dream || [Yoonmin One-Shot]

dream.

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Un mundo en el que sólo viven ángeles, todos parecidos, similares. Los que no entraban en ese "código" eran desterrados. Ese fue el problema de Jimin, el no entrar en lo normal por tener una enfermedad. Él no decidió tener un ala mal, nació de esa manera, pero eso lo costó su estancia en la ciudad de Aether, de la cual fue desterrado por ser un ángel diferente, extraño.

Jimin no estaba sólo. No del todo. Min Yoongi, un ángel de alma rebelde, cansado de la monotonía de Aether, encontraba cierto encanto en el menor de ojos brillantes y risueños. Cuando Jimin aún vivía en la ciudad eran amigos, y conversaban frecuentemente sobre trivialidades. Yoongi amaba la manera en la que los ojos de Jimin se cerraban cuando reía, o cómo éstos brillaban cuando el menor relataba algo emocionante para él. Antes de que él se pudiera dar cuenta, Yoongi estaba completamente enamorado de aquel ángel del ala especial, por eso no dudó en acompañarle en su destierro.

Una noche estaban ambos sentados en la hierba, mirando al cielo lleno de estrellas. Era una noche preciosa, el cielo estaba completamente iluminado, y lo único que se escuchaba eran las hojas de los árboles al ser movidas por el viento. Yoongi miró a Jimin y no pudo evitar sentir un pequeño pinchazo en su corazón.

Jimin, el alegre Jimin, el chico risueño que nunca paraba de sonreír estaba pálido, y se le notaba muy desmejorado. Sus ojos ya no brillaban con la misma intensidad de antes, y ya no se cerraban de la misma manera cuando el muchacho se reía, porque ya casi nunca sonreía. Según él, ya no tenía motivos para sonreír. Yoongi estaba destrozado. No sabía qué hacer para ayudar al menor. Se estaba debilitando más rápido de lo que él pensaba. Volvió a mirar al cielo y suspiró suavemente, intentando ignorar sus pensamientos concentrándose en otra cosa.

"Me gustaría poder tocar el cielo."

El mayor no pudo evitar abrir ligeramente la boca al escuchar al menor hablar, y giró la cabeza en su dirección.

"El cielo está precioso esta noche, y me gustaría poder ver las estrellas de cerca... Pero no puedo volar. Mi maldita ala no me deja volar..."

Las manos de Jimin se empezaron a clavar en el suelo mientras sus brazos temblaban por la fuerza que le estaba aplicando a la tierra. Antes de que Yoongi dijera algo, Jimin volvió a hablar.

"Nos imagino a ambos, volando en el cielo mientras reímos y disfrutamos del paisaje, a lo mejor cogidos de la mano, mirándonos de vez en cuando, el viento rozando contra nosotros, perdiéndonos entre las estrellas que brillan de una forma tan bonita en el cielo..."

Yoongi no escuchaba lo que Jimin estaba diciendo, estaba completamente embelesado por la mirada del menor. Ese brillo inocente y curioso que lo caracterizaba había vuelto, el muchacho se emocionaba siempre que hablaba del cielo y de volar en él, y Yoongi se encontraba perdido en esas "estrellas" que decoraban los ojos de Jimin, esos brillos en los oscuros ojos del ángel, que le parecían más hermosos que cualquier otra estrella en el firmamento.

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Empezaba a ser doloroso. Las sonrisas forzadas que Jimin hacía para no preocupar al mayor sólo hacían que el otro se sintiera aún más inútil por no poder hacer nada. No era médico, y su ala era imposible de curar, y el dolor se estaba extendiendo por todo el cuerpo de Jimin. Le costaba mucho caminar, y siempre ponía una mueca de dolor cuando creía que Yoongi no miraba, sin poder ocultar su sufrimiento. Sus labios estaban agrietados, su piel blanquecina con un aspecto enfermo, unas grandes ojeras bajo sus preciosos ojos por todas las noches que el dolor no le dejaba dormir. Jimin estaba roto. Ya no había solución.