¡LOS REINOS! (Omegaverse)

Encuentros (tercera parte)

Con Aomine y Sakurai.

Aomine vivía en una Mansión solo desde hace 3 meses, ya que sus Padres decidieron que ya debería empezar a vivir por su cuenta, ya que tenía 17 años y pronto sería mayor de edad, además ellos querían que el encuentre pareja pronto, y también querían que se vuelva más independiente, por lo que no habían contratado a ningún empleado.

Aomine llevaba en brazos a Sakurai quien respiraba agitadamente por su celo. Aomine se detuvo para buscar la llave de la Mansión, en cuanto la encontró abrió la puerta de entrada, después se dirigió impacientemente a su habitación, esa Mansión contaba con 20 habitaciones, para los residentes, sirvientes y las visitas, tenía 8 baños bien grandes y divinamente decorados, un comedor bien espacioso, una cocina bien equipada y grande, además en el jardín había una cancha de Básquetbol, una piscina y al lado de esta había un pequeño comedor al aire libre. La Mansión era de dos pisos, el piso de abajo estaba organizado para que los futuros sirvientes durmiera ahí, no porque los veían inferiores a ellos, si no para que en las mañanas cuando se levantarán a realizar sus deberes no despierten a los demás residentes y porque así estaban más cerca de la cocina, comedor, patio y la entrada de la casa.

Aomine coloco con cuidado a un agitado Sakurai en su cama, se quitó los zapatos junto con sus calcetines, su polerón y camisa de la academia dejándolos en el piso, después le quito su ropa al castaño, empezó quitándole sus zapatos y calcetines, dejándolos en el piso al lado de la cama, después le quito su pantalón, su polerón y su camisa de la academia. Cuando Sakurai quedo solo con su polera y su bóxer Aomine se acostó a su lado y lo abrazo atrayéndolo a su cuerpo, Sakurai al sentir el abrazo y el aroma que desprendía Aomine empezó a restregar su cuerpo al del Alfa, excitando a Aomine, quien de alguna forma lograba controlarse.

-Ryo, te recomiendo que no me desafíes -Daiki estaba en el límite, si SU Ryo no se detenía.... No sabía de lo que sería capaz de hacer.

-A-Aomi...ne-san po-por favor... méta- métamela -okey este chico de verdad que quería incitarlo.

-Ryo yo... no quiero hacerlo de esta forma -de verdad que no quería, no quería volver a cometer los mismos errores....

- ¿Por qué Aomine-san? ¿no quiere hacerlo conmigo? -Sakurai estaba fuera de sus cabales, en sus cinco sentidos nunca hubiera dicho eso, estaba bajo el efecto del primer celo junto a su pareja destinada.

-Ryo, ¿podrías escucharme? -Aomine ya harto de no poder hablar libremente expulso repentinamente su aroma, del cual se percibía a kilómetros que estaba enojado.

-¡¡Lo-Lo si-siento mucho!! -ese aroma al ser un Omega le afecto a Ryo, para los Omegas ver a un Alfa tan intimidante como lo es Daiki enojado es algo que los hace sentir sumisos, y con miedo, y Ryo al ser su pareja destinada sintió más que eso, le dio vergüenza, ya que se dio cuenta de lo que estaba haciendo, sintió tristeza ya que su Alfa lo rechazo por así decirlo y sintió miedo, ya que pensó que lo hizo enojar.

-T-Tranquilo -Aomine intentaba calmar a Ryo ya que al ya haberlo aceptado como su pareja se sintió horrible al haberle ocasionado eso.

-¡¡Lo siento, lo siento...!! -Ryo no paraba de disculparse y Daiki no tenía idea de que hacer, Ryo se había puesto a llorar y se disculpaba sin parar, además temblaba como una gelatina.

-Ryo, mírame -Aomine le hablo con voz fuerte a Sakurai haciendo que este lo viera, y sin alcanzar a decir algo Aomine lo beso.

Era un beso lleno de ternura, deseo y amor, Sakurai abrumado por esos sentimientos solo se dejó llevar, correspondió a aquel beso, ese beso no era lujurioso, ni mucho menos lascivo, era un beso en el que salían a flote todos sus sentimientos.