En la boca del lobo

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Flashback
Martes 11 de diciembre de 2018

Dejé el movil sobre la mesa del camerino después de terminar de  grabar unos vídeos con trocitos de algunas canciones que iba a cantar esa noche. Por supuesto, no podían faltar mis último dos singles Perdón y A partir de hoy, pero lo que me tenía se los nervios aquel día eran canciones que ya tenían sus años. Dígale o Mi Princesa, solía cantarlas en mis conciertos, pero hacía demasiados años que no las cantaba con ELLA delante.

Nadie en las redes sociales se esperaba lo que iba a pasar aquella noche, ya se habían encargado desde la discográfica que aquella reunión de compañeros de cadena fuera Top Secret, porque claro, hacer publicidad de un acto donde Bisbal y Chenoa iban a coincidir, aunque solo fuera de manera física en un mismo lugar, no les interesaba. Y viéndolo así, podía ser una gran sorpresa pues tampoco el resto de los compañeros sabían que actuaría al final del acto.

-¡David, cinco minutos! -gritó alguien de realización tras dar un par de toques es en la puerta de mi camerino. Sonreí entre dientes nervioso por la anticipación. Me moría de ganas por salir ahí y ver su cara de sorpresa al verme aparecer en el escenario. Ya la tenía localizada por alguna foto que había visto por Twitter, y llamémosle coincidencia o simplemente suerte, pero se había sentado justo delante de mi sillón de coach de La Voz.

Di un último repaso a mi reflejo en el espejo y armandome de valor, que buena falta me hacía, abrí la puerta del camerino y recorrí los pocos metros de pasillo que me separaban de los técnicos de sonido y mi guitarrista Ludovico, que estaban terminando de prepararlo todo.
Me colocaron los in ears, y cuando quise darme cuenta, estábamos a punto de entrar en plató.

-¿Todo bien? Te noto nervioso... -me comentó Ludo señalando con la cabeza mi mano que no paraba de atusar los rizos de mi cabeza.

-Si si... todo perfecto... -susurré rápidamente notando que no me quitaba ojo de encima.

-Bien. Porque todavía no sé cómo has conseguido que te dejen hacer esto...

-Ni yo. Supongo que no sabrán quién va a estar entre el público. -Ambos soltamos una sonora carcajada y dejó un cariñoso golpe en mi espalda dándome ánimo.

-Disfrutalo... no creo que tengas muchas más oportunidades de hacer algo así...

-Lo sé Ludo... -bajé la mirada al suelo perdido en mis pensamientos. Sólo volví a la realidad cuando escuché a Jorge Fernández despedir el acto, y numerosos aplausos del público.

-Nos toca, vamos. -Cogí aire como pude, luchando contra el nudo de mi garganta y salimos con paso firme al escenario.

Algunos de los invitados ya se habían empezado a levantar de sus asientos, pero en cuanto los primeros acordes de la guitarra comenzaron a escucharse, se volvieron hacia el escenario. Los vítores subieron notablemente de volumen cuando el foco iluminó mi cara, y con una gran sonrisa llegué hasta el centro del escenario.

-¡Buenas noches! Buenas noches, a todos, a todas. Un placer estar aquí. En mi casa, en el plató de La Voz... -dirigí la mirada por primera vez desde que había subido al escenario en dirección hacia donde sabía que estaba sentada, y enseguida la vi. Una media sonrisa pícara ocupaba sus labios a la vez que nuestras miradas se cruzaban por primera vez esa noche. Rápidamente traté de improvisar algo para no quedarme callado como un ímbecil. -Por cierto... hay un señor sentado en mi silla... -dije rápido y me sirvió como excusa perfecta para seguir mirando en su dirección. El público soltó una sonora carcajada y yo me coloqué la solapa de la americana sin saber qué hacer con las manos muerto de nervios. -Te la dejo, por un rato, ¿vale? -seguí con las bromas no sintiéndome capaz de controlar mi garganta para cantar. -Sin embargo la de Rosario y las de los otros coaches están disponibles. -Cogí aire como pude para relajar la garganta y seguí hablando. -Bueno, pues venimos aquí con un poco de espíritu navideño a cantarlos, a disfrutar un poquito... la idea es que ya se relajen ehh, y ahora me vais a acompañar cantando algunas canciones que he traído con el maestro, Ludovico Vagnone, un fuerte aplauso para él... -aproveché los segundos que duraron los aplausos para disimuladamente mirar en su dirección. Me volví a encontrar de lleno con su mirada, y los escasos instantes que nuestros ojos se cruzaron, me transmitió tranquilidad,  paz, como siempre que estábamos a punto de salir al escenario y yo acababa igual de nervioso de lo que estaba en ese momento.

Tú Y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora