No sé qué hacía en el suelo, pero tenía frío. El suelo estaba frío. El ambiente estaba frío. Me notaba frío. Todo frío, helado, cual carámbano en pleno invierno glacial. El agua no ayudaba. Llovía mucho, casi torrencialmente.
No sé qué hacía ahí, pero sentía frío.
La calle estaba vacía. Ni un alma. Sólo escuchaba la lluvia caer. Angustia. También sentía eso. Algo había. No sé qué aparte del frío y el agua. Comencé a respirar rápido. Me faltaba el aire. Comencé a correr.
No sé hacia dónde, pero corrí.
No aparecía nadie. Todo despejado, silencioso, cual necrópolis. Seguía corriendo y no escuchaba nada aparte de agua cayendo y mis propios pasos. Y mi corazón. Latía fuerte, pero lento. Cada vez más despacio.
Cada vez más frío.
Respiraba, corría, sentía frío. Mis fuerzas flaqueaban y mis piernas no daban más de sí. Ese algo lo seguía sintiendo. Lo notaba detrás de mí. Cerca, muy cerca. El frío aumentaba y mi vista se nublaba.
Tropecé y caí. Estaba helado. Dejé de sentir el agua. Me volteé y me coloqué bocarriba. Dejé de respirar y el frío se fue. Todo desapareció. Miré arriba y sólo veía blanco. Inmóvil, sin fuerzas y sin sentir, cerré los ojos.
Eso se había marchado, y se llevó mi frío, mi respiración y mi corazón con él.
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Frío y soledad.
HorrorUn mundo frío y húmedo que esconde lo más natural del ser humano.