"Prometo no lastimarte"Mentira
"Prometo no dejarte"
Mentira
"Prometo siempre amarte"
¡Mentira!
Escucho su voz por todos lados, hay múltiples espejos a mi alrededor que reflejan a mi yo de 11 años. Las frases se escuchaban cada vez más fuertes y más cerca de lo que ya estaban, trato de moverme pero el miedo hace que se me anclen los pies al suelo y no pueda dar un solo paso.
Los espejos comienzan a reventar, haciendo que los vidrios se incrusten en mi piel y comience a sangrar.
Esto es un sueño, ¿por qué me duelen las heridas?. Lentamente comienzan a levantar mi mirada en contra de mi voluntad, siento dos manos que empiezan a estrangular mi cuello, otras están en mi mandíbula levantando mi cabeza con tanta facilidad y con tanto cuidado, que pareciera que están levantando la cabeza del muñeco más delicado del mundo.
Las paredes comienzan a romperse y a agrietarse, cuando miré completamente arriba un pedazo enorme de roca estaba callendo lentamente hacia mi, escuchaba risas de mi yo pequeño por todas partes y las heridas empezaban a arder cada vez más. Cuando la vi recobré el control de mi cuerpo pero manos empezaron a agarra mis brazos y piernas para que no me pudiera mover, era tortuoso ver lo lento que se acercaba la roca, cuando esta estaba rozando mi nariz despierto estrepitosamente.
Miro a mi alrededor y veo que no hay nadie, no hay espejos, no está la presión en mis extremidades y no están las risas de mi antiguo yo.
Pero el dolor de mis heridas sigue ahí.
Lentamente me levanto de mi cama y voy al baño de mi cuarto a paso lento. Siento como cada una de esas heridas se estiraran, arden como si le echaran jugo de limón encima, cada paso que doy es un infierno. Llego al baño, enciendo la luz y me acerco al espejo sin mirar mi reflejo, me apoyo en mis brazos como si me fuera a desmayar de la nada. Levanto mi mirada y quedo estupefacto ante la imagen.
No hay nada.
No tengo herida alguna, ¿como? ¿Por qué me duele? No entiendo...
Levanto mi polera dejando ver mi torso, ninguna herida.
Miro mis piernas que hace un momento estaban entumecidas por el dolor, nada.
"Toc toc"
Miro la puerta del baño, alguien estaba tocando la puerta, según el olor que percibo es de Yui Komori la humana que llegó hace 3 semanas y que dejó encantados a todos, a todos menos a mi, no tengo tiempo para andar cuidando a una estúpida humana. Varias veces los demás me han retado por no cuidarla o no protegerla.
No es mi culpa que sea tan estúpida.
-- Subaru-Kun... - Dice con una suave voz hacia mi persona- ¿estás bien? Ya está listo el desayuno.. Reiji-san me mandó a buscarte..- veo como abre lentamente la puerta, tratando de ser discreta, me acerco a la puerta y de forma brusca la abro. Al notar mi apariencia derrotada se asusta un poco y se acerca a mi tocando mi rostro con ambas manos- ¡Subaru-Kun! ¡Estás más pálido de lo normal! Estás todo sudado.. ¿¡Tienes fiebre?!.. -Toca mi frente con una mano y con la otra toca la suya para comparar temperaturas- ¡Estás ardiendo!-
Alejo su mano de mi frente y me seco un poco el sudor con mi sudadera, con algo de brusquedad (pero no tanta obviamente) la quito de la puerta y me voy a sentar a la cama.
-Dile a Reiji, que ya voy..- escucho unos pasos que se acercan a mi, supongo que es Yui, al mirar bien los pies del que se me acercó noto la típica vestimenta de Reiji, levanto mi mirada y veo los penetrantes ojos magneta de él.
- Vamos a comer, te sugiero que te bañes y bajes a comer, o se enfriará la comida.- Me dijo con una voz firme, digna de Reiji. La humana se fue (al parecer por órdenes de Reiji) y el oji magneta estaba dejando la habitación- tienes 10 minutos, si no bajas ya sabes a quién mandaré a buscarte- sin decir otra palabra se va.
Al parecer sabe cual es mi debilidad
O quién lo es..
¿Cómo pudo haber cambiado tanto el ambiente? Hace unos segundos estábamos todos tranquilos y callados, no se sentía agresividad en el aire. Hasta que habló Reiji.
-Tienes que elegir un Adam, ¿a quién vas a elegir?- es putamente obvio que ella no tenía idea, solo lleva 3 semanas aquí, ni siquiera yo tenía idea de que tenía que elegir a uno de nosotros.
-¡Obviamente me va a elegir a mi! ¡Al gran Ore-Sama!- Dice Ayato parándose bruscamente y golpeando la mesa. Los otros dos de los trillizos no se quedaron callados.
-¿Por qué estás tan seguro de que no me va a elegir a mi? -Laito sonríe de forma burlona-
-¡Ustedes dos inútiles no serán escogidos por ser unos depravados y asquerosos vampiros, que solo saben sacarle sangre a la humana y no saben nada de cuidados!- Kanato golpea la mesa con un tenedor dejándolo clavado en la madera.
Va a ser una larga cena...