Tu caminar errático delata lo profundo de tu herida,
no sangras, no te dueles, mas sin embargo tu mirada está perdida,
confundida, atónita, estas cayendo a la oscuridad de un pozo sin fondo,
entre lodo espeso que no deja moverte,
que no te deja respirar, que presiona tu pecho,
que desgarra tu ser cual si fueran delgados y finos vidrios incrustándose en ti,
quieres gritar y no puedes,
quieres salir y te hundes mas,
ya sin aliento decides levantar la cara,
mirar a las estrellas, confiar en lo divino, en lo oculto, en lo no percibido,
cierras tus ojos sangrantes con lágrimas que lastiman tu rostro y tu alma, y decides creer.