Parte: D o s.

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"No todo sucede por una razón específica". 


Si estás leyendo esto, significa que solo me queda una foto, y que ya no estoy aquí, en ese caso, quiero que todos sepan lo que sucedió, no importa que me tomen por loca, no importa lo que pienses de mi, solo quiero que alguien sepa que existí, quiero que alguien me recuerde...

Todo empezó un 3 de noviembre, el día de mi cumpleaños 15, no tenía muchos amigos para hacer una gran fiesta ni nada del estilo, solo éramos mis padres y yo, como siempre había sido.

Faltaba un día para empezar las clases, me sentía emocionada a la vez que nerviosa, siempre he sido la rara de la clase, tenía ganas de volver a ver a Sarah, también de ver a Bea, llevaba ya mucho que no las iba a visitar así que esa era mi motivación principal para volver a las clases.

Ese día me levanté de mi cama -La cual tenía desde los 4 años, una cama hecha de caoba- y en seguida que me levanté, vi reposando sobre mi mesa un regalo, era una cámara nueva. Desde el momento en que la ví supe que tenía algo especial, no parecía como cualquier cámara, era mi cámara, y el uso que le diera definiría su importancia. 

Me coloqué una camiseta blanca y bajé a darle las gracias a mis padres, noté que era tarde, más del mediodía. No estaban allí, sin embargo me habían dejado una nota encima de la mesa de la cocina: 


"¡Feliz Cumpleaños Michelle! Disculpa que no estemos para recibirte en tu día especial, pero tu padre hoy tiene un trabajo especial, nos vemos en la tarde, ¡Te amamos!"

Mamá.


Mi padre es ilustrador, hoy iba a dar una clase pública en la plaza Dolber, era un trabajo importante. Siempre admiré a mi padre, él fue lo que quiso ser, y no le importó lo que la gente opinara al respecto. Mi madre era maestra de Música en un instituto cerca del mío, según ella para poder irme a buscar, al final siempre me he ido a casa sola.

El día pasó demasiado rápido. Mis padres llegaron a las 5 de la tarde, lo primero que hicieron fue felicitarme con todas sus ganas, y luego, mi madre hizo la cena, comimos pacíficamente, y luego, cayó la noche, siempre tan silenciosa. Me gusta la oscuridad, me hace pensar siempre que soy libre, que esa oscuridad existe para que yo pueda imaginar el paisaje que me llevará a las estrellas. A otro planeta. A otro universo.

Mi despertador sonó a las 5 de la mañana, me levanté -Con flojera- de mi cama y directamente fui al baño, me desvestí, y entre a la ducha. No hay mejor manera de empezar un día desastroso que con un baño.

Cuando terminé, fui a mi cuarto, me vestí con el uniforme escolar, y bajé a saludar a mis padres. Siempre bajo las escaleras de mi casa con cuidado, odio cuando suenan fuerte, siento que todos me miran, como si hubiera arruinado algún momento importante.

Tomé mi bolso, el instituto "Bermosh" suele cambiar los horarios todos los años, por ello, preferí solo llevar un lápiz, un bolígrafo y un cuaderno. Recordé que mi cámara estaba en mi cuarto, ese día quise llevarla para utilizarla por primera vez, ya tenía el rollo, eran exactamente 36 fotografías, a mi parecer, muy poco, pero era mejor que nada. 

Me despedí de mis padres y me fuí. 

Al llegar al instituto, caminando entre gente nueva y pasillos antiguos, me encontré con Sarah, la cual saltó a darme un abrazo cuando me vió. Estaba tan emocionada como yo, y nos dimos lo que comúnmente llaman "Abrazo de oso". 

-¿Con que tienes una cámara nueva? -Dijo Sarah señalando la cámara que llevaba colgando de mi cuello.

-Si, me la regalaron ayer mis padres. Por cierto -Dije cambiando el tono y poniendo una expresión de cachorro regañado-. No me felicitaste por mi cumpleaños.

-¡Feliz Cumpleaños! -Dijo y luego me abrazó-.

-¿Sabes? -Dije, cambiando de tema-. No la he probado, ¿Y si eres mi primera fotografía, Sarah?

-Sería un honor -E hizo una reverencia-.

En eso encendí la cámara y me preparé para tomarle una foto a Sarah. Nunca sabré qué sucedió, porque sucedió, ni cómo sucedió. Solo sé que después de que Sarah posara y yo tomara la fotografía, todo el mundo se detuvo.

-¡Salió bien! ¿No crees? -Dije al ver que Sarah seguía posando-.

Luego me percaté de algo que me dejó con la mandíbula en el piso, todos los relojes del pasillo se habían detenido, la gente se había detenido. Y llegué a una conclusión.

Acababa de detener el tiempo.

TimelessWhere stories live. Discover now