía andar. La niebla acariciaba su cara lentamente mientras caminaba.De repente notó algo, una sensación en la que un escalofrío recorrió toda su espalda, esa sensación que siempre hemos pensado que no quiere decir nada. Si él no hubiese sido como todo el mundo , si se hubiese dado la vuelta, si hubiese hecho el más mínimo movimiento con la cabeza... 

Notó algo en su nuca, ¿una tubería de metal quizás? Pensó mientras caía al suelo sin poder hacer nada, solo sentir la fría sensación de su propia sangre cayendo por su cuerpo. Y de repente sin poder hacer nada tocó el suelo y perdió el conocimiento.

Bruno despertó llevándose las manos al intento de venda que recubría su cabeza. Estaba en un lugar oscuro, húmedo y muy destrozado por el paso del tiempo. Intentó marcharse, pero tenia sus piernas atadas con una soga que a su vez estaba atada a un poste que había en la pared. Se incorporó de la manta en la que estaba tumbado. Donde estoy, donde estoy... Se preguntaba una y otra vez sin obtener respuesta. Pasó un rato y Bruno comenzó a escuchar unos pasos que eran cada vez más cercanos. Cada paso que escuchaba era un momento antes de que llegase su perdición, pensaba mientras, con las fuerzas que tenía en ese momento intentaba quitar la soga de sus pies.

Sonó la puerta y entró un hombre muy confiado con una bandeja en sus manos, se acercó a Bruno y le colocó la bandeja a su lado. Preguntó una y otra vez ¿dónde estoy? ¿qué hago aquí? ¿por qué yo?...  Pero solo obtuvo de ese hombre un come lo vas a necesitar... Bruno no paraba de preguntar una y otra vez, aquel hombre se cansó y cogió un viejo trapo que yacía en el suelo y le tapó la boca, seguidamente se fue y cerró la puerta con llave. El chico vio su oportunidad de escaparse de aquel lugar. 

Empezó quitándose aquel repugnante trapo de la boca, y seguidamente comenzó a tirar de la soga que apresaba sus pies. Tantas eran sus ganas de salir de allí que de tanto tirar de aquella soga sus tobillos empezaron a sangrar. No podía más, cada movimiento de sus manos para intentar arrancar la soga era un dolor imposible de aguantar, pero como parar, en cualquier momento ese hombre iba a volver ¿y para qué? Para nada bueno temía. Cuando iba a darse por vencido vio algo que brillaba a lo lejos. Se acercó como pudo y lo cogió. Era un cristal, lo colocó en la soga y comenzó a cortarla. Lo estaba consiguiendo, se estaba rompiendo, su alegría aumentaba cada vez que un trozo de la soga se rompía. Se rompió, por fin... 

Se levantó como pudo y buscó algo para defenderse cuando aquel hombre volviese. Encontró una tabla de madera en una de las paredes apoyada. Empezó a escuchar pasos acercándose, se colocó detrás de la puerta y esperó a que entrase.

Abrió la puerta y nada más entrar Bruno le golpeó la cabeza con la tabla.El hombre calló al suelo y Bruno empezó a correr sin mirar atrás. Solo veía pasillos que nunca acababan y muchas cajas. Bruno corría y corría sin parar, esquivando todas las cajas. 

De repente apareció otro hombre que le empezó a seguir. Consiguió salir a una zona más amplia pero también sin salida. No sabía donde iba, pero no paraba de correr. Le seguían 2 hombres encapuchados. Llegó a donde creía ser la salida, pero ni mucho menos. Había llegado a una terraza donde la única salida estaba a más de 5 metros de altura. Estaba acorralado por los dos hombres. Qué hacer, cómo escapar... Se preguntaba mientras miraba de un lado a otro para intentar encontrar una salida. Lo único que vio fue un contenedor debajo de la terraza. Los dos hombres se le avanzaron, pero antes de que le pusieran las manos encimas Bruno saltó. Salió como pudo y así, con la cabeza y sus tobillos sangrados, agotado, con la ropa desgarrada y llena de su propia sangre, se vio otra vez acorralado por aquel hombre al que golpeó y otros 3 individuos que llevaban la cara tapada. 

Bruno aun así lo intentó, corrió y durante unos minutos fue libre, pero solo duró eso, unos minutos, tropezó por el dolor de sus heridas y fue recogido por aquellos individuos.

A día de hoy se sigue buscando a Bruno...

Así que ya sabes cuando tengas un escalofrío como el de Bruno no lo ignores, por que puede que no sea nada, pero también puede serlo todo...



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