-Volviste...- le dije a la señora de cabellos blancos y grisáceos frente a mi puerta.
-Hija- dijo ella viéndome con los ojos acuosos.Corrí a abrazarla con todas las ganas y al abrazarla, las ganas de llorar empezaron a hacer acto de presencia en mí.
-Lo siento...
Luego que mi madre dijese esas dos palabras desperté.
Había sido todo un sueño, tan real que podía sentir las lágrimas melancólicas salir con pesar de mis ojos.
Me fijé en la hora, 3:45 am.
Me levanté a encender la luz del cuarto para luego sentarme al escritorio en donde tenía mi maquina de escribir y mis sellos de cera, siempre que soñaba con madre le escribía cartas las cuales nunca me atrevía a mandar y desde que murió los sueños se hacían más recurrentes y así aumentaban las cartas con sellos rojos en el buró.
Tomé aire para empezar a escribir otra de las muchas cartas las cuales nunca madre podría leer, sin embargo las leía en voz alta esperando a que quizá desde el "otro lado" escuchase las palabras que salen de mi corazón al soñar con ella.
Mamá he soñado que llamabas a mi puerta, un poco tensa y con las gafas empañadas, querías verme bien, sentía que sabías como hoy te añoraba y me abrazaste mientras te maravillabas de que aguantara triste y casi sin aliento, hace ya tanto que no estamos abrazadas
y en el silencio me dijiste lo siento.Pero a bastado un ruido para despertarme para llorar y para hacer que regresara
aquellos días que de niña me cuidabas, donde en verano cielo y playa se juntaban mientras con mi muñeca vieja te escuchaba
los cuentos que tu cada noche me contabas y cuando mas pequeña tu me acurrucabas
y adormecida en tu regazo yo soñaba.Pero a los dieciséis sentí como cambiaba y como soy realmente ahora me vería
y me sentí tan sola y tan desesperada porque yo no era ya la hija que querías y fue el final así de nuestra confianza, de las pequeñas charlas que ayudaban tanto.Y me pasaba el día sin volver a casa, no soportaba tus sermones para nada y comencé a volverme yo también celosa porque eras casi inalcanzable tan hermosa
Mas no llamaste tu a mi puerta
inútilmente tuve un sueño que no puede realizarse, mi pensamiento esta tan lleno del presente que mi orgullo no me deja perdonarme, más, si llamases a mi puerta en otro sueño, no lograría pronunciar una palabra, me mirarías con tu gesto tan severo y yo me sentiría cada vez mas sola.Por eso estoy en esta carta tan confusa, para encontrar algo de paz en lo que pienso, no para reclamarte ni pedirte excusas
es solo para decirte: mamá lo siento y no es verdad que yo me sienta avergonzada, son nuestras almas tan igual, tan parecidas
esperaré pacientemente aquí sentada.te quiero tanto mamá escríbeme...
...tu hija.Y así, con una amarga lágrima sellé la carta, una de cientos de estas mismas las cuales ni en vida madre pudo leer.
Apagué la luz y a paso lento y algo pesado llegué a mi cama, no pude dormir, la imagen de mi madre tocando a mi puerta venía a mi mente atormentado mi alma como impulsándome a un abismo de recuerdos de la niñez y de la adolescencia, viendo a mi madre reír y llorar, recordar sus besos, sus abrazos, cada una de sus palabras de aliento y de cariño, sus regaños, sus gestos severos al regañarme por algo que hubiere hecho mal...
Esa mañana, no mucho antes de las once de la mañana, imprimí muchas imágenes de verbenas color rojo y luego fui al closet en donde guardaba las cartas que hube escrito a mi madre, las tomé todas y cada una de ellas y las distribuí en tres cajas de zapatos decoradas con las imágenes que había impreso poco antes.
Salí de la casa y fui a la floristería que mejor fama tenía en el pueblo, daría a hacer un arreglo de flores justo como a madre le hubiera gustado, con su flor favorita, la verbena roja.
Y así con las flores y las cartas me sumergí nuevamente en el lugar que pocas veces visitaba y al llegar a su tumba dejé las flores y las cajas sobre el concreto y me senté, cerré los ojos a esperar algún aire, un abrazo, un beso pero no llego.
Me levante
-Madre, aquí te dejo todas estas cartas, se que ya te las he leído sin embargo me ha faltado algo que decirte personalmente y es madre... Lo siento.
Al pronunciar esas dos fuertes palabras el esperado aire llego a mi revolviendo mis cabellos y secando la sigilosa lagrima que corría por mi mejilla.