CAPÍTULO 3: ELLA ES MÍA.

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Mi dilema comenzaba ahora ya que Hyung Sik me pidió una explicación pero como decirle todo esto, si después lo utiliza en mi contra; ahora me encuentro encerraba en su baño tratando de buscar una salida de esto sin contar todo mi pasado, tenía miedo como nunca lo había sentido

– Isabella sal ahora mismo o entrare por ti – su voz sonó fuerte e imponente como siempre – uno... dos... – no me quedo de otra que abrir la puerta – eso es buena chica

– Yo necesito dormir, mañana hablaremos – trate de salir pero me cargo dejándome sobre la cama

– Tus cosas están aquí, las mande a traer no quería que tu hermano te volviera a lastimar, así que habla por favor – respire profundamente – confía en mí te prometo que no lo usare en tu contra

– Hui de casa cuando tenía 15 años, el que se dice mi padre tenía la intención de casarme con un hombre de 35 años todo con tal de concretar su sociedad, cuando me entere se lo dije a Luis él siempre me protegió y dijo que nunca dejaría que me hicieran ningún daño, pero mintió

– Él no te ayudo – asentí ante su comentario – y ahora quiere llevarte de vuelta para que te cases

– Ese hombre de ahora 40 años aún sigue con la esperanza de que mi padre me entregue; fue por esa razón que cambie mi apellido de Montemayor a Ruiz

– ¿Y tu madre?, ella está de acuerdo con lo que hace tu padre

– Mi madre falleció cuando tenía 10 años, pero apuesto que ella no me defendería siempre fue sumisa ante mi padre, lo que él decía ella lo acataba como una orden, fueron infinidad de veces las que la mando al hospital con golpes, hasta que ella ya no pudo más y se suicidó – de nuevo las lágrimas abandonaron mis ojos de inmediato Hyung Sik las retiro de mis mejillas con sus dedos de manera delicada – creo que llego el momento de irme, de desaparecer sin dejar rastro

– Eso no lo voy a permitir – me jalo hacia él y me abrazo de manera ¿Protectora? – yo si te prometo que jamás harán algo que te dañe – se alejó de mí y coloco un beso en mi frente – cámbiate y duerme aquí yo tengo que hacer algo, volveré tarde

Sin decirme más me dejo sola en su habitación y como dijo mis maletas estaban ahí, tome mi pijama para tomar una ducha larga ayudándome a decidir lo que haría y en definitiva tendría que irme nuevamente, desaparecer como hace años lo hice tendría que hablar con Amelia para que me consiga un vuelo quizás a Rusia para que me valla con el tío Russef o a Argentina con Monserrat la amiga de mamá; al salir me senté en el sofá cepillando mi cabello, el cansancio llego y sin dudarlo me adentre bajo las sabanas pero el sueño no llegaba, unas horas más tarde escuche entrar a alguien a la habitación y de inmediato supe que era mi jefe, su fragancia es inconfundible; pasada una hora lo sentí adentrarse a la cama e inmediatamente se acercó a mí

– Sé que aún no estás dormida – pasó su brazo debajo de mi cuerpo y el otro sobre mi cintura – hable con mi abuelo y me dijo que mañana mismo te llevara directo a casa que ahí estarás a salvo hasta que encontremos una solución, por ahora descansa pequeña

Sus brazos me atrajeron más hacia él dándole calor a mi espalda, sus manos tomaron las mías cruzándolas en mi pecho, cerré mis ojos y poco a poco el sueño se apodero de mi cuerpo dejándome en un estado de inconciencia.

Mis ojos se abrieron al escuchar el tono de mi teléfono, intente moverme pero Hyung Sik continuaba abrazándome y sosteniendo mis manos

– No contestes, déjalo que suene – acomodo su cabeza en el hueco de mi cuello dejándome sentir su respiración

– Puede ser una emergencia – me moví tratando de zafarme pero solo logre que me tomara con más fuerza sin llegarme a lastimar

– Ya dejo de sonar... – sus palabras se vieron interrumpidas por el timbre del celular – bien contesta

MI LINDA SECRETARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora