No sé cómo pasó, pero cuando me di cuenta ya llevaba cien palabras de esto.
Ayer fue un día bastante malo para mi, terrible, pero por la noche terminé escribiendo esto... Me sorprende que haya salido luego de haberla pasado tan mal. Pero bueno, se los comparto ahora porque no tuve tiempo de subirlo antes.
Estamos en el mes de marzo, el mes de cumpleaños de Taiga, así que pretendo comenzar su celebración con esta historia. Por supuesto, para su cumpleaños espero escribirle algo super chevere (todavía sigo pensando en ello, necesito ideas ya jajaja)
Por cierto, me sorprendió encontrar entre mis imágenes una que coincidiera tanto con la historia... No poseo el autor, no lo guardé en aquel entonces.
Sin más, espero les agrade.
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Un grito ahogado, de completo terror, se escuchó de repente por todo el departamento. En seguida, un nombre fue llamado con desesperación.
Saotome Ritsu, quien se encontraba muy cómodo en el sillón disfrutando de la más reciente revista dónde Haruto apareció, se levantó de un salto al escuchar su nombre ser pronunciado con tanta angustia. Y corrió a la cocina, porque seguramente Taiga se encontraba en peligro allí.
Y ahí estaba el más bajito de los Ancient, estático en medio de su cocina, que era como una segunda habitación para este. Ritsu podía verlo temblar levemente y como unas lagrimitas se ubicaban bajos sus ojos grises. Entonces, luego de visualizar su entorno, Ritsu lo comprendió.
La razón del pánico del castaño no era otra cosa sino la presencia de un grillito verdoso, que se hallaba situado descaradamente sobre los implementos de cocina de Taiga.
-R-ricchan...- pronunció de nuevo, esta vez en un hilito, sintiéndose un poco aliviado por su presencia casi inmediata.
El animalito dio un pequeño salto, ubicándose ahora sobre uno de los platos limpios, y el lugar se convirtió en un caos por un segundo. Taiga gritó y brincó hasta donde se encontraba Ritsu, refugiándose después detrás de este y aferrándose a la cintura ajena como si la vida se la fuera en ello. Ritsu no supo cómo no perdió el equilibrio a causa del ajetreo tan a prisa.
-¡H-haz que se vaya!- chilló el castaño como una súplica, apegándose a Ritsu como si de su salvavidas se tratase.
Ritsu observó al animalito, que sin vergüenza agitaba sus patas traseras, y soltó un suspiro pesado ¿Qué hacer? Uozumi no se encontraba en ese momento, que inoportuno, así que le correspondía a él solucionar aquel problemita.
Entonces, se dio cuenta que la revista que leía continuaba en su mano y tuvo una fugaz idea. Envolvió el papel, lentamente para no espantar al grillo, e intentó dar un paso hacia adelante...
Taiga odiaba los insectos, les daba terror, y Ritsu no era precisamente valiente... ¡No se atrevía acercarse a ese animal! Quién sabe en qué lugares asquerosos haya estado antes. Además, con Taiga enrollado en su cintura no podía moverse mucho después de todo.
Pero no, ¡Tenía que armarse de valor! Así sea para espantar al intruso. Todo para traer de vuelta la paz, y salvar a Taiga por supuesto. No era momento de ponerse exquisito, debía ahora mostrarse como la reina guerrera que era capaz de ser.
Y con ese pensamiento en mente tomó valor, dio un paso al frente (arrastrando a Taiga consigo) y agitó la revista... ¿El resultado? Un grillo saltando de acá para allá, agitado, con Taiga y Ritsu espantados a causa de sus rápidos movimientos. Uno porque lo odiaba y aterraba, otro porque le daba cierta repugnancia. Veintiún y veintidós años, respectivamente.
-¿¡Qué está pasando!?-
Una voz molesta se escuchó entre el caos, como un rayito de esperanza para las dos víctimas del momento.
-¡Uozumi!- llorando a la par, felices de su llegada y en un pestañeo ambos se encontraban refugiados detrás de este.
Cuando Uozumi se percató por sí mismo de lo que sucedía, lo que había provocado tal desastre en su cocina, tomó la revista de Ritsu y se encargó de soltar al grillo por la ventana, acabando con el problema en tan sólo unos segundos.
-¡Eres el mejor, Uozumi!-
Y aliviados abrazaron a su salvador, melosos como sabían perfectamente que este odiaba, logrando que un gruñido se escapara de sus labios. Sin embargo, Uozumi se dejó querer.
Más tarde, cuando el asunto del animalito intruso quedó como una historia graciosa para contar en las noches de alcohol, Ritsu se acercó a Taiga cuando lo encontró a solas en la cocina comentándole lo que desde ese entonces rondaba por su cabeza.
-Lamento mucho no haberte salvado, Taiga.- y lo dejó salir, porque sólo con este podía -y quería- compartir sus inseguridades por más chiquititas que fueran.
-Pero, ¿Qué dices? ¡Si viniste a mi rescate cuando te llamé! Verte me ayudó mucho.- sonrió Taiga, con total sinceridad y contento por haber contado con Ritsu una vez más- Así que también eres un héroe, Ricchan.- concluyó. Avanzó hacia el contrario y tomó sus manos con cariño, su sonrisa se hizo más grande por el contacto.
-¿En serio?- Ritsu lo sabía, en su mayoría, pero le gustaba un montón escucharlo de boca del castaño.
-¡Totalmente!- exclamó- Así que, gracias por atender mi llamado de auxilio.- agradeció, amoroso.
Ritsu no pudo responder, pues ciertos labios que tanto gustaba besar se apoderaron de los suyos esta vez. Y se determinó que, para la próxima vez, definitivamente sería el único salvador de su Taiga.
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Notas Finales: Lamento si hubo algún error, es media noche y necesitaba subirlo.
Por cierto, el que Taiga odie los insectos lo tomé de sus curiosidades que leí en la wikia de Starmyu.
Espero les haya gustado, y gracias por leer.
Si te gustó, ¡Házmelo saber!
Hasta la próxima.
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Intruso
Fanfiction[Taiga/Ritsu] Taiga odia los insectos, y Ritsu no es precisamente valiente.