Una mañana despertó un niño de diez años de edad, contemplando el amanecer quería saber lo que era adrenalina, corrió al cuarto de su papá y le pidió ir a la playa, por primera vez en su vida quería montarse en una moto acuática, su padre le dijo que estaba muy pequeño para ello, pero el niño insistió hasta más no poder, así que su papá le dijo que si, se arreglaron y salieron del apartamento directo a la playa, allí estaban las personas que adquilan las motos acuáticas, así que pidieron una, se colocaron sus salvavidas y se montaron, el padre del niño empezó con una velocidad constante, suave para acoplarse a la moto, luego aceleró ya que empezó a tener confianza, el niño estaba súper feliz, dieron dos vueltas con esa velocidad... Llegaron de nuevo a la orilla del mar, dejaron la moto y se fueron a comer un raspado, terminando de contemplar una linda mañana llena de felicidad.