1 - Los miedos de Raoul

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Y se marchó, dejando un vacío infinito en Agoney.


Raoul se despertó en un sitio extraño, amplio, a solas... 

Entonces puso los pies en la tierra y lo recordó: ya no estaba en la academia, con ellos. Estaba en su casa, con su familia. "Por fin", había pensado un par de días antes, cuando pasó su primera noche en casa. Pero esa misma noche no podía dejar de hablar. Concretamente con su mejor amiga y su primo Sam, los cuales se quedaron a dormir en su casa después de la gala - aunque más bien durmieron poco- .


Hablaron de todo lo sucedido. De lo injusto de su marcha, de sus últimas actuaciones, de su paso por Operación Triunfo.

Comentaron lo geniales que eran todos los chicos que había dejado allí, del talento enorme que parecía no tener fin en cada uno de ellos. De ELLAS. La pequeña Nerea, la directa Miriam y... de todo lo que significaba ahora el nombre Agoney.

Alba y Sam no necesitaron preguntar, pues de su boca sólo salía "no entiendo cómo me nominaron, de verdad, al menos no por los motivos que dijeron, me esforcé tanto, nos compenetramos tanto Ago y yo, somos súper amigos..." una vez tras otra.

Cuando llevaba así un rato, de repente, se puso a llorar... Impotencia, decía.
Rabia por no poder seguir allí, aprendiendo.
Pero ellos sabían bien que la cosa no quedaba ahí.

Por fin le hablaron del fenómeno #RAGONEY y de cómo este, junto con sus seguidores, casi lo salvan de la expulsión. Él era un artista fenomenal, por supuesto, pero gracias a los fans de la pareja de amigos sus posibilidades parecían crecer día a día.

Al parecer, de todos modos, no había servido para nada.


− Pero cariño − dijo su amiga enseñándole el hashtag de Instagram y Twitter donde estaban etiquetadas cientos de fotos y vídeos con su amigo canario −, ¿tú te das cuenta de lo que supone esto?


Los colores se le subieron a la cabeza y el chico de pelo dorado solo pudo soltar una risa nerviosa. Después su expresión cambió a una más seria y añadió:

− Ahora todo el mundo pensará que soy gay. Sólo somos amigos... Muy amigos.


Los jóvenes lo miraban incrédulos.
¿A quién pretendía engañar a estas alturas?
Dándose cuenta de las caras que le ponían, Raoul se tapó el rostro con las manos. Así permaneció un rato y cuando volvió a mirarles a los ojos arrugó los labios.


− ¿Tanto se nota? − dijo con ojos llorosos.

− No tienes por qué avergonzarte Raoul, ya es demasiado tiempo fingiendo, eres como eres y te gusta lo que te gusta, no te comas la cabeza por eso. Aunque te gustasen los osos de peluche te apoyaríamos, sin dudar.


− Pero no quiero que la gente crea que quería sacar ventaja de la situación tampoco. ¿Qué hago si me preguntan por él? Ya sabéis que no se mentir. Se me nota en la cara. − El joven se puso a temblar y añadió a penas con un susurro entre lágrimas. − No quiero compartir este sentimiento con nadie que no seáis vosotros. Diré... Diré que sólo somos amigos. Además, alguien como él no se enamoraría de alguien como yo. No nos parecemos en nada, siempre estamos haciendo el idiota, eso no significa que... Ni si quiera tengo claro cómo sentirme aún al respecto.

Sam saltó:

− ¿Me lo estás diciendo en serio? ¡Pero si se nota a mil leguas que Agoney está pilladísimo por ti! Yo creo que deberías decir la verdad. No es como si hubieses matado a nadie. Es que, si no lo haces, pensaran que te acercabas a él para que no te echasen, se ha comentado ya en...

Alba le lanzó una mirada de desaprobación y, interrumpiéndole, tranquilizó a su amigo:

−No te preocupes corazón... Si no quieres que se sepa, no se sabrá.


Al día siguiente y con lo que no llegaban a ser dos horas de sueño, se dio una buena ducha para despejarse y se dirigió a los estudios de RTVE en Barcelona, para atender las diferentes entrevistas del día, donde le preguntarían por su paso por la academia, y donde al final, acabaría negando una relación más que amistosa con Agoney.


Pasaron un par de días y por fin llegó el viernes y con él, el primer ensayo general para la gala especial de navidad. El jueves había estado ensayando con los concursantes de la primera edición de OT y con sus antiguos compañeros.

Esperó la llegada de sus amigos por horas, mirando a todas las puertas del plató, pero estos nunca aparecieron, así que se conformó con lo que había y, cuando volvía al mismo sitio al día siguiente, se había resignado a verlos por el directo y cruzarse con ellos cuando cantasen el Camina. Nada más.

Aunque tenía compañía en todo momento, a pesar de que todos le diesen amor y apoyo durante la mañana, se sintió más desolado y triste que nunca en los dos últimos meses.

El te quiero de su amigo Agoney le resonaba en la cabeza. Se había pasado días recibiendo mensajes de ánimo con el temido hashtag ragoney. Él había pedido por activa y pasiva que no se le preguntara sobre el tema. La gente se sentía contradicha. Pues, como había podido observar en el directo y los resúmenes, su querido compañero llevaba triste y taciturno desde que él salió por la puerta grande, como si se hubiese ido su amante, y no un compañero.
No quería pensar más en ello y se centró en estar con sus colegas y disfrutar del tiempo que tenía en escena para la que sería, ahora sí, su última gala.

El secreto para recuperar su voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora