Estoy tan cansada de todo.
¿Por qué me miras de esa manera? ¿Es por mi cuerpo? Estoy consciente de que no es el mejor, sin embargo, es lo que hay; lo llamaría el resultado del encierro y estrés, ¿es que tú nunca has sentido nauseas del simple hecho de que existes?
En lo personal siempre me dijeron que vomitar lo que como solo me traerá problemas pero eso es algo que hago solo cuando los problemas se me aglomeran, es mi forma de desecharlos. Si no puedo solucionarlos los vomitaré y así me sentiré mejor.
Prefiero simplemente no comer, así no tendré la necesidad de meterme los dedos hasta la garganta y llorar por ser tan miserable. Es más fácil llenarte el estómago de café. Quizá esto me provoque serios problemas gastrointestinales aunque es lo único que puedo ingerir en cantidades industriales.
Otra alternativa seria el agua ¿no? Pero mucha agua podría joderme los riñones pero, por favor, tengo dos.
De nuevo estoy pensando estupideces.
Camino por los pasillos de mi colegio de forma vaga, arrastrando los pies mientras siento que el sueño me abraza por la espalda y no me quiere dejar ir. Podría decir que me siento mal y duermo un rato en la enfermería. Esa sería una de las pocas ventajas de tener un cuerpo tan demacrado como el mío.
Como puedo subo las escaleras hasta mi aula y respiro agitadamente.
— Señorita Díaz, ¿se encuentra bien? Si desea puede ir a la enfermería a descansar. — Gracias Dios por librarme de física.— Le pediré a su compañero Rojas que le preste sus apuntes.— el profesor miró interrogante al mencionado el cual este asintió dándome una pequeña sonrisa.
Alejandro Rojas, bastante bueno con los estudios pero no es sobresaliente en ningún aspecto. Simpático sí, pero hay más guapos; esta por ejemplo el príncipe Enrique Vargas. Un chico alto castaño y de ojos color dulce miel, tan dulce como su personalidad y carisma, digamos que es el chico que casi todas –y algunos otros– desearíamos tener. Pero como príncipe tiene una hermosa princesa, hermosa princesa que se besa con todos los amigos de su hermano mayor. Si, Ángela es un claro ejemplo de la princesa Fiona de la película –que admito que nunca vi– Shrek: "Una princesa de día, pero una zorra de noche" ¿O era un ogro?
Llegué a la enfermería y la doctora me saludó, ya nos habíamos vuelto buenas amigas. Me regalo un dulce y me dejo pasar.
Ah... por fin a descansar.
Abrí los ojos de forma perezosa y solté un suspiro ¿Cuántas horas habré dormido? Me senté en la camilla, mire mis pies unos segundos y reí un poco; en verdad son los pies más pequeños del curso. A causa de mi mala alimentación deje de crecer desde los 153 centímetros. En realidad no me molesta. Podría decir que me gusta ser tan pequeña, tengo un extraño fetiche por los chicos altos y al ser yo pequeña, todos quedan altos a mi lado.
Agradecí a la enfermera y me retiré hacia mi curso. Observe con desgana las escaleras y me sentí superada.
Algún día las escaleras van a matarme.
Me frote los ojos y me dispuse a subir, ¿Por qué mi aula tiene que estar en el último piso? Me detuve al subir un piso para dame un descanso.
— ¡Ahí estas!
Alce la mirada y me encontré con la mirada amistosa de Enrique, esos ojos me darán más problemas de los que ya tengo. Me provocarás diabetes tipo 1.
— ¿Me estabas buscando? —pregunte incrédula a lo que el asintió con una hermosa sonrisa. Tu novia es una puta, ¿Por qué no la dejas y te quedas conmigo? — ¿Ocurrió algo?
— En realidad no, pero el profesor de Lite pregunto por ti. Fui a buscarte a la enfermería y no te encontré. El profe decía que si podrías asistir a su clase ya que hablara sobre nuestro evento de fin de curso. Bachillerato, cenas y cosas así.
Oh mierda, yo estaba encargada de dar ideas para la decoración, lo olvide completamente.
— Pero, si no te sientes bien puedo decirle que lo dejaremos para la próxima clase. —Lo mire con preocupación, buscando ayuda y me extendió la mano.
Pero qué clase de milagros son estos, ¿Es que te has apiadado de mi alma en pena?
Tome su mano y me ayudo a subir las escaleras. Al llegar a clase todos nos miraron confundidos. ¡Mierda! Seguimos agarrados de la mano. Con un dedo le acaricie la palma y este se percató separándolas.
Salude al profesor y me dirigí a mi pupitre situado al final contra la ventana. No soporto estar rodeada de personas, me agobia.
— Señorita Melina, ¿Tiene sugerencias para la decoración del baile?
— Disculpe, no tuve el tiempo suficiente para poder planificarlo. ¿Podría darme hasta la próxima clase?
Inhaló suavemente un largo periodo de tiempo y luego exhaló por la boca, rendido. Asintió con una media sonrisa y sacó un marcador del bolsillo de su camisa. Comenzó a anotar en la pizarra.
— Al ser su tutor estoy encargado de sus eventos. Dejando de lado la cena de graduación quería preguntarles si querían algún otro evento extra.
Todas mis compañeras se emocionaron y comenzaron a proponer muchas cosas a la vez. El profesor pidió silencio para poder hablar. Realmente esas cosas no me interesan en lo absoluto así que me dedique a ver a través de la ventana, pensar en las cosas que hare en un futuro. ¿Siquiera estaré viva en un futuro?
— ¡Un baile de graduación!
Escuche a una compañera emocionada al dar una idea tan trillada, ¿Por qué esos deseos de copiar a los norteamericanos e intentar vivir en una película de mierda?
La bulla comenzó nuevamente, todos estaban emocionados y en verdad que no entendía el porqué.
Voltee a ver la ventana de nuevo para intentar escapar, aunque sea con la mirada. Soñar despierto es de los mayores placeres de la vida aunque luego si no salen como uno deseaba termina decepcionado.
No preste mucha atención a mí alrededor pero claramente escuche que la opción de baile de graduación quedo empate con un pequeño viaje al Caribe.
— Señorita Díaz, está en usted que será la actividad que se dará a cabo. Es la única que no ha votado.
¿Por qué a mí?
Es hora de pensar que opción me conviene. Si elijo el baile, lo más probable es que mis padres me compren un vestido al día siguiente de la noticia y estaría obligada a ir; sin embargo, si elijo el viaje, seguramente se lo pensaran y podre inventarme alguna cosa para evitar ir y podría quedarme en casa felizmente, y no tener una semana de clases. Definitivamente, viajar.
— El viaje. —en seguida escuche varios alabarme y otros muchos mirarme con rabia. Si las miradas mataran...
YOU ARE READING
○ C O F F E E ○
Ficção Adolescente«El café, néctar de dioses, ha de ser, para ser bueno, ardiente como tus ojos, negro como tus cabellos, tan puro como tu alma, tal dulce como tus besos.» Francisco Villaespesa