Uno.

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El pequeño niño había despertado debido a la irritante alarma de su móvil, lo cogió y lo silenció, un poco enojado. Estiró sus brazos mientras iba más arrastrandose que caminando hacia la ducha, y se asomó por la ventana. El frío recorría las calles de Seúl y los pequeños copos de nieve adornaban la ciudad. Retomo el paso y Lentamente empezó a quitarse sus prendas, aunque estas ya parecían caerse solas. Abrió ambos grifos asegurandose de que el agua quede extremadamente caliente. Mientras la tina se llenaba, ansioso, subió a la balanza que se encontraba en una esquina solo para comprobar que Había bajado de peso. Eso lo alegró momentaneamente, suspiró y miró su reflejo en el circular espejo que se encontraba frente a él, y eso lo sintió como un golpe de realidad, su felicidad se esfumó al ver su horrible rostro. Repentinamente deprimido, se preguntaba por qué no era bonito como el resto. Tratando de quitar ese tema de su mente, dió media vuelta y giró la perilla, impidiendo el pase del agua. Suspiró y lentamente sumergió sus pies en el agua cristalina y caliente, luego hizo lo mismo pero con su cuerpo entero, una vez dentro, movió sus pies jugando con el fluído. Sacó sus brazos y los apoyo a los lados de la bañera, sus dedos índices goteaban causando pequeñas olas que impedían ver claramente el reflejo de su rostro en el líquido.

Al terminar de bañarse, cerró las cortinas y se quitó la toalla para comenzar a vestirse. Una vez abrigado, recogió sus útiles escolares que se encontraban repartidos por toda la habitación, había cambiado de mochila a causa de que el día anterior unos adolescentes jugando Soccer, lo habían golpeado en la cara con una pelota a la salida del colegio, provocando que cayese en el lodo, estropeando por completo su bolso. Bajó las escaleras como pudo; no le dolían las piernas pero se cansaba al momento de pisar los enormes escalones cubiertos de una suave alfombra.

Se sento en una de las sillas de madera que rodeaban la mesa del mismo material. Su mamá le había dejado, como siempre, un fabuloso desayuno como para dos personas. Jisung siempre comía por completo la comida que su madre preparaba con mucho amor para él, pero no ingería nada por el resto del día y, al llegar del colegio varias horas antes que su progenitora, seguía una rutina de ejercicios compensandose por lo consumido en la mañana.

"Hola amor:

Te dejo este desayuno con mucho afecto como todos los días. Espero que te vaya bien en el colegio y lo lamento por una vez más no poder desayunar contigo. ㅠㅠ

Con cariño
La persona que más te ama en este mundo.♡"

Jisung leyó en un papel plegado color púrpura y no pudo evitar sonreir mientras lo hacía. Su madre para él era como un ángel. A veces... solo a veces... pensaba que no se merecía tales mimos.

☆゜・。。・゜゜・。。・ ゜☆

Se peinó un poco e inhaló dandose impulsos para entrar al establecimiento. Fué caminando cerca de los casilleros, no pasaría por el medio de los corredores; tampoco le apetecía llamar la atención de las personas. El pequeño Jisung daba cortos pasos mientras que sus manos se posaban en hombros, sus dedos pulgares pasando por debajo de los tirantes alcolchados de su mochila negra, que no poseía ningún diseño pero poseía varios pines y llaveros de sus animes y bandas favoritas. Entró al Aula que le habían asignado hace unos días, cuando comenzaron las clases. Se sorprendió al ver que había alguien ocupando su asiento. Con un poco de miedo se acercó apoyando sus manos en el pupitre, haciendo que el chico que estaba recorriendo salón de clases con la mirada, voltease hacia él.

-- Oye, este es mi asiento ¿Podrías moverte?-- Pidió el más pequeño, tratando de sonar amable, fracasando en el intento.

-- ¡Hey! Niño, no me hables así, estoy seguro de que soy mayor que tú. Además ese estilo de chico malo no te queda, te ves adorable. -- Enseguida, el usurpador de asientos, tomó las mejillas de el chico frente a él y las presionó ligeramente, tirando de ellas. Enfadado, el chiquitín hizo un puchero y trato de quitarse de encima las manos de aquel chico tan desvergonzado, pero este fué más rápido que él y le dió una palmada en su mano.

-- Eres tierno, pero no seas desagradable.-- Y dicho esto, el más alto movió sus pertenencias al asiento de la derecha que se encontraba prácticamente pegado al de Jisung, quien estaba sonriendo avergonzado por la reacción de su nuevo compañero de banco.

Había tintineado la campana que indicaba el comienzo de un breve receso y Jisung suspiró rendido. El niño no entendía por qué su compañero de banco lo molestaba. Es decir, no lo hacía con esa intención pero trataba de entablar una conversación con él y llevaba rato mirandole. Se levantó y, como todos sus compañeros de clase, fué hacia la puerta a  acumularse allí con el propósito de salir de ese lugar y dirigirse a la cafetería.

-- Oye, amigo ¡Espera! -- Minho, el chico pesado, gritó y algunos voltearon como si se dirigiese a ellos, pero se llevaron una sorpresa al ver al mayor correr hasta alcanzar a el tímido jóven, quien huía despavorido de el chico nuevo. Jisung terminó por cansarse y suspiró haciendolo notar. Giró su rostro para comprobar que había perdido a su mayor, que a su parecer era un poco raro. Un alivio recorrió su cuerpo pero no duró mucho tiempo; al alzar la vista, Minho se encontraba allí mirandolo fijamente, mientras comenzaba a abrir sus finos y rosados labios para esbozar una sonrisa.

-- ¡Te encontré!-- el menor saltó del susto apoyandose en los casilleros para calmar a su alborotado corazón que parecía no poder soportar al jóven a su lado.-- ¡No es divertido jugar a las atrapadas, niño! Soy mayor y tengo menos resistencia que tú, ten un poco de empatía.--Continuó mientras recargaba sus manos en sus rodillas respirando cansado. Jisung no podía comprender la mente de ese chico. ¿Por qué le perseguía la desgracia? La desgracia llamada Lee Minho, claramente.

-- No me has dicho tu nombre, pequeño.-- ¿Pequeño? Él no era mucho más alto.

-- ¿Si te lo digo dejarás de hablarme?-- El menor estaba irritado.

-- No.

-- Entonces no te digo nada.-- El más bajo comenzó a caminar dirigiendose al final del pasillo, más precisamente hacia el aula de el profesor Kim.

--Está bien, solo por hoy.--Minho caminando a paso acelerado, suspiró rendido.

Jisung se detuvo quedando frente a la puerta del salón. Agachó la mirada sintiendo la respiración de Minho en su nuca, se sentía un poco intimidado. Presionó sus labios dudando ante las palabras de su mayor.

--Soy Han Jisung.

Minho sonrió dulcemente, quién sabe por cuanto tiempo hasta que la voz de su contrario lo bajó del cielo.

-- ¿No piensas entrar? Compartimos la mayoría de las clases.

El jóven reaccionó y asintió euforicamente dando lentos pasos hacia el final del curso, donde se sentó por segunda vez con Jisung, si bien había prometido no hablar, nada impediría que no posase sus ojos en su primer amigo en este nuevo colegio.

↬Anorexic『Minsung』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora