Ya podemos hablar de boda

1K 57 40
                                    

Martes, 24 de junio de 2019

David

14:35
Levanto la vista de la pantalla del móvil cuando escucho su nombre en la televión. Me incorporo en el sofá y alcanzo rápidamente el mando para subir un poco el volumen.

“Ya podemos hablar de boda”, así de tajante confirmaba Chenoa cuáles son sus próximos planes. Desde el pasado mes de febrero, que salían a la luz sus primeras imágenes... -durante un par de segundos me quedo completamente embobado mirando la pantalla, supongo que hasta que mi cuerpo es capaz de conectar las dos neuronas necesarias que me hacen comprender aquella información.
Aunque no se lo reconociera a nadie, estaba al tanto de las últimas noticias. Cómo no iba a estarlo si era ELLA la protagonista de estas.

Volví a prestar atención al programa cuando pusieron unas imágenes de
ellos dos posando en algún photocall. El corazón me empezó a latir con fuerza cuando fui consciente de su sonrisa. Esa que en algún momento me dedicó solo a mi y que hacía bastante tiempo no veía en ella. Llamémosle bastante tiempo, o los meses que hacía desde que había pasado eso... bueno si eso, dejémoslo en eso. Sentí celos por primera vez de verdad al ser consciente de cómo lo miraba, de que a diferencia de sus anteriores parejas, a él si lo miraba con ese brillito tan suyo en la mirada.

-¡David! ¡David! -carraspeo para intentar disolver el nudo de mi garganta y alcanzo el mando de la tele justo a tiempo para cambiar de canal, antes de que Rosanna aparezca algo alterada por la puerta del salón.
-¿Estás sordo o algo? ¿No escuchas a Matteo llorar? -me recriminó de mala manera.

-No, no lo había escuchado... sabes de sobra que...

-¿Te parece normal que todo lo tenga que hacer yo? No puedo ni echarme la siesta un rato... -me interrumpió sin dejarme terminar la frase. Suspiré algo harto de la misma discusión que se repite con ya demasiada frecuencia.

-Rosanna, no empieces con lo mismo de siempre... me estoy empezando a cansar ya.

-¿Cansado de qué? Si te pasas los días fuera de casa. La que aguanto al niño soy yo...

-No vayas por ahí. En ningún momento te he dejado sola con él. Siempre han estado mi madre o tu familia contigo. No es justo que me eches en cara esto. Te recuerdo que cuando estoy fuera de casa es por trabajo, no estoy de fiesta por ahí. Tú no puedes decir lo mismo. -y al mismo tiempo que por mi boca salían esas palabras me arrepentí de haberlas dicho.

-¡¡¿¿Perdón??!! ¿¡He escuchado bien!? -ya está. El lío formado. El nivel de los gritos estaba pasando límites peligrosos. Pero ya estaba harto de sus continuas quejas por lo mismo.

-Si, me has oído perfectamente, no te hagas más la tonta. Además lo dices como si el niño fuera una carga. Te recuerdo que la idea de tenerlo fue tuya, y casi ni me lo consultaste. Ahora hay que apechugar con las consecuencias. -abandoné el salón oyendo sus gritos de fondo pero sin prestarle demasiada atención a lo que decía.

Subí a la habitación de Matteo y lo cogí en brazos de la cuna donde continuba lloriqueando. Lo pegué por completo a mi pecho y dejo un beso sobre su suave cabecita a la vez que noto como se calma casi al momento.
De lejos escucho un portazo y me asomo con cuidado por la ventana para ver cómo Rosanna se dirige hacia el coche. Suspiro derrotado con la situación y me siento en la mecedora de al lado de la cuna con el niño. Lo acomodo entre mis brazos y enseguida se vuelve a quedar dormido. Mi mente se olvida de la discusión con Rosanna en cuanto SU nombre vuelve a aparecer en mi cabeza.

Se la ve tan feliz e ilusionada que me siento un egoísta por sentir celos. Al fin y al cabo, es lo mismo que ella ha tenido que sentir durante todos estos años. Es injusto que le reclame nada, y más aún después de lo que pasó en diciembre. Ya he perdido la cuenta de las veces que hemos tenido la misma conversación a lo largo de todos estos años, pero es verla y mi corazón se olvida del resto del mundo.

Tú Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora