NO.

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Después de enterarse de la desagradable noticia que Javier posiblemente abandonaría el deporte, por el que se conocieron, lloró.
Obviamente lloraría, su crush le está diciendo que se retiraría, eso significaría que ya no lo vería regularmente.

Adiós entrenamientos juntos.
Adiós el andar tonteando en la pista por no quitarle la vista de encima.
Adiós a perderse en el sonido de su voz.
Adiós simplemente a la persona que tanta fuerza y apoyo le ha brindado.
Adiós Javier...

Durante toda la ceremonia, se la pasó decaído y fue de igual manera en el banquete. Èl es una persona seria pero con esta noticia encima, la seriedad aumento a niveles inimaginables.

Iba de un lado a otro, buscando un poco de soledad y paz para su pobre alma, pero a donde quiera que fuera, alguien llegaba y comenzaba una charla que a toda costa deseaba terminar. Para dejar de pasar malos ratos, salió del salón donde todos estaban reunidos bebiendo y perdiendo el tiempo en pláticas un tanto superficiales.

Él también había bebido, claro, por ahí escuchaba que lo mejor es ahogar las penas con alcohol y decidió hacer caso a esa mala lengua. Pero, él no sentía que sus penas se fueran, al contrario, estaban mas latentes que antes, dejandolo con una sensación amarga que le borraba la vista con lágrimas que no dejaba caer, para después dar paso a otra sensación que no podía describir con palabras.

-¿Por qué me siento así? Quiero ir y golpearlo por dejarme en mi mejor momento, pero es por su salud que lo deja... Pero...-

Su mente era un revoltijo de emociones mezcladas que no hacían mas que confundirlo.

El solo pensar que Javier se iría quien sabe donde para hacer quien sabe que, lo hacia entristecer y enfurecer en iguales condiciones, pues egoistamente pensó que lo tendría a su lado hasta que el valor se hiciera presente y pudiera confesar sus sentimientos, pero al parecer, Javier se habia cansado de esperar... Digo, de entrenar.

Ahora, ahí estaba él cegado por el alcohol que corre por sus venas buscando una respuesta contraria a la qué ya conoce, pues tenía miedo de presentarle su corazón a Javier y que este lo rechazará.

Así la pasó un rato vagando, tratando de aclarar sus ideas, pero era imposible, no sabía que hacer. Soltó un suspiro y recargo su cabeza en la pared mas cercana, cerrando los ojos con fuerza para controlar su temperamento. Abrió los ojos y notó el número en la puerta, ese número era familiar.

-¿Dónde lo vi antes?-

Su mente hizo clic y recordó.

-Es... Es la habitación de Javier... Podría... No, no debería molestarlo, ya está demasiado estresado...-

En lo que él decidía que hacer, la puerta se abrió, mostrando a un Javier en un elegante traje, sorprendiendose por ver a su compañero junto a su puerta.

-Hola Yuzuru, ¿necesitas algo?- el hombre mostraba amabilidad como siempre, mientras el japonés no sabía que hacer o que contestar y de la nada asintió.

-Entonces dime, sabés que soy todo oidos, pero pasa por favor, no es de buena educación dejar a una visita en la puerta.- le sonrió y se movió un poco para que Yuzuru pasará. Él ya no sabía  porque estaba entrando, no tenia planeado hablar con Javier, pero ahí iba, siguiendo sus pasos hasta llegar a la habitación.

-Y dime Yuzuru, ¿qué puedo hacer por ti? Pero por favor, siéntate.- señaló un espacio de la cama donde él estaba sentado. -Perdón, no me gustan las habitaciones con demasiados muebles, no suelo recibir visitas.- se notaba apenado por invitarlo a su cama, pero notaba que su amigo tenía algo importante que decirle, así que no le tomó importancia.
Yuzuru negó lentamente, cerró los ojos y tomó una respiración. Javier sabía que su compañero era raro, pero esto ya lo inquietaba.

Say Good Bye, Ice Heart... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora