En ese momento... la bruja en su agonía dijo:
"-En el momento en el que la rosa del tiempo se detenga, tu alma será condenada... No iras ni al cielo ni al infierno, tu alma vagara eternamente sin rumbo ni destino... De ahora en adelante cada acción tuya desencadenara en desgracia para la humanidad, a la que dices proteger... Y si queréis deshaceros de esta maldición... Debéis dar esa rosa...-"
En ese momento la bruja señalo con su dedo pútrido mientras se deshacía, una rosa cercana y observe como los últimos vestigios de magia oscura envolvía la rosa, deformándola y dándole un aspecto tétrico... observe como la esencia viva de la rosa era desgarrada por la magia negra mientras la misma magia se apoderaba de mi cuerpo haciéndome sentir el infierno en carne viva mientras mi alma era arrancada de mi cuerpo para entrar en lo que sea que se estuviera deformando la rosa. El dolor alargaba los segundos, no lo soportaba, pero este atenuó después de un rato y con la poca energía que me quedaba observe en lo que se había convertido la rosa: un reloj de bolsillo el cual emanaba una cantidad obscena de pútrida magia negra.
"-... Esa rosa a una persona... De alma pura... una persona que os ame y vos améis... seréis uno con el otro... Sera tu compañía hasta que el tiempo muriese y os ayudara en la redención de todos vuestros actos durante la época de desgracia que se aproxima... Vivires lo suficiente para encontrar vuestra compañera y purificar vuestra alma junto a la de ella, vuestra redención se completa... ¡Ahora iros y comenzad vuestro eterno viaje maldito, buscad la solución a vuestra maldición y redimiros de vuestros pecados!- concluyo la bruja mientras reía de una forma espantosa y su cuerpo se desintegraba formando una singularidad en ese espeso bosque.
Estaba exhausto, apenas podía moverme y el dolor ya era soportable, intenté levantarme para recoger el reloj... estaba a un metro de distancia, pero en ese en ese momento sentí como la singularidad se hacia inestable y desataba una explosión... Con la poca energía que me quedaba conjure un sello en forma de escudo para que me protegiese de lo que pudo ser un golpe letal...
Me desperté en una cueva, una fogata iluminaba un poco la zona, las rocas estaban puestas de un modo particular, como si de un asentamiento se tratase. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero al parecer fue bastante. Inspeccione un poco, el reloj estaba sobre una piedra y pasaba algo de luz al interior de la cueva. Cuando me di cuenta llego un humanoide, bastante alto, peludo, tenía las manos y los pies bastante grandes, me atrevería a decir que es un yeti delgado.
-Oh, te despertaste.- dijo el humanoide.
-¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?- pregunte.
-No sé, te encontré hace varios años en el centro del valle Tenroh- Respondió el yeti.-Te he estado cuidando desde entonces.-
-¿Cuánto para ser exacto?-
-200 Años humanos... No sé cuántos años más habrás estado antes ahí.-
-¿Qué se supone que eres? Vives demasiado ¿no?-
-Soy un Hakibi. Una especie de Yeti, somos una raza pacifica de los valles de la región, nuestro ciclo vital es más largo y rápido que el de usted los humanos. Mi raza no tiene a convivir con humanos y me han exiliado cuando se enteraron que os estaba cuidando...- respondió el Hakibi.
Al Hakibi no parecía importarle demasiado su exilio, pero me estaba sintiendo mal por mi mal comportamiento... Decidí presentarme de una manera adecuada...
-Disculpa mi descortesía contigo... Me llamo Maydeen, soy un caballero de sangre de la orden del Rey Froid II. Le estoy eternamente agradecido por haber cuidado de mí tanto tiempo- Dije tratando de calmar un poco la situación, pero no sirvió de mucho...
-Soy Sanyi, el habiki que os ha cuidado, un gusto. Por cierto... ¿Froid II habéis dicho? El murió hace 500 años... Gran rey...- Respondió el con un rostro de dolencia. –Lo conocí en sus mejores años al trono, en parte os rescate por eso... Reconocí la marca de sangre de su guardia y no podía rehusarme a ayudar a un miembro de la guardia de una persona como la era Froid... -
Me quede perplejo, han pasado 500 años... -¿¡Como ha pasado tanto tiempo!? ¡Necesito saber que paso después de la explosión! ¿¡Cómo murió el rey!? – le grite a Sanyi.
-Calma... han pasado quinientos años... Y poco puedes hacer ahora para cambiar lo que ha pasado durante tu letargo. – Dijo Sanyi tratando de calmarme. – Necesitas descansar y comer algo. Alimentar un cuerpo inconsciente durante tanto tiempo es complicado ¿sabes? –
No respondí a las palabras de Sanyi.
-Ahora relájate y siéntate por ahí y espera a que el conejo esté listo. – Dijo Sanyi entre risas.
