Prólogo.

258 32 32
                                    

El fin del mundo no era como todos lo esperaban, sí, un gran virus se desató a lo largo del mundo; un virus tan letal que no mataba a las personas, pero sí lograba convertirlas en algo. Los llamaban infernos, peligrosos, dañinos, su mayor característica era su risa; su deseo insaciable de reírse los obligaba a llegar a extremos como cometer asesinatos, incendiar locales, torturar personas. Horribles y grotescos casos en los cuales los infernos eran los responsables rondaban el mundo. Ellos tenían su propia inteligencia, pero eran mutaciones, contagiados que adquirieron el virus; su apetito por algo que los hiciera reír era la causa de la supervivencia humana, y la de sus muertes.

Y así fue como todo comenzó, pero habían llegado demasiado tarde.

"Sector siete, tenemos registro de un sobreviviente, un inferno dentro de la casa. Adolescente de dieciocho años, nombre del chico: Zayn Javadd Malik. Padres: muertos. No registro de hermanos. Cambio, listos para entrar en la casa."

Los oficiales comenzaron a rodear la casa. Un helicóptero se encontraba rondando alrededor con tal de cumplir la misión. Necesitaban matar y rescatar. Al parecer una familia había sido víctima de uno de los infernos mientras dormían. No se dijo nada, la adrenalina del momento corría por las venas de los oficiales, a pesar de que conocían el protocolo de memoria, nunca se sabe cuándo un inferno puede ser más fuerte los otros. Sin embargo, había registro de un sobreviviente, necesitaban rescatar al chico y deshacerse del maldito engendro que asesinó una familia entera.

Uno de los oficiales disparó alrededor de la manija para luego patear la puerta con fuerza y derrumbarla. La risa satánica del inferno no tardó en escuchase; el sonido venía de una de las habitaciones, por lo tanto se movieron con agilidad y rapidez. Eran al menos cuatro oficiales los que se encontraban en la escena, dos de ellos se dividieron para ir en busca del adolescente al que estaban buscando. Cuando llegaron a la puerta por donde se escuchaba al ser infectado, ambos hombres se vieron a los ojos, asintiendo al mismo tiempo que abrían para encontrarse con una de las imágenes que más les disgustaba.

El inferno era apenas un niño, no cabía duda que adquirió el virus de la calle o alguien cercano. Lo peor es que estaba con un cuchillo, apuñalando repetidas veces el pecho de lo que parecía su madre, riendo a más no poder como si fuera lo más gracioso del mundo. Los oficiales pudieron ver en una de las esquinas del cuarto el cuerpo mutilado de un adulto, sí, en definitiva era el padre. Maldición, la única conclusión que pudieron sacar era que no habían podido matar a un ser inocente, no cuando se había convertido en un monstruo y el causante de la perdida de una familia entera.

Apuntaron al cuerpo del pequeño, no le calculaban más de siete años. Justo cuando el inferno fijó su atención en ellos, la detonación de varios disparos se escucharon desde el interior de la casa, ya estaban libres de una de las bestias. Quizás era la parte más dura del trabajo, ver a tu propia raza caer y no poder hacer nada para detenerlo, matar a un niño dolía, incluso cuando el inocente ser resulta ser una consecuencia o amenaza.

Por otro lado, los dos oficiales que estaban en búsqueda, lograron su objetivo. Uno de ellos traía el cuerpo de un chico moreno en brazos, necesitaba atención médica, estaba desmallado, lo único bueno fue que no contrajo el virus.

—Sáquenlo de aquí y llévenlo al campamento. —ordenó uno, el sujeto que lo cargaba asintió, luego corrió para poder salir y subirse al auto que los acompañaba.

—¿Crees que esté sano? —preguntó el mismo sujeto a uno de los enfermeros.

El chico de ojos azules lo miró unos segundos antes de colocar sus dedos sobre el cuello del muchacho, asintió y buscó el equipo necesario que necesitaba.

—Tiene pulso, no rastro de mordidas o heridas por las cuales se pueda contagiar. —decía colocándole la mascarilla de aire luego de ponerse los guantes de plástico. —¿Algún familiar pudo...?

—No, todos estaban muertos. —afirmó. En eso el enfermero miró con lástima al chico, se veía joven, delicado y con toda una vida por delante. —Tranquilo, va a estar bien en nuestro campamento.

—Lo sé. —lo cortó rápidamente. —Es sólo que... me recuerda a mí.

El oficial no dijo nada más, no hacía falta. Sólo se dedicó a ver como el castaño se enfocaba en atender al adolescente. No sabía en qué momento el apocalipsis llegó a la Tierra. Pero no se podía hacer nada, cada vez más los inferno aumentaban en número y la humanidad disminuía en el suyo.

Todo era cuestión de sobrevivir, ya no existía el bien o el mal. Sólo eran personas ayudando a otras. Ya no más diferencias políticas, conflictos armados entre naciones del mundo, nada de fronteras, odio o algún otro tipo de discriminación. Era un mundo unido bajo las sombras de la crisis. Era irónico que tuvieran que llegar a esto para dejar venir abajo su orgullo y crear campañas de supervivencia. Ahora eran los infernos y los sobrevivientes.

Conforme el auto se movía, se podía observar perfectamente como todo estaba destruido, no civilización, resto de lo que alguna vez fue una cuidad, monstruos corriendo de aquí para allá riendo por el caos que provocaban. Los pelos se erizaban cada vez que era risa se colaba por los oídos humanos.

Diez minutos de conducir y llegaron al campamento, éste era un reformatorio abandonado, perfectamente para uso de sobrevivientes y lo bastante grande como para almacenar miles de personas. Los guardas se apresuraron a abrir las rejas para que los vehículos pasaran de prisa. Necesitaban llegar a la enfermería con urgencia con tal de estabilizar la salud del chico.

—¿Sólo uno? —una doctora se acercó a la camilla que Louis portaba con dirección a la planta de arriba.

—Sólo uno. —suspiró. —Es un guerrero.

—Necesitamos una vasectomía y placas de todo el cuerpo. —ordenó una vez dentro de la sala. —Vamos a salvarlo.

—No sabemos si es alérgico a algo. Correríamos riesgo si...

—Háganlo.

—Doctora...

—Dije que lo hiciera. —miró al enfermero. —No perderé más de los nuestros Louis, no mientras pueda hacer algo. —dijo mirándolo seriamente. A Tomlinson no le quedó de otra que aceptar y comenzar el proceso de la vasectomía.

Tomaron un tubo enorme, prosiguieron a abrir la boca del chico para introducir una manguera que le proporcionara aire a sus pulmones y ligeras vibraciones con la intención de ayudar al corazón. No obstante, nadie esperaba a que el chico abriera los ojos, se separara bruscamente de los doctores y comenzara a gritar con notable pánico.

Estaba vivo...











Me voy a volver loco si no empiezo a escribir.

Holis de nuevo *--* aquí les traigo una nueva idea, espero que les guste. <3

ADVERTENCIAS:

-> Todo es ficción, por lo tanto si se tratan temas que no son lo que todos conocemos en sí, no importa.

-> Temas de violencia narrada, lenguaje vulgar, crueldad, temas delicados, bla, bla, bla.

-> Versátiles con principal Niall y Louis tops. Aquí sólo mentes abiertas son bienvenidas, por lo que si vienes con comentarios como: "¿Niall tops, ke?" no te recomiendo que leas.

-> Comentarios libre de expresión sin la necesidad de comparaciones. Es algo molesto e irrespetuoso, así que llevémonos bien y evitemos la mala costumbre de comparar todas las fics con otras.

-> Todas las dudas son bienvenidas, besos en las nalgas y gracias por leer.

Pd: si alguien es tan amable de regalarme una portada, se lo agradecería de corazón.

BRAVE 《Ziall》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora