Serendipia {EN CURSO}

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El lugar al que Luisa las condujo en su sedan, era un bar en el centro que a pesar de estar en la mitad de la semana estaba lleno. En su mayoría eran mujeres pero también había una gran cantidad de hombres, casi todos vestidos con trajes ejecutivos por lo que seguro venían directo de la oficina a pasar un rato con sus compañeros.

El bar tenía luces azules y un aspecto muy moderno. Con sillas de cuero en blanco y en negro y el centro una mesa. La barra era infinita y las personas detrás de ella andaban a la carrera. Había música en los altavoces y se escuchaba el murmullo de la gente y risas estruendosas en una mesa en particular llena de hombres vestidos elegantemente que parecían celebrar algo.

Adeline siguió a sus amigas cuidando que la blusa que tenía puesta no dejara ver más de lo que quería.

Luisa intentó convencerla de ponerse un vestido algo provocativo. Pero Adeline contratacó y ganó la batalla mostrándole lo bien que le iba el ajustado jean negro con aspecto de cuero que compró para un disfraz hace unos años. Lo combinó con una blusa de seda con manga de tiras y suelta, aunque algo corta y pidió prestada una chaqueta de cuero de Julia solo para no sentir que estaba mostrando demasiado. Se maquilló como siempre lo hacía y se calzó unos estiletos negros con taco plateado, dejando su pelo naturalmente ondulado en una coleta alta que le despejara el rostro.

Luisa le pasó un vaso con un cóctel de un color bastante apetitoso y un olor increíble justo cuando tomó asiento en la barra junto a ellas. Tomó un sorbo sintiendo el alcohol pasar por su garganta con un sabor increíble que lo acompañaba tan bien que se sintió espléndida de inmediato. Vio que ellas estaban tomando de sus propios vasos y después de un rato se trasladaron a una mesa vacía y pidieron hamburguesas para cenar.

Unos cuantos tragos después, se sentía muy habladora y con ganas de ir al baño. Luisa se había ido a bailar con su marido y Julia estaba sentada a su lado masticando sus papas mientras miraba a su alrededor. Adeline se levantó y le informó que iba al baño tambaleándose sobres sus pies un poco. Intentó estabilizar su cabeza y caminó hacia el baño con la esperanza de que el alcohol en su organismo se liberara cuando fuera al baño.

Formó una corta fila para pasar a uno de los cubículos y cuando terminó y se lavó las manos para refrescarse, aún con la cabeza dando vueltas traspasó las puertas del baño chocando contra una dura pared de músculos y unos fuertes brazos que la tomaron para que no cayera.

Ella levantó la cabeza para disculparse en cuanto pudo hacerlo y su respiración se contrajo en su pecho cuando se encontró con una mirada profundamente arrebatadora. El hombre tenía un rostro hermoso y orgulloso, perfectamente varonil. Unos rasgos que Adeline encontró perfectos y unas pestañas que surcaban preciosos ojos color café. Ella se perdió completamente en ella y balbuceó una disculpa cuando pudo bloquear sus rodillas y evitar caer estrepitosamente sobre su culo.

El hombre sonrió, mostrándole una sonrisa insultantemente hermosa. Ella envidiaba su perfecta y blanca dentadura. Tal vez notó su estado embriagado o tal vez solo era amable pero luego de asegurarse de su estabilidad tomó su codo entre sus dedos y la dejó ir.

Adeline volvió a su mesa sintiéndose volar. Parecía que estaba aún más borracha ahora. Se sentó con piernas temblorosas y sonrió hacia sus amigas saliendo de su estupor lentamente. Se dio cuenta de que en la mesa faltaba alguien y de inmediato vio a Luisa cabecear hacia la pista de baile y sonriendo le mostró a Julia bailando con un hombre muy guapo. Su rostro mostró su duda enseguida

- No te preocupes Adelie—dijo Harold con su voz rasposa de siempre—es mi primo. Tu amiga está en buenas manos.

- No tan buenas como las tuyas—ronroneó su esposa recargándose en su pecho y Adeline apartó la mirada cuando notó que no eran solo un par de besos