Act. 1: Un Monstruo, Meramente Físico

1.1K 101 69
                                    

A partir de aquel día el Doctor Tenma había perdido algo importante dentro de sí, fue asintómatico al comienzo, o tal vez sólo negación, cuando quiso evaluar su diagnóstico y arreglar su enfermedad, ya era demasiado tarde.

"Ya no tendré que perseguirlo más." fue el inicio, un pensamiento, una afirmación que podría pasar como una confirmación más del momento, más no fue normal la pequeña punzada de vacío en la boca de su estómago. Como era naturalmente pensar, atribuyó tal suceso a sus nervios luego de aquella conversación con esa dama en el convento, cuando escuchó aquel nombre, el verdadero, el nombre de quien podría haber sido un humano con una bonita vida feliz lleno de paseos casuales, conversaciones cariñosas.

"¿Cuando despertaras?" fue el siguiente aviso, cuando sentado un día de Miércoles por la tarde, veía los rayos del sol impactar contra las largas pestañas rubias del joven. Y luego ya no fueron pensamientos expresados en palabras, las ansias carcomían, amenazaban, daban cuchilladas rabiosas a la cordura. Esos ojos, no supo decir que los quería ver, tampoco que tenía el derecho a abrirlos luego de todo lo ocurrido, pero después de querer quitarle el brillo y en vez de eso dejarlos en coma, ya no había vuelto a ver ese color, un color de rareza checa, un azul hipnotizante. Y como si se tratara de una caminata por la cornisa, decidió hacer el paseo más extremo, el doctor se acercó más al borde, ya casi podía oler la caída, el cuarto paso había sido dado: No pudo negar la belleza de Johan. Podría haber sido el estándar de lo normal: "Es lindo como Nina", simplemente "Es lindo", pero la inquietud estaba tras de eso, revelándose una admiración, preguntándose cómo alguien podría ser tan bello, como un monstruo poseía la delicadeza de un ángel. No era el tipo de belleza que veía en alguien al pasar por la calle, era el tipo de belleza que vio en su máximo esplendor de antaño con Eva, cuando la relación era como caminar sobre pétalos de rosa.

Ese día, en el que admitió una pequeña sacudida a su mundo usual, se marchó dando un portazo. Las tripas se le habían revuelto, la mente se había nublado, quería olvidar, lo necesitaba en nombre de la razón, en nombre de todos esos meses buscando a un demonio. Kenzo recuerda haber bebido un poco ese día, y luego no haber pensado nada más.

Hubo un Viernes alrededor del mediodía en el que Tenma al fin decidió hablarle. Porque hablarle a alguien en estado de coma era supuestamente beneficioso, porque sus palabras se atoraban, porque el silencio lo atormentaba con sus pensamientos, la sala con él a solas cargaba el aire de una expectación tóxica. En aquel momento respiro fuerte, como soplando una casa de papel.

-Hoy caminé mucho, sabes...pude ver el sol de otra manera, y todos caminaban apresurados, porque no veían hacia arriba como yo.

Posó sus ojos en el muchacho, en el ángel asesino, otra vez la gran estrella iluminaba su piel de mármol, otra vez el compás de su respiración se oía alarmante y serena. Rió acotado, sintiendo que no lo merecía, y es que iba a continuar con su relato.

-Miré demasiado al sol, Johan. Me di cuenta cuando las personas me empujaban, me obligaban a seguir su ritmo y yo solo...quise enceguecerme, quise recordar lo mucho que sirven las pequeñas cosas ¿Como hubiese sido tu mundo si les hubieses prestado atención junto a alguien? El sol ha iluminado tantos buenos momentos, tantos malos...

Su vista bajó hacia sus manos entrelazadas sobre el discreto pero elegante traje que ahora portaba, la punción se arrimolinó en su estomago causándole un estremecimiento de malestar. Tenía que dejar de visitarlo, debía alejarse de algo que ya fue atrapado, los objetivos luego de ser alcanzados aburren, o esa quizo ser su excusa.

-Tu hermana Nina está poniendo mucho empeño en sus estudios.- Sonrió, pesaroso, aun si nadie lo miraba. -Lo relato porque sé que si sabes algo de amor, por más mínimo que sea, es gracias a Nina, no digo que ella especialmente te lo haya enseñado pero...ella siempre estuvo, ¿no?

INSIDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora