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Era un viernes como cualquier otro, la diferencia era que ese fin de semana no saldría, me quedaría en casa.

---¡Maldición! Se fue el cable.

Andrea era mi mejor amiga, y justo ahora se encontraba en mi casa, habíamos organizado una pijamada sólo entre las dos.

---¿Por qué no tienes un smartv como la gente normal?

Tengo 27 años, vivo sola y aún no me he graduado de la universidad, tengo un trabajo mediocre razón por la cual el dinero me alcanza con las justas.

---¿Tu lo vas a pagar?

Mi amiga rodó los ojos y yo solo sonreí triunfante.

---¿Y ahora que hacemos? Estoy aburrida.

Interrogó la castaña, yo por mi parte, me la estaba pasando bien, acostada en la cama. Afuera llovía a cántaros y así era más rico dormir.

---No sé tu pero yo dormiré, buenas noches.

Me giré dándole la espalda a Andrea.

---¡Esto no es justo! ¡Yo no tengo ni pizca de sueño! ¿Qué se supone que haré?

Dejé de prestarle atención a mi amiga y me concentré en dormir, no estaba de humor para aguantar sus berrinches.

Estuve a punto de quedarme dormida cuando escuché que abrió la puerta principal de la entrada.

¿Se había ido?

Iba a levantarme hasta que escuché que volvió a ingresar nuevamente al departamento.

Fingi seguir dormida mientras ella regresaba hasta la habitación, la escuché hacer sonidos raros cuando presa de la curiosidad voltee a verla.

---¿Se puede saber que carajos haces?

Andrea parecía ensimismada en sus pensamientos pero  rápidamente pude notar que llevaba consigo una especie de tablero.

---¿Me estas escuchando?

Pareció salir de su ensoñación cuando se giró para verme.

---Mira lo que encontré, el chico del apartamento 21 lo dejó junto a su basura.

Suspire fuertemente.

---¿Es enserio? ¿Ahora te dedicas a urgar en la basura ajena? Que bajo has caído amiga.

Reí ante mi propio comentario.

---Sabes que siempre me ha llamado la atención este tipo de cosas, ya sabes, lo paranormal.

Me levanté de la cama para acercarme a ella.

---¿Eso es un...

Puse mis ojos como platos, no podía creer lo que mi amiga tenía entre sus manos.

---Un tablero de ouija.

Respondió mirándome con una sonrisa macabra y una mirada oscura.

Tragué saliva con pesadez.

---¿Jugamos?

Propuso cambiando su expresión por una más normal.

---Esta bien.

El sueño ya se me había quitado y no tenía nada mejor que hacer, además, sabía lo insistente que podía llegar a ser Andrea cuando algo se le metía en la cabeza.

Nos acomodamos de tal manera que ambas nos encontrábamos alrededor del tablero, la una estaba frente a la otra. Tomamos con nuestras manos derechas el pequeño triángulo.

---¿Sabes como jugar esto?

Interrogue, ya que yo no poseía ni la más mínima idea.

---Haremos preguntas, las cuales serán respondidas, el triángulo deberá moverse solo, nosotras seremos solo el soporte.

Parecía convencida de sus propias palabras.

---De...de acuerdo.

Llevábamos un par de minutos haciendo preguntas y no ocurría nada en lo absoluto, mi brazo empezaba a dolerme.

---Esto no funciona, es una vil patraña.

Bufé con fustracion. Andrea en cambio, parecía bastante concentrada.

---No se seas impaciente espera solo un poco más.

Desganada le hice caso.

---¿Hay alguien ahí?

Rodé los ojos tras su pregunta, esta era la décima vez que hacía la misma interrogante.

Miré a mi amiga cuando sentí claramente como el puntero empezó a moverse con lentitud.

---¿Lo estas moviendo? ¿Verdad?

Le pregunté. Ella solo me miró con seriedad y sorpresa.

Movió su cabeza en negativa. No mentía, la conocía tanto que sabía cuando lo hacía o no.

El triángulo había apuntado a la letra s y posteriormente la i.

---¿Preguntemosle algo en particular?

Exclamó Andrea con gran emoción, esto parecía divertirla, muy por el contrario de mi que estaba aterrorizada.

---¿Eres un espíritu?

Nuevamente obtuvimos como respuesta un contundente .

Antes de que preguntaramos algo más, el puntero empezó a moverse solo, alcancé a tomar un esfero y una hoja para apuntar la frase que éste había formado.

"No lo invoques"

Esa era la frase que el triángulo había formado, luego de aquello no hubo más actividad.

---Uuuy que miedo me dio.

Hablé con todo burlón.

---No te burles, esas cosas son serias.

Mi amiga y yo, ya estábamos acostadas, listas para dormir.

---Si claro, apuesto a que tu moviste el triángulo todo este tiempo.

Reí divertida.

No obtuve ninguna respuesta por parte de Andrea.

Aquella noche tuve pesadillas en las que me veía a mi misma muerta.

Desde aquél día mi vida cambió...

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xoxoxo

No lo invoquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora