Un día entre sábado y domingo [Oneshot]

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Jeongguk estaba pensando en la cena de esa noche cuando el coche aparcado que había acabado de pasar se movió un par de centímetros a la derecha y un sonido como de latas aplastadas lo hizo dar un saltito en el aire.

Al instante, se transportó a su primera vez en el cine en Seúl. Yoongi lo había llevado a ver la octava película de "Rápidos y furiosos" con su primera paga en el taller de mecánicos más sucio del mundo. A Jeongguk casi se le habían saltado las lágrimas al ver el cinema, con su olor a palomitas de maíz y grasa, y las largas filas para las salas.

—¿No crees que es mala idea ver la octava película de la serie?—había intentado discutir Jeongguk, aunque era el primero en la fila y saltaba en las puntas de los pies de la emoción.

—Es "Rápidos y furiosos", niño—respondió Yoongi, intentando ocultar de manera disimulada sus manos desaliñadas en los bolsillos—. No nos hemos perdido mucho.

Y Yoongi había tenido razón. A pesar de que Jeongguk no había visto ninguna de las películas anteriores, pudo disfrutar de los personajes y las carreras y las explosiones. El mundo se redujo a la enorme pantalla frente a sus ojos que veía por primera vez. Ese día, aunque odiaba cómo le quedaban las manos a Yoongi después del trabajo, lo agradeció con todo su corazón. Había sido gracias a él, y sólo a él, que ambos podían darse esos pequeños lujos en la vida.

En "Rápidos y furiosos" había muchos accidentes de auto. Y el sonido había sido igual al que Jeongguk había acabado de escuchar.

Le tomó un par de largos segundos, lentos como el paso de un caracol, para librarse del susto. Todavía tenía sus viejos pantalones de chándal y la mochila con el uniforme que Hoseok había elegido para todos pulcramente doblado dentro. Pensó que no era la persona adecuada para tratar con esa clase de situaciones. Sin embargo, se obligó a caminar hacia el coche aparcado que ahora estaba torcido en la calle y el impresionante vehículo que lo había empujado. Tuvo que parpadear varias veces, confundido, porque ese otro, el deportivo, parecía recién salido de "Rápidos y furiosos".

A primera vista, no parecía haber daños. La pintura del coche aparcado había sufrido unos rasguños, pero nada grave. El auto deportivo estaba intacto. Aun así, había en el aire un silencio casi sepulcral y a Jeongguk se le puso la piel de gallina.

Un chico salió del auto deportivo. Vestía una camisa de seda y un par de pantalones negros sujetos con un cinturón de cuero. En sus zapatos había una incrustación de un par de letras doradas que Jeongguk no pudo distinguir por la luz. Tenía anillos en los dedos y un arete largo y plateado en la oreja izquierda. Era, como a Yoongi le gustaba decir, uno de esos ricos bastardos.

—¿Estás bien?—preguntó el extraño, con una voz grave que no concordaba con su cara bonita. El cabello le caía en largos mechones sobre la frente hasta el punto en que Jeongguk apenas podía ver sus ojos—. ¿No te has hecho daño?

Jeongguk miró hacia atrás, confundido. ¿Estaba hablando con alguien más? Luego, se sonrojó hasta las orejas al darse cuenta de que él era la única persona en la calle. El sonido del accidente debió haber sido muy bajo, porque no atrajo curiosos. Abrió varias veces la boca, avergonzado, y no pudo articular palabra.

—¿Te lastimé?—continuó preguntando el extraño. Dio un par de pasos ágiles hacia Jeongguk, dejando uno de sus zapatos, abiertos en el talón, atrás. Así, con un pie descalzo y la boca torcida en una mueca preocupada, le puso a Jeongguk las manos en el pecho y lo tocó—. No pareces estar herido.

Jeongguk sintió que el sonrojo se extendía hasta su cuello. Si lo viera Yoongi, lo habría reñido. Varias veces le había dicho que ser tímido estaba bien, pero a veces tenía que armarse de valor para enfrentarse al mundo. No había muchas personas que entendieran lo que Jeongguk sentía cuando se encontraba frente a los extraños.

Un día entre sábado y domingo | BTS | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora