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Se había ido apagando poco a poco. Siempre éramos la relación en la que todo el mundo se fijaba. Jóvenes, guapas, ambas mujeres y ambas llamativas. Enamorarme de Mimi había sido, probablemente, lo más fácil que había hecho en la vida.

La conocí en el casting de un musical, ella tenía 20 años y yo 18. Me pareció preciosa, de estas personas que te giras a mirar mientras vas por la calle. Se tiró todo el tiempo sonriendo y no pude evitar fijarme en el chico un poco más mayor que le acompañaba.

Yo pensaba que era su novio por aquel entonces. ¿Cómo una mujer como ella iba a estar soltera?

Pista, lo estaba.

Ambas pasamos el primer casting y casi me da un parraque cuando me la volví a encontrar. Nos chocamos, bueno, más bien yo me choqué con ella.

Más tarde me enteré que era bailarina, los castings para bailar eran un poco más tarde que los normales así que ella acompañaba a su amigo y luego él le hacía compañía. Eran divertidos y siempre se estaban vacilando entre ellos.

A día de hoy sigo manteniendo que esos dos son almas gemelas, no de una manera romántica, eran más bien eran dos almas que se compenetraban y complementaban siempre.

Al final acabaron cogiéndonos aunque por desgracia, no me habían dado el papel principal. Ricky, el amigo en cuestión, había conseguido ser el protagonista masculino. Mimi era una de las bailarinas. Yo era un personaje secundario que salía lo suficiente como para no parecerme patético aquel fracaso.

Aquel día lo celebramos. Los siguientes también. Acabamos congeniando increíble con todos los del trabajo y poco a poco nos convertimos en una familia.

Nuestro primer beso fue el día del estreno, en camerinos. Ella no pareció darle mucha importancia así que yo tampoco lo hice. Me había alegrado la noche y no podía manifestarlo.

Me enamoré y se lo desvelé demasiado pronto. Llevábamos tres meses con la obra, llenando en cada actuación. Los jueves acabábamos antes y siempre íbamos a tomar algo. En ese en concreto la fiesta la acabamos nosotras.

Me invitó a su casa, estaba borracha y me declaré. Luego huí y estuve esquivándola casi dos semanas. Nunca me había venido tan bien estar liada con los estudios.

Llegó mi cumpleaños y mis compañeros de piso me convencieron para organizar algo. Ella vino. Yo volví a beber. Me besó y cuando me desperté hubiera creído que era un sueño si no llega a ser porque seguía a junto a mí. Le había suplicado que no se fuera y no me pudo decir que no.

Tardamos en empezar a salir como tal. Nunca habría imaginado que Mimi pudiera ser vergonzosa en algún aspecto de su vida. Lo era, quería que tuviéramos citas y yo no me negué.

Siempre que creía que no podía enamorarme más ella me sorprendía. De eso hacía casi 9 años.

Mimi había sido el amor de mi vida. Siempre habíamos tenido una conexión que iba mucho más allá. Era mi mejor amiga y mi pareja. Al menos hasta ahora.

Llevábamos meses en una tesitura que no le gustaría a nadie. ¿Estábamos juntas? Sí. ¿Nos queríamos? También. ¿Nos faltaba algo en la relación? Por supuesto.

No ayudaba para nada que yo hubiera coincidido con otra mujer en el trabajo. Sabía que ella quería meterse en mis pantalones, solo le faltaba devorarme.

Esta noche en concreto lo intentaba con muchas ganas. No me había dejado de mirar desde que nos sentamos. De vez en cuando salíamos todos los compañeros de trabajo y ella no desaprovechaba la oportunidad.

- ¿Qué tal vas con la canción? - Siempre nos acababan apartando de la conversación.

- Ya la tengo casi acabada, va a ser el nuevo hit del verano. - Ella me sonrió y se colocó un par de mechones de su melena.

Broken; Warmi One-Shot. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora