(( N/a; Ya tenía ganas de escribir algo de Saeran/Ray tras los feels de su ruta, no he podido evitarlo, vi ese comic y me vi inspirada, espero que os guste tanto como a mi escribirlo ))
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Cerraste la aplicación del messenger tras haber terminado el último chat abierto hasta el momento en el cuál habías disfrutado de una agradable conversación junto a Jumin. Ya habían pasado cinco días desde tu incorporación a la RFA y no te cansabas de escuchar los negocios de gatos que el empresario deseaba realizar, aunque siempre te sentías mal por la pobre Jaehee por tener que manejar esas descabelladas ideas.
Suspiraste dejando el móvil en la mesilla para seguido levantarte de la cama, en la que llevabas rato sentada, dirigiéndote a una de las ventanas de la habitación. Mirar las vistas siempre te ayudaba a relajarte y pensar con calma, aquella conversación había sido gratificante y aún así no podías quitarte ese sabor amargo de la boca, no sabías que pasaría de aquí en adelante ni que hacer, te habías metido en una tormenta sin saber cómo actuar, necesitabas con urgencia ordenar tu pensamientos.
Las palabras de V cruzaban de un lado a otro de tu mente desde aquella noche en la que os visteis por primera vez en el jardín, ahora sabías que ellos eran reales y que lo más probable era que estuvieras siendo utilizada, podrías haberte ido junto a él pero no, aún así te habías quedado, ¿por qué?
La imagen de Ray vino a tu mente, claro, todo era por él, te habías quedado por aquel chico inseguro, tímido y dulce que adoraba las flores y al que querías con toda tu alma. No podías abandonarlo, de ninguna manera te irías de aquel lugar sin él a tu lado.
El sonido del tono de llamada del móvil te hizo despertar de tus pensamientos, fuiste a la mesilla para mirar la pantalla iluminada que mostraba la llamada entrante de Ray.
Sonreiste como una idiota al coger el móvil y aceptar la llamada.
–¡Oh! Qué velocidad, no esperaba que contestaras tan rápido. –
Reíste dulcemente.
– Por supuesto que lo cojo rápido, lo mejor del día es cuando me llamas Ray –
Al otro lado de la línea el muchacho era un manojo de nervios, su sonrojo se hizo notable.
– M-me alegra, mi mejor momento del día también es cuando por fin puedo parar un momento y escuchar tu voz, aunque sería mejor si pudiera estar a tu lado mientras hablas –
Ahora fue tu turno de sonrojarte, así era vuestro día a día.
– Entonces cuando puedas ven a verme, estaré esperando el momento con ganas, bueno Ray cielo cuéntame, ¿qué tal tu día? –
Te mantuviste en silencio moviéndote a la ventana de nuevo mientras escuchabas su voz, centrando tu mirada en el cielo estrellado, dejando que específicos pensamientos revolotearan en tu mente.
– Basta de hablar de mí, no merezco tanta atención, lo importante aquí eres tú, ¿Qué tal tu...? –
– Ray, ¿por qué no abandonamos este lugar? – aquello pasó por tu mente y al momento lo soltaste interrumpiendo al chico antes de que pudiera terminar su pregunta.
– ¡Qué dices! ¿En que estás pensando? Sabes que eso no es posible, ya te dije lo que les pasa a aquellos que se intentan descarrilar, ¿acaso el veneno en las palabras de V te ha afectado? – su tranquilo tono de voz se vio alterado, tus palabras lo pillaron por sorpresa.
No era tu intención sacar aquel tema, pero ahora no ibas a echarte atrás, debías decirle lo que comenzaba a rondar por tu cabeza.
– Por favor Ray cálmate y escúchame – tomaste aire preparándote para soltarlo todo – ¿No estaría bien olvidar todo? El pasado, la guerra, el dolor, dejarlo todo atrás y escaparnos lejos juntos – pausaste levemente – Piensa en todo lo que podríamos hacer juntos fuera de este lugar de locos, podríamos sonreír juntos, trabajar juntos, llorar juntos, ya no tendríamos que estar solos nunca más, nada me haría más feliz que pasar mi vida a tu lado Ray... –
Paraste en seco al sentir las lágrimas recorrer tus mejillas, habías comenzado a llorar, pasaste la manga de tu jersey rápidamente para secarlas.
– L-lo siento, creo que he hablado demasiado, no pretendía soltar tanto, que estúpido de mí... –
Al no recibir respuesta de su parte te alarmaste.
– ¿Ray? –
Pusiste más atención en los sonidos al otro lado de la línea, pudiendo notar ahora un leve sollozo del otro lado. Ray intentaba contestarte con todas sus fuerzas pero las lágrimas no paraban de salir de sus ojos impidiéndole hablar con normalidad, no sabías cuanto tus palabras le habían llegado.
– No, no pares por favor – su voz se notaba quebrada – Por favor, sígueme contando sobre tu sueño de vivir junto a mí por siempre –
Aquella pequeña conversación se había convertido en un punto de inflexión, aún quedaba mucho que pasar hasta poder abandonar Magenta, no iba a ser fácil, pero ahora estabais a un paso más cerca de conseguirlo.
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