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Cuando ya me había duchado y me había metido en la cama estuve pensando en la nota que Dante había puesto en mi estuche y recordé que había guardado su número y decidí enviarle un mensaje.

-¿Dante?

-Si, dime.

-¿Qué habrá el sábado en el bosque?

-Ah, una pequeña fiesta que organizo yo, nada serio, unas 20 o 25 personas. ¿Vas a venir?

-Si, bueno, si es sólo eso si...

-Bien, nos vemos en clase.

-Claro, adiós.

Una fiesta... 20 o 25 personas... ¿Su cumpleaños? No puede ser, además apenas me conoce, no me habría invitado. Pero, porque sí lo había hecho para esta fiesta...

Era todo un misterio. Me quedé pensando en mi cama hasta que me quedé dormida.

Un sueño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora