Capitulo 1.

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Cuando mi familia me echo de casa hace un mes no supe que hacer, aun tenia que cursar mi ultimo año de instituto, pero como era menor no tenia quien me matriculara y menos tenia un lugar en el que vivir, asi que camine sin rumbo hasta acabar en una de esas cafeterías que estaban abiertas las 24hrs del día. Me senté y con el poco dinero que tenía pedí algo caliente para comer.
Cuando una señora de unos 40 años se acercó al lugar en donde estaba y se quedó mirándome, empecé a ver hacía todas partes sin comprender que era lo que pasaba.
- No voy a hacerte nada pequeña.- dijo la señora tomando lugar frente a mí y sonriendome.
Yo asentí lentamente ya que no sabía que más hacer, era una situación rara y extraña.
- Perdone es que me resulta raro ya que no la conozco y ha venido aquí sin razon aparente.- le respondí con una calida sonrisa.
-Tu no me conoces pero yo a ti si, quien no te conoce en este pueblo. -mi sonrisa se convirtió en una mueca mientras mis ojos se dirijian hacía mis manos.- No, no, no quería decirlo de esa forma, al contrario, se lo que estás pasando y te entiendo, no fue tu culpa lo que pasó, la gente aquí juzga sin saber nada.- asentí aun mirando mis manos. - A mi me paso algo parecido cuando tenía más o menos tu edad, terminé yendome de aquí a otra ciudad, allí las cosas parecieron cambiar y fuí feliz. Vine aquí porque vi tu caso y me sentí identificada contigo, vine para hacerte una propuesta, no se si la aceptaras porque soy una completa desconocida pero, quería que supieras que puedes venir a vivir conmigo y mi marido.- la mire raro, realmente raro.- no te haremos nada, simplemente quiero darte la oportunidad que yo no tuve.-me sonrió calidamente mientras me daba un papel. - ahí tienes mi número. Me iré mañana por la tarde, si quieres venir simplemente llámame, te iré a buscar.- y se fue.
Me quedé en esa cafetería mirando un punto fijo, no sabía que hora era, simplemente estaba pensando en esa mujer que quería darme una nueva vida.
Agarre mi móvil y el papel, marque el numero y espere a que contestará.
-¿Hola?- habló una voz del otro lado.
-Acepto.- no hizo falta nada mas.

Seis meses mas tarde.

-¡Llegué!- cerré la puerta y me dirigí a la cocina dejando por el camino mi mochila en el sofa.
-Hola cielo, ¿como te ha ido hoy?- me preguntó Amanda, esa mujer que me ayudo, mi salvación.
-Bien, ya sabes, aun sigo siendo la nueva y me miran raro, solo tengo a Raile.- respondí mientras me encogía de hombros.
Amanda no pudo responder ya que Marco acababa de entrar.
-Hola familia.- dio un beso en mi frente y otro beso a su esposa mientras aflojaba su corbata. Gracias a ellos era feliz y capaz de olvidar un poco todo.
Amanda trabaja como abogada en un bufet propio, muy reconocido por cierto, y Marco era un gran empresario, tambien muy reconocido.
-¿Como te ha ido en el trabajo hoy?- le pregunté mientras empezabamos a comer.
-Bien, acaba de llegar un socio que se había ido a Estados Unidos. Su hijo estará matriculado en tu instituto pequeña.- respondió.
Me invadió una gran curiosidad por ese socio y su hijo pero no dije nada.
-Perfecto, al menos ya es fin de semana.- dije mirandolos, ellos sabían que pasaba los fines de semana, a pesar de no estar del todo de acuerdo me dejaban ir y escapar un rato de la realidad.
-Quiero que te cuides.- dijo Amanda.
-Lo se, siempre lo hago, sabes que no hago nada más que ir y ver como están y luego escapar a la playa.-susurre.

Despues de la comida ayudé a Amanda a recoger todo y subí a la que era mi habitación.
Cuando me fuí de allí cambié todo, mi número de teléfono y todo lo que a recordar ese pasado se refería. Es mas en un ataque de histeria terminé rompiendo mi móvil contra la pared, Marco y Amanda no me juzgaron, al contrario me ayudaron a superar mis problemas y me compraron otro móvil, móvil que no dejaba de sonar.
-¿Que pasa ahora pesada?- respondí sin mirar, sabia quien era, nadie mas me llamaba a no ser que fuera Raile.
-Fiesta esta noche, vendrás, al menos antes de que te vayas.- dijo neutra y sin una pizca de broma.
-Sabes que no me gustan Raile.- respondí en un suspiro.
-Vamos Kaia, por favor, solo hoy.- volví a suspirar y le dije que iría.

Sin darme cuenta me había quedado dormida y no me di cuenta de la hora, eran las 21:30 y la fiesta empezaba a las 22:00, asi que me puse unos vaqueros ajustados negros, una camiseta sin mangas y por encima del ombligo blanca, unos botines marrones oscuro y una chaqueta larga hasta las rodillas con capucha. Una vez lista cogi las llaves del coche, me despedí de Amanda y Marco y salí hacía el camaro negro con rayas blancas.

Cuando llegué a la casa de Raile toque dos veces el claxón. Al segundo ella salía con su vestido azul y sus tacones de aguja.
-Ya pensaba que no llegabas.- dijo con el ceño fruncido.
-Nunca falto a mi palabra, ya lo sabes.-dije mientras hacía rugir el motor, preparándome para la noche que me esperaba.

Habíamos llegado hace una hora y en menos de cinco minutos ya me había quedado sola. Si, Raile se había ido con un moreno de ojos verdes a bailar y después ni rastro de ella. Yo como si fuera un alma en pena me había quedado en la barra tomando lo que venia a ser un martini, si, eso mismo. Estaba realmente tranquila hasta que una voz llamó toda mi atención, por un momento.
-¿Por que tan sola?- preguntó un chico de pelo negro como el carbon y ojos grises.
Estaba bueno, no iba a negarlo, pero tenía un aura que no aseguraba nada bueno, yo no venía a por problemas, asi que, después de una sonrisa fría me terminé mi martini de un solo trago y salí en busca de mi camaro. Raile no era un problema ya que siempre me hacía lo mismo y siempre llegaba bien, bueno, bien, pero a la mañana siguiente y con resaca dura.
-Pensé que la hija de Marco nunca huía. Que equivocado estaba.- dijo la misma voz de antes.
Mi mano quedo en el aire antes de abrir la puerta del auto.
-No huyo, simplemente no me gustan los problemas, menos cuando son como tú.- respondí mientras miraba las llaves.
-Ajá sí, seguro.- esta vez lo miré, lo miré como hacía tiempo no miraba a nadie, con furia.
-Mira niño de papá, no me vengas con el típico " se todos tus secretos y me burló porque quiero", no sabes nada de mí, cierra la boca y alejate de mí.- dije con la voz fría y neutra.
-Me llamo Samael, no niño de papá.- dijo con una sonrisa.
-Hasta el nombre del diablo tienes, alejate de mi, no lo repitire.- abrí la puerta del coche y entré, salí como un rayo, odiaba a ese tipo de personas. No sabía como es que se había enterado quienes eran mis "padres", lo que si sabía es que no queria volver a cruzarmelo.

Nunca.

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2020 ⏰

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