Capítulo 1. "No estás solo"

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Era un día precioso, hacía un poco calor, pero se podía soportar. El día perfecto para acabar de retocar nuestra nueva casa. Me quedé realmente sorprendido cuando vi que los consejos de mi hermana valieron la pena, me gustó mucho como acabó mi habitación.

- Debo admitir que tienes buen gusto. - solté al aire, sin dejar de contemplar nuestro trabajo. Ella, simplemente, dejó ir una risilla y volteó, dispuesta a salir del cuarto.

- ¡Tessa siempre activa! - exclamó, ya en el pasillo que conectaba las habitaciones con el salón.

Tras juzgar un poco y reirme del optimismo de Tessa, decidí probar la cama, ya que, aparte del sofá, era mi lugar favorito. Por un largo momento observando el techo, decidí que no sería mala idea agradecer a la persona que nos ayudó, que aún estaba en el piso. Vagamente me levanté y llegué al salón, donde estaban mi hermana y mi primo sentados en el sofá.

- Vaya, Adam, pensaba que serías el primero en acomodarte aquí - me miró, dejando su taza en la mesita de café con una sonrisa divertida.

- Era mi intención, - le devolví la sonrisa - pero la cama estaba más cerca. - arrastré mis pies hasta el sofá, sentándome al lado de mi hermana.

- Habéis escogido un buen piso, enhorabuena. - su sonrisa se borró al continuar - Aunque, cuando leí información sobre éste, habían rumores de que hace unos años murió un chico. Creo que tenía la misma edad que tú, puede que un poco más mayor.

- ¿Qué quieres? ¿Asustarnos? - alcé una ceja, cruzando mis brazos - Danny, por favor... Además, como has dicho, es sólo un rumor.

- Oh... pues a mí ya me entró un poco de miedo. - comentó con una sonrisa nerviosa.

- Tessa, deja de decir tonterías. - reí levemente, encogiéndome y pegando mi pecho a las rodillas - En esta casa no hay nadie más aparte de nosotros, ahora tranquilízate. Y Danny, deja de asustarla.

- Bueno bueno, lo siento. - frotó suavemente la espalda de Tessa - Adam tiene razón, es sólo un rumor. Seguramente es falso. - casualmente miró el reloj que teníamos colgado - Oh, ya tengo que irme, chicos.

- ¿Tan temprano? - preguntó Tessa sorprendida por el repentino salto de Danny.

- Así es. Tengo una reunión a las doce. - tras decir eso, empezó a ponerse sus zapatos.

Al despedirnos de él, decidí ir directo a mi habitación para pasar el rato mientas mi hermana cocinaba. Era sábado, así que estaba sin hacer nada productivo. Estaba a punto de cerrar los ojos para echarme una siesta, cuando mi móvil vibró. Vi que tenía varios mensajes de mi grupo de amigos y los últimos eran de salir a tomar algo. Antes de poder levantarme y cambiarme de ropa, escuché un sonido flojo en el suelo. Volteé mi cabeza y vi que era un bolígrafo. Me pareció extraño, pues no había sacado mi estuche en todo el día, pero no le di mucha importancia. Recogí el bolígrafo y lo dejé en el escritorio, seguidamente empecé a quitarme la ropa. Volvió a suceder algo extraño, sentí una leve brisa pasar por mi espalda, pero lo que me provocó escalofríos fue la respiración que sentí en mi nuca. Me giré rápidamente, esperando encontrarme a Tessa, pero no había nadie. Tras analizar la habitación con la mirada, seguí vistiéndome con un extraño sentimiendo de incomodidad.
Llegué casi corriendo a la cocina, encontrándome a Tessa por el camino.

- Ey, ¿estás bien? - preguntó al ver mi estado - ¿Tienes fiebre?

- Ah, no no... Estoy bien... - me sentía a salvo junto a Tessa, así que me relajé un poco - Alice y los demás me invitaron a salir, así que no sé a qué hora volveré.

- De acuerdo, pero no te emborraches mucho. - dijo con una sonrisa, revolviendo mi pelo.

Oh, ¿y es ella la que me lo dice? Si la última vez que salió acabó arrastrándose por el suelo, Papá y yo tuvimos que llevarla a casa. Menudo ejemplo de hermana mayor...
Simplemente suspiré y asentí con la cabeza, no quería recordarle ese día pues se sentía fatal.

***

- ¡Ya era hora! - exclamó Liam al verme - Mil años esperándote aquí, y mira que ahora vives en el centro.

- Lo siento, me dormí... - contesté con una pequeña sonrisa, causando un bufido del chico - ¿Y Alice?

- Está dentro, pidiendo una bebida - murmuró Erik sin quitar la mirada de su móvil.

- ¿Puedes dejar de viciar por un minuto? Te recuerdo que Adam acaba de venir. - dijo, dando un leve empujón a su amigo.

- Lo sé. ¿A quién le hablé hace nada si no? - miró a Liam con una divertida sonrisa.

- ¡Me refiero a que lo saludes, idiota!

Ya empiezan otra vez... En parte me parecen graciosas las reacciones de Liam, pero también me siento mal por él... Erik, a pesar de estar serio y callado la mayoría del tiempo, puede ser un verdadero demonio a veces...

- ¡He vuelto! - exclamó la chica, acercándose a nuestra mesa - ¡Oh, Adam! ¡Qué alegría verte! - con cuidado, puso su bebida en la mesa y se acercó a mí, dándome un abrazo.

El día pasó rapidísimo y era divertido. Como siempre, Erik y Liam no paraban de discutir y, como siempre, tenía que intervenir para que Liam no explotara definitivamente.
Por el camino, ya nos habíamos despedido de Erik y Alice y estábamos a punto de llegar al portal de mi casa. Me extraño que Liam seguía conmigo, pues su casa estaba un poco lejos de aquí.

- Ugh, ese Erik... - soltó con sus manos en sus bolsillos, caminando lentamente a mi lado - Siempre así...

No pude evitar reír, recibiendo un leve empujón del chico.

- ¿De qué te ríes? - su tono agresivo volvió, pero rápidamente intentó calmarse con un suspiro. Noté como sus mejillas se teñían de un color rosado - Lo siento...

- ¿Por qué? - me sorprendieron sus palabras, podría decir que era la primera vez que veía a Liam disculparse.

- ¿No es obvio? - gruñó, poniendo sus ojos en blanco - Por todo eso... mi comportamiento y tal... ¿Y para qué lo digo?

- No pasa nada. - reí, despeinándolo un poco - Eres un buen chaval.

La verdad es que me esperaba una respuesta agresiva, como siempre, pero sorprendentemente no. Simplemente soltó un gracias sin mirarme a la cara en ningún momento. Me pareció extraño, pero creí que sería mejor no decir nada. Lo que me sorprendió aún más fue que se detuvo. Volteé para verle, me estaba empezando a preocupar.

- ¿Todo bien?

No recibí ninguna respuesta. Me acerqué un poco más, pasando mis dedos por su frente, apartando el flequillo, y poniendo mi mano en éste.

- ¿Te encuentras bien? Fiebre no parece que tengas...

- ¡No me toques! - apartó mi mano violentamente, haciendo que me tirara para atrás - Yo...  - estuvo por un momento en silencio y sin acabar la frase empezó a correr en dirección contraria.
No sabía qué pensar. ¿Sentirme culpable? Pero, que yo recuerde, no hice nada malo. ¿Seguirle? Dudo que quiera verme ahora.

***

Estaba descansando en el sofá, mirando fijamente la pantalla de mi móvil. Le había enviado mensajes a Liam, pero no me contestaba. No podía estar quieto, el sentimiento de preocupación no me dejaba en paz. Tan nervioso estaba que ni siquiera me di cuenta de la presencia de Tessa.

- Adam, ¿qué pasa? - preguntó dulcemente, sentándose en el brazo del sofá.

- No, nada... - murmuré, retirando el brazo que tapaba mis ojos de la luz - Estoy cansado, es todo.

De repente, desde el pasillo se escuchó la voz de Tessa, preguntando algo. Un sentimiento de terror me invadió. Abrí los ojos y me incorporé, mirando a mi alrededor. No había nadie. La habitación se hundió en un silencio terrorífico que fue roto por la aparición de Tessa por la puerta.

- ¿Estabas hablando con alguien por teléfono? - preguntó extrañada - Te escuché desde la habitación.

- Ah... S-sí, con Alice. - mentí, con una sonrisa nerviosa en los labios.

Muy bien, ¿qué fue eso? Claramente escuché la voz de Tessa. Y es imposible que esté en dos lugares al mismo tiempo. Será por el cansancio... ¿no?

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