Los rayos de sol se colaban por la ventana, iluminando el rostro de Anya. Desde hacía unos pocos meses que había cumplido los 16 años. No era nada que mereciese una gran celebración más allá de un simple cumpleaños, además de que era alguien bastante normal. No obstante, había muchas partes de su pasado que no recuerda o, si consigue recordar algo, todo está borroso y es demasiado confuso como para entender algo.
Según su madre, un gran golpe provocó esa pérdida de memoria. Siempre se lo repetía, que se golpeó al desmayarse, aunque nunca le respondía cuando quería saber los motivos que la habían llevado a desmayarse.
Siempre había tenido aquella duda arraigada en su mente, aunque suponía que había sucedido por un susto o, simplemente, porque sí.A pesar de haberse acostado tarde, se había levantado temprano, dentro de sus esquemas.
Se giró en la cama, volviendo a taparse con las sábanas luego de coger el móvil. Podría pasarse ahí todo el día pero ya escuchaba en su mente a su madre gritándole que fuese productiva.Finalmente, salió de la cama. Su cabeza dolía horrores, no entendía demasiado bien el por qué, ¿quizá tenía que ver con la extraña aparición de aquella noche? Iba frotándose los ojos mientras, con paso lento, se acercaba a la cocina. Lo que más destacaba de su casa era aquel largo pasillos que tentó miedo le había provocado en su niñez mas ahora lo tenía como una molestia pues su habitación se encontraba al final y era demasiado incómodo tener que recorrer toda la casa simplemente para ir a la cocina.
Las secuelas del profundo sueño se podían notar en su forma de caminar, lenta, a diferencia de otras ocasiones en las que recorría el pasillo en poco tiempo. En parte le servía para saber quién se encontraba en casa pues iba mirando de reojo cada habitación, averiguando si alguien estaba ahí.
Finalmente llegó a la cocina, sin encontrar a nadie en el camino. Cogió una taza y vertió en ella un poco de café que su padre había hecho por la mañana. Se llevó la taza a los labios. El contenido se encontraba templado, quizá más frío que caliente, supuso así que no hacía mucho tiempo que sus padres se fueron de casa.
Soltó un suspiro, por las mañanas solía estar sola, aunque tampoco le importaba. Le gustaba la soledad, el silencio. No entendía el por qué, pero son gustos, al fin y al cabo y no tienen sentido la mayor parte de las veces.
Decidió ir a un lugar más cómodo. Dio un giro con sus talones y salió de la cocina con la taza en la mano. Se dirigió hacia el salón, que quedaba a mano derecha; era una habitación muy amplia, con buena iluminación debido al ventanal que siempre se encontraba abierto en el fondo, estaba todo decorado con un estilo minimalista donde predominaban los colores cálidos.
Justo cuando se sentó y dejó su desayuno en la pequeña mesa delante del sofá advirtió que no había cogido ninguna servilleta. Si llegaba a manchar algo, su madre se encargaría de que eso fuese lo último que ensuciaba en su vida.
Molesta, se levantó, llevándose consigo el cojín que tenía a su izquierda.Abrazó al cojín aun después de haber cogido bastantes servilletas, no quería volver a levantarse si acaso le faltaba con una.
Cuando levantó la vista del suelo no pudo evitar quedarse sorprendida con lo que veía.
Ahí estaba otra vez aquel fantasma que la anoche anterior se le había aparecido. Tomándose SU desayuno.-Hm, está un poco frío, quizá deberías calentarlo más.- Dijo dejando la taza en su sitio mientras asentía como si lo que dijese fuese lo más obvio del mundo.
Un cojín salió disparado en su dirección, aunque le pasó rozando por encima del hombro.-¡Oye, podrías haberme dado!- Proyectó molestia en sus palabras.
-ERES UN JODIDO FANTASMA, NO TE IBA A DAR.
Axel se quedó parado mirando a la taza que había dejado en la mesa, derramando un poco de su contenido luego de decir un "Pues es verdad".
Anya guardaba con recelo las distancias, alargando el brazo para coger su desayuno sin apartar la vista del sospechoso chico.
—Bueno, me vas a decir qué. . . narices haces aquí o no— Se había propuesto a sí misma dejar de decir tantas groserías al hablar, menos mal que pudo corregirse a tiempo. Se cruzó de brazos con una seria mirada.
—Supongo que me robaste el corazón— Una sonrisa burlona se había dibujado en el rostro del chico, guiñándole un ojo a la fémina, quién no sabía si reírse o intentar pegarle, seguramente sin mucho éxito.
—Eso no tiene sentido, cariño— Hizo énfasis en la última palabra, solía llamar así o similares a sus amigos y familia. Pensó que quizá así algo diría.
Mas estaba muy equivocada, se limitó a mirarla confundido asimismo se podía percibir un deje de melancolía. Anya suspiró.
—Ah. . . En fin, cuéntame algo y ponte cómodo. . . Ah no, que ya lo estás.
Soltó una risita al tiempo que se sentaba, evitando apartar la vista de Axel. Así se quedaron charlando gran parte del día, comenzaban a sentirse cómodos con la presencia del otro.
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❒; ⋮ ❛ The world is another name for despair ❜
Mystery / Thriller❝ Sus ojos. . . eran completamente negros, si no fuera porque su iris era como el hielo; frío y brillante. Con esas dos cualidades podía sentir como miraba dentro de mí, buscando a alguien que en algún momento él conoció. Pero está equivocado. ❞ ...