Snow ❄

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Aquel día, Park Jimin había amanecido más feliz de lo normal.

En cuanto abrió los ojos, pudo ver como los pequeños copos blancos caían y chocaban suavemente con el cristal de su ventana y eso lo hizo despertar de golpe, correr a vestirse para ir a desayunar, y salir de la casa, saltando por todos lados como si fuera un niño.

Y es que no era un secreto para nadie que Jimin amaba con locura los días nevados, siempre fue así.

Sin embargo, aquel día era especial más allá de aquella nevada que, según los pronósticos del clima, anunciaba ser la última de la temporada.

No, era especial porque justo ese día, su hyung favorito estaba cumpliendo años.

Lo había conocido un día de nieve, justo como aquel pero catorce años atrás, cuando la familia de su hyung se mudó a una casa vecina. Jimin se había enterado que tenían un hijo de su edad, y no pudo evitar emocionarse y correr a buscar a su mamá para poder ir a presentarse y salir a jugar. Su madre sólo había reído ante la emoción de su primogénito, yendo a buscar sus abrigos para resistir el clima helado de aquel día.

Las señoras Park y Min no tardaron mucho en hacerse buenas amigas y charlar como si se conocieran de años, mientras el pequeño Jimin iba, de repente tímido, a buscar a su vecino a la habitación del mismo, siguiendo las indicaciones que le había dado la señora Min con voz alegre.

Jimin no solía ser tímido. Desde pequeño fue muy alegre y explosivo, casi desvergonzado, por lo que solía meterse en problemas por las travesuras que hacía incluso sin quererlo. Pero aquella vez no pudo evitar sentirse un poco cohibido al tener la mirada de aquel chico pelinegro, delgado y con unos ojos oscuros de forma gatuna que le recordaban a los del gato gruñón de su querida abuela.

Aquel Jimin de ocho años no pudo evitar al tartamudeo que acompañaba a su timidez, pero pese a ello, había sonado todo lo seguro de si mismo que un niño de su edad podía sonar cuando se presentó y lo invitó a jugar en la nieve.

Al principio, aquel chico pálido, que supo poco tiempo después era su hyung por dos años, había dudado. Pero cuando Jimin le sonrió como lo hacía cuando quería que su mami le comprara dulces, aceptó.

Aquella había sido la primera de las miles de tardes que pasaron juntos a partir de entonces, convirtiéndose en los amigos más cercanos que el mundo pudiera conocer.

Sin embargo, más o menos a los catorce años, Jimin comenzó a notar que su cariño por Yoongi Hyung no era el mismo que tenía por TaeTae, un dongsaeng que había conocido a los doce, y que con rapidez se había vuelto su mejor amigo. Tampoco se parecía en nada al cariño que tenía por su hermano menor, JiHyun, al cual quería mucho, o a Jin Hyung, al cual conoce y adora desde los 4 años.

No, aquel cariño era muy diferente en muchas maneras. Al contárselo a Taehyung, este le dijo, risueño, que lo que sentía era amor, pero no amor de amigos, sino amor de novios.

Desde entonces, Jimin empezó a notar muchas cosas que antes no notaba, como el maravilloso aroma a café y menta que Yoongi siempre desprendía, o que sus sonrisas de rosadas encías se le hacían cada vez más dulces. Comenzó a estar más consciente de todas las veces que se tocaban al día, incluso sin quererlo, y también comenzó a notar todas las miradas que su hyung atraía cada vez que entraba a algún lugar.

Yoongi siempre lo hacía sentir como si fuera el tesoro más valioso del mundo y eso hacía que sus sentimientos fueran creciendo cada vez más, y con ellos sus ganas de dar el siguiente paso en aquella relación.

Hasta que un día sucedió.

Fue una tarde nevada, como casi todas las importantes desde que se conocieron. Tenía 17 años y estaba sentado en el techo de su casa, viendo el precioso y colorido atardecer de aquel día, mientras esperaba que comenzara a nevar. Realmente no tenía frío, amaba hacer aquello, y desde aquel lugar podía ver perfectamente todas las casas vecinas, y las copas de los arboles en los jardines. Solía ir ahí cuando quería pensar, cuando estaba triste o simplemente cuando quería estar tranquilo, porque aquella vista tan hermosa siempre lo tranquilizaba.

Snow | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora