El muchacho gritó como si la vida le fuera la vida en ello, por lo que el GreenSprite asustado gritó también, cada uno salió corriendo en direcciones opuestas, uno se arrinconó entre la lavadora y el fregadero y el otro se escondió detrás del sillón. Rodd no entendía que era esa criatura, a pesar de haber sido el su creador. Se asomó por el respaldo del sillón y vio al GreenSprite asomado en el marco de la puerta de la cocina. Esta vez ninguno huyó, se quedaron mirándose el uno al otro, imaginándose que extraña criatura era la que tenía ante sus ojos.
Para el GreenSprite ver a un humano era algo inusual, normalmente los humanos les atacaban nada más verles. La raza del hombre despreciaba al GreenSprite como si de ratas se tratase, en cambio Rodd no le atacó y el GreenSprite no lo entendía. Por otra parte Rodd estaba fascinado, al fin había reconocido a la extraña criatura que tenía ante él. No entendía como pero sabía que el ser que ante sus ojos se encontraba era invención suya, el lo había creado, él le había dado vida.
Salió de detrás del sillón y el GreenSprite se preparó para huir, en cambio, Rodd que sabía como era un GreenSprite levantó las manos y se las mostró, dando a entender al GreenSprite que no tenía nada que temer. Se fue acercando poco a poco hasta tenerlo cara a cara. Era idéntico a la imagen que el había creado en su cabeza, unas enormes oreja puntiagudas y arrugadas verdes, como el resto del GreenSprite, de ahí el nombre. Los ojos brillaban como dos esmeraldas, era un poco confuso ver a una criatura entera verde, pero había algo en esa criatura que no era verde. Los dientes, unos dientes negros y afilados como cuchillos capaces de arrancar como si de un papel se tratase.
- ¿De dónde has salido tu? -preguntó el muchacho.
- Perdona, pero me llamo Peter.
El joven se enfado consigo mismo, el había creado Peter, debería haber recordado su nombre. Lo que Rodd no había imaginado era lo horrible que sonaría la voz de el GreenSprite. Su voz era un susurro que penetraba tu oído lijando tu oreja en toda su extensión, pero por suerte podía aguantarlo. El chico y la criatura pasaron un rato en silencio, fascinados el uno por el otro, así hasta que el sonido de unas llaves sonaron al otro lado de la entrada entonces Rodd se alteró, sus padres no podían ver al GreenSprite, no estaban preparados, no lo entenderían, para ser justos, ni él mismo lo entendía.
- Peter, - dijo Rodd, asustado- necesito que subas a mi cuarto conmigo, te prometo que no te pasará nada pero ahora necesito de veras que subas.
La criatura dudó, se le quedó mirando y en una milésima de segundo, puff, una nube de humos ocupó su lugar, y Peter, desapareció.
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Problemas de un Escritor I
RandomEl joven Rodd apasionado por la lectura desde pequeño a decidido escribir su propia novela, llena de personajes fantásticos y todo tipo de criaturas mágicas y extraordinarias, con lo que el no contaba era con darles vida. Ahora estas criaturas han h...