Unas de las de las varías personalidades de Fred se caracterizaba por llamar la atención, pero no de cualquiera, solamente de una persona en específico, alguien que realmente logro cautivar su corazón sin ningún esfuerzo mínimo ¿Muy curioso verdad? Ni el mismo sabía el motivo de porque estaba locamente enamorado.
Sus tardes eran aburridas, recostado en la cama sin saber que hacer un día feriado como cualquier otro ¿Trabajar? ¿Para que? Seguramente cuando consiga un empleo lo despiden a los días por holgazán.
Domingo era el día en el cual se encontraba, una tarde tranquila y muy pronto oscura mostrando el anaranjado paisaje que despedía al sol dando paso a la luna, un baile entre los cielo daban las aves antes de irse a dormir, Fred rodo un poco hacia la izquierda donde se encontraba el control remoto.
Al menos mirara unas horas caricaturas para entretenerse. O al menos eso pensaba.
La puerta de su habitación se abrió haciendo que se quedará a mitad de camino para agarrar el aparato dejando a la vista una figura masculina ingresando a la habitación para entrar al baño sin decir ninguna palabra.
Fred dió otro giro por la cama pero esta vez hacia la derecha formando una sonrisa pícara al ver a cierto albino salir a los minutos secándose las manos con una toalla, un suspiro perteneciente del más alto se escuchó en todo el silencioso lugar. Gold alzó la vista alzando una ceja extrañado.
--¿Que estás haciendo?-- Pregunto con ese tono serio y característico de su propia personalidad.
-¿Tú qué crees? - Recalcó, el azabache llevando ambas manos hacia su barbilla sosteniendo su peso de su rostro y sus codos apoyados en la cama teniendo una vista completa.
Gold, suspiró nuevamente.
--Tengo que terminar unos papeles muy importantes, para la empresa de mi abuelo.--Comento observando fijamente al menor, este solamente le guiño el ojo logrando ganando un leve rubor en las mejillas del albino.-- No entres a la habitación hasta que termine.-- Advirtió antes de acercarse al azabache y revolver sus mechones negros como un gesto cariñoso y dando marcha hasta su retirada.
Todos sabemos que Fred no haría caso a esa advertencia ¿Verdad?. Pfff. Ni que fuera Freddy.
Se levantó de su lugar y observó la hora, esperaría unos minutos para molestar a su querido novio, mientras caminaba de un lado a otro, Gold mayormente se quedaba trabajando hasta tarde a su temprana edad sin embargo tenía tiempo de pasar rato de calidad con el azabache, las cuales siempre le encantaba y se le escapaba una leve sonrisa con sus tonterías.
La personalidad humorística y egocéntrica de Fred era lo que más resaltaba en el, todo lo contrario al albino que cumplía las reglas a la perfección y no protestaba por nada, actitud tranquila y serena como la de una piedra.
Diez.
Diez minutos.
Ahora sí se pondría en marcha.
Se levantó y empezo a deambular fuera del habitación que Gold donde le había prohibido el ingreso, el azabache sonrió y agarró la perilla para girarla e ingresar.
No sé encontró con nada fuera de lo común, solo un Gold sentado escribiendo en algunos papeles extremadamente concentrado en su trabajo, por supuesto estar a cargo de una empresa necesitaba sus sacrificios, pero el Albino no tenía problemas en ello, era como costumbre desde pequeño.
--Te dije que no entraras. -- Hablo haciendo que Fred diera un ligero brincó del susto ¿Acaso el Albino tenía ojos detrás de la nuca?.
--Era inevitable~-- Carrunteo el menor para caminar a lado del mayor posando un brazo en el hombro de este.-- ¿Que estás haciendo?
--Escribir.-- Fred rodo los ojos al escuchar su respuesta.
--¿Quieres compañía wapo?
--No gracias.
--Lo tomaré como un si.
Gold suspiró ¿Sería la tercera vez que hacia de nuevo ese sonido?, aunque aún así no paro su escritura para nada.
Un silencio incómodo rondó al azabache que solamente observaba como el de tez pálida escribía con suma paciencia y concentración, escrituras complicas de que él ni siquiera entendía.
-Fred quiere atención~.
-Fred necesitá dejar a su novio terminar su trabajo.
El susodicho frunció ligeramente el seño y se alejó un poco para abrazar por el cuello a su pareja dejando caer un poco de peso hacia delante llamando la atención del Albino que volteó a verlo entre duda y curiosidad.
-Un besito talvez ayude está situación~.- Gold suspiró resignado, volteando un poco el rostro del menor sujetando su mentón para besar los suaves labios de este, al separarse volvió nuevamente a su escritura dejando azabache satisfecho por el momento.
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