Creep.

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Tenía 20 años, pero parecía de mucho más, estaba arruinada, devastada. Las drogas me arruinaron, él me arruinó. Mejor dicho, me arruinó separarme de él. Yo estaba bien cuando estaba a su lado, ¿Por qué se tuvo que alejar de mí? ¿Por qué no pudo ser para siempre?

Lo conocí a los 15, él era mucho más grande que yo, jamás pensé que se fijaría en mí, y me trataría tan bien, jamás pensé que se fijaría en mi personalidad antes que en mi cuerpo, y digo esto porque cuando pudo aprovecharse de mí, no lo hizo y me ayudó.

Mis padres no me quisieron nunca, pero aun así me mantenían. No les importaba qué hacía con mi vida, por eso todas las noches iba a algún bar con amigos, a conocer personas, tomar y drogarme. Nadie me imponía límites, nadie me tomaba en cuenta y supongo que por eso lo hacía, por eso me destruía, para lograr alejarme de la vida de mierda que tenía.

No había intentado suicidarme jamás, es que no quería acabar con mi vida, quería tener una vida feliz, como cualquier otra persona. Quería llegar a casa y que mis padres me preguntaran cómo me fue en el día, si quería comer algo en específico, si quería salir con ellos a algún lado. Quería que se interesaran en mí, que no les hubiera dado lo mismo si seguía en el colegio o lo dejaba, o que todas las noches salga y vuelva al otro día, drogada y tomada. Que se preocuparan por mí, que quisieran que me aleje de las drogas, de las malas juntas que tenía, porque sabía que nada de lo que hacía estaba bien, pero sólo era una simple niña en busca de apoyo emocional, y al no encontrarlo me apoyaba en lo malo, que en cierta forma era bueno.

-Ya no quiero que te quedes más en esta casa, buscate otro lugar. -Era la primera vez después de mucho tiempo en que mi madre me dirigía la palabra, hacía un rato me había despertado y me encontraba en la cocina tomando una pastilla para la resaca junto a un poco de agua. Me tomó por sorpresa y sentí bronca, tanto así que la garganta se me cerró y comencé a llorar en silencio.

-¿Me vas a echar? Soy tu hija, ¿te olvidaste? -Le grité.

-Andate Lisa. -La mujer que se decía llamar mi madre me echaba de la casa y se daba la vuelta para ir a su habitación como si me hubiera dicho 'Buenos días'. Me acerqué a ella y la tomé del brazo con violencia.

-No me podés echar, lo único que me dan es casa, comida y dinero, a lo otro, el amor, la atención, jamás lo recibí, no me podés echar. A pesar de todo soy tu hija, tu hija, no me podés dejar en la calle. -Volví a gritar, apretaba de su brazo con fuerza, pero eso no duró mucho, me dio un golpe que me dejó tendida en el suelo.

-Sos una drogadicta-borracha inmunda, lo único que querés de nosotros es eso, plata, comida, ¿Qué te pensás? No te considero hija mía, sos un desastre, no servís para nada, y no quiero seguir cargando con vos y tus idioteces por más tiempo. Te vas de mi casa, te doy veinte minutos.

-¿Por qué no me querés? -Pregunté mientras me levantaba, ella se dio vuelta para regalarme una mirada cargada de asco y luego se metió a su habitación.

Fui a mi cuarto, tomé mis cosas y me fui de la casa ese mismo día, no planeaba cargar con mucho así que en una mochila metí lo más importante, mi ropa y algunas otras cosas. Me quedé sentada en la vereda esperando que llegaran mis conocidos al bar de siempre, esa noche se inauguraba la discoteca, así que iba a estar interesante. Mientras tanto lloraba y fumaba marihuana.

Ese día fui en decadencia total, llegué a un punto en el cual no tenía control propio de mis movimientos, de mi cuerpo. No recuerdo mucho, sólo que había música fuerte, gente bailando y yo estaba recostada en un sillón. No podía mantenerme en pie, mis amigos intentaron consolarme ofreciéndome más drogas que de costumbre y además me mataba con alcohol. Unos tipos comenzaron a tocarme, no los conocía, y nadie me los quitaba de encima, yo no podía hacerlo por mi cuenta, sólo decía que no.

Creep. (One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora