A ella le gustas.

125 16 14
                                    

—Mamá—La pequeña niña tiro del vestido de su madre, buscando llamar su atención que en aquel momento se encontraba sobre un paquete de arroz, que tenía en sus manos, y en la desconocida mujer a la cual de vez en cuando dedicaba una leve mirada.

Saliendo de aquel extraño trance en el cual se encontraba, Luna fijo la vista en su hija, para finalmente depositar el paquete en el carro de compras al tanto que comenzaba a avanzar por el pasillo. — ¿Sí? ¿Qué sucede?—

— ¿Esa señora te gusta?—Peridot preguntó, muy segura de que recibiría una respuesta afirmativa.

Peridot era muy inteligente para su edad, y tenía certeza del como su mamá parecía sentirse por la extraña, tantas veces que se la encontraran ya fuera en aquel mismo supermercado o en algún otro sitio de la pequeña ciudad, su madre siempre parecía ser feliz con solo verle. Aunque nunca parecía ser lo suficientemente valiente como para intentar acercársele.

— ¡N-no!—Luna tosió, buscando que su hija no notara el ligero temblor que pareciera haberse asomado en su tono de voz. —No, en lo absoluto, ¿Por qué lo preguntas?—

—La estás mirando mucho y siempre lo haces—

—No, no es así—Intentó mostrar una actitud mucha más sería, esperando convencer a su hija con ello. —Solo deben ser imaginaciones tuyas, hija—

—Mamá, siempre me has dicho que no mienta, así que no lo hagas tú—

—No estoy mintiendo, además no es momento para hablar de esto, Peridot, cuando estemos en casa sí, pero ahora no—Luna procedió a caminar un poco más rápido en busca poder alejarse de aquel pasillo lo más pronto posible, esperando que su hija le siguiera y así de alguna forma escapar de sus cuestionamientos.

Sabía que era imposible y que huir de la escena expresaba un claro grado de culpabilidad, mas valía la pena intentarlo. Aunque que era algo seguro que terminaría comprándole algo que le gustara a la pequeña para así distraerle finalmente del tema, era lo que tendía a funcionar la mayoría del tiempo.

Era más claro que el agua.

Peridot sabía que su madre nunca sería lo suficiente valiente como para admitir sus sentimientos por la otra mujer, por lo que era su deber el decir lo que su mamá sentía para lograr que esta fuera efectivamente feliz. Además, quién sabe, siendo feliz su madre podría comprarle el alíen de peluche extra gigante que tanto quería, no es que ese fuera el plan inicial desde un comienzo. No, no, no, la felicidad de madre era más importante.

«Nyahahaha, ¡El plan es perfecto! Sin duda», pensó la pequeña sabiendo muy bien el cómo debía de poner en marcha su plan.

La operación cómo obtener al alie-... Es decir, hacer feliz a su mamá, entraba en acción. Y tan pronto como la idea se hubiera implantado en su mente ya se encontraba caminando lejos del carro de compras, en busca de la otra mujer.

— ¿Te parece si compramos...? —Luna dirigió una mirada a su lado esperando encontrar a su hija ahí, mas no logro verle por ningún sitio cercano en actual pasillo en el cual se encontraba.

¿Peridot? ¡! ¡¿Peridot?! ¡¿Hija, dónde estás?!— ¿Dónde rayos se había metido esa niña? Dejando de lado el carro, con lo que ya hubiera tomado para comprar, se aventuro en busca de ella, era tan pequeña cualquier cosa le podía pasar si andaba sola por ahí.

Debía de encontrarla rápido.

-xxxxxxxxx-

No habiéndose tardado demasiado, más de un minuto o dos, en encontrar a la desconocida mujer, Peridot se hubiera aproximado a su lado, a un paso un tanto apresurado, para tirar, con no mucha fuerza, de la ropa ajena esperando de esa forma acaparar la atención que deseaba. —Oiga—

A ella le gustasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora