Alec ya se había acabado la tercera taza de té cuando lo vio salir.
Magnus había salido de una de las habitaciones del Instituto con semblante horrorizado, parecía haber visto algo muy horrible.
Alec se rascó la barbilla, decidiendo qué hacer. Pero ¿Qué estaba pensando? Él era Alec Lightwood. Y esa era su fiesta. Ahora tenía que disfrutarla.
Se acercó a Magnus, quien había estado tomando té de una taza que encontró en una mesa cualquiera.
-Magnus- dijo Alec como saludo.
Magnus pareció sorprendido.
-Hola- dijo tímido
- ¿Qué hace sólo alguien tan guapo como tú? - dijo Alec con una ceja alzada.
Magnus se ruborizó.
Alec le tomó la mano y lo dirigió hasta la pista de baile, y Magnus apenas tuvo tiempo para regresar la taza de té a la mesa de la que lo había tomado.
Cuando llegaron a la pista, Alec miró a Magnus de pies a cabeza haciéndolo sentir incómodo.
Magnus bajó la mirada sin saber muy bien qué hacer.
Alec dio un paso adelante.
Magnus se puso nervioso por su cercanía.
De repente, Alec tomó a Magnus por la cintura y lo atrajo a él, para luego llevarlo en un apasionado baile por toda la pista.
Las miradas de todos estaban en ellos, y Jace y Clary, que se miraban confundidos, les dieron una sonrisa antes de irse en una de las infinitas puertas del Instituto.
Simon tomó a Isabelle del brazo para llevársela a una de las salidas del Instituto. Alec notó que Simon sacaba misteriosamente una caja azul de su bolsillo y luego la abría ante su boquiabierta hermana. Pero esa era una de sus menores preocupaciones. Lo único que le importaba era el chico con el que bailaba en esos momentos.
Magnus pareció perder la vergüenza y empezó a bailar más pegado al cuerpo del chico de ojos azules.
Desde la entrada, Raj los miraba recelosos, debía ser porque era un solterón amargado. Y seguramente lo seguiría siendo.
Las risas de Jocelyn y Valentine inundaban el lugar, pero fueron detenidas cuando se dieron cuenta de la ausencia de Clary y de Jace, y por idea de Valentine, los fueron a buscar, no sería agradable lo que se encontrarían en la habitación de la pelirroja, a la que le faltarían unas cuantas prendas de ropa.
Magnus, en algún momento, se había recargado en el pecho de Alec y había bajado los brazos a su cintura.
Alec le dio una brusca vuelta que lo hizo tambalear, y no desperdició la oportunidad para robarle un largo beso en los labios.
Su madre, Maryse, apareció de la nada y empezó a regañarlo y a gritar cosas horribles y homofóbicas.
Alec rodó los ojos y la ignoró olímpicamente. Tomó a Magnus y le robó un nuevo beso.
Maryse puso cara de asco.
-Voy a seguir besándolo hasta que lo aceptes- dijo él con simpleza antes de volverlo a besar.
Fueron interrumpidos por un grito escandalizado de parte de Robert, quien había llegado a la mitad del beso.
Alec pareció irritarse por eso.
Negó con la cabeza antes de girarse a un incómodo Magnus, para luego darle una sonrisa tranquilizadora.
- ¿Quieres que salgamos de aquí? - le preguntó ignorando la discusión que sus padres llevaban a sus espaldas, culpándose el uno al otro por la sexualidad de su hijo.
Alec esperó pacientemente la respuesta de Magnus, y cuando este le dijo que sí, pareció recordar a sus padres, y antes de irse les contestó.
-Si no les gusta cómo soy, cambien ustedes.
Se giró y tomó a Magnus de la camisa antes de salir por la puerta principal, justo donde se habían conocido.
Cuando estuvieron fuera del Instituto, Magnus le tocó el hombro a Alec, para llamar su atención.
- ¿A dónde vamos?
-Pensé que sabrías a dónde ir
Magnus se ruborizó
-Podríamos ir a mi loft
Alec alzó una ceja
- ¿Así que me estás raptando y me vas a llevar a tu casa?
Magnus rodó los ojos para disimular su habitual sonrojo.
-Sólo vamos- dijo antes de tomar un taxi
Cuando estuvieron ahí, Alec miró con extrañeza las cartas del tarot.
Magnus se puso nervioso de repente.
- ¿Qué es esto?
Decidió decir la verdad antes de que las cosas empeoraran, así que le ofreció una taza de té a Alec antes de contarle toda la historia del mundo de las sombras.
Curiosamente, Alec pareció interesado en los cazadores de sombras.
-No me importa- dijo Alec cuando Magnus dejó de hablar.
- ¿Qué?
-Que no me importa que seas un brujo, es genial ¿puedes hacer magia?
Magnus sonrió al recordar cómo había recuperado su magia esa misma tarde.
Hizo formas con magia, incluso invocó un café para Alec, quien se mostró fascinado ante la idea de que su novio robara café de una de las mejores cafeterías de Brooklyn, aunque se comprarían una cafetera cuando vivieran juntos.
Y así la noche pasó entre magia y besos robados.
Al fin ambos habían encontrado su lugar en el mundo.
En los brazos del otro.
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Lo que no nos dijeron (Malec Alternate Dimention)
FanfictionLo que pasó después en la dimensión alterna...