Capítulo 2

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Las fotos

Era temprano, muy pero muy temprano para mí.

Parecía que el sueño había decidido abandonarme y sin mas que hacer me alisté para ir al instituto.

Salí hacia el comedor donde mi madre se encontraba sirviendo el desayuno.

-Abraham, cariño ¿por qué estás despierto tan temprano? — mi mamá me observó confundida.

-No lo sé mamá, parece que mi cuerpo ya no quería dormir más.

Avanzó hacia la cocina y al oír mi comentario rió. — Espero que ese hábito se te pegue siempre así no llegas tarde a todas partes.

Y era cierto, la mayoría de veces llegaba unos minutos tarde a todo los sitios.

-¿Tony aún no se levanta? — me senté en una de las sillas listo para desayunar.

-No. — intenté coger un poco de pan que había en la mesa pero mi mamá me pegó un manotazo — no cojas nada aún.

Rodé los ojos, de que me servía levantarme temprano si no me iba a dejar agarrar nada.

Mi mamá colocó el frasco de leche en la mesa y se sentó a un lado mío.

-Listo, ya puedes agarrar. — volví a rodar los ojos. — ¡no me hagas esa expresión muchachito!

Asentí y cogí rápidamente el pan que minutos antes había querido agarrar.

-¿Cuando llega mi papá?

-Mañana, uno de sus clientes tiene mañana un juicio.

Yo también había querido viajar con mi papá a visitar a mi tía pero no había podido. Pensé que era una buena oportunidad para pasar tiempo con mi padre ya que al ser abogado le dejaba muy poco tiempo para pasar con su familia.

-¿Desde cuando desayunan sin mí?

Tony caminó hacia nosotros y tomo asiento al frente mio.

-Desde que me levanto temprano — murmuré con la boca llena — Es decir hoy.

-Abraham no se habla con la boca llena — me regañó mi madre — Tony deberías levantarte más temprano, no porque estés en la universidad significa que puedes llegar tarde.

-Lo sé mamá — tomó rápidamente del zumo de naranja que se había servido — mañana seguro me levanto más temprano, ya me tengo que ir.

Tony se levantó y antes de que se colgará su mochila le hablé. — ¿Puedes llevarme al instituto?

Este asintió y al igual que él me levanté y colgué mi mochila en mi hombro.

-Chicos, aún no están tarde pueden desayunar tranquilamente.

-Lo siento mamá tengo hoy un examen y mejor llego temprano. — se acercó a ella y le beso la frente.

-Y yo prefiero que me lleve Tony que ir caminando. — me acerqué a ella y repetí la misma acción que mi hermano.

-Abraham rápido que no quiero llegar tarde.

Le guiñé un ojo a mi madre y salí.

(…)

Bajé del auto de Tony y me despedí de él.

No era muy costumbre mía llegar temprano, como decía siempre llegaba tarde a todas partes.

No había muchos alumnos y la mayoría se encontraba afuera hablando, otros desayunaban y así.

Entonces me encaminé hacia mi casillero. Al llegar abrí mi taquilla y deje algunos libros que no iba a necesitar.

-¿Enserio? ¿Entonces es cierto?

-Sí, bueno eso dicen.

Dos chicos se encontraban a dos casilleros de distancia apoyados y hablando. No hablaban en susurro como cuando querías contarle un secreto a alguien, mas bien hablaban normal sin temor a que alguien los escuche.

-¿Eso dicen? Entonces no lo has visto.

-No, no lo he visto pero no varios sí.

Cerré mi casillero, se supone que debía irme pero algo dentro mío quería continuar escuchando. Parecía que últimamente se me estaba haciendo costumbre escuchar conversaciones ajenas.

-¿Y? Pueden estar mintiendo.

-Con la reputación que tiene Mia no creo que sea mentira.

Fruncí el ceño al escuchar su nombre.

-Bueno eso sí. ¿Cómo crees que este Evan con todo esto?

-Debe estar mal el pobre.

-Es culpa de él, quien le manda a meterse con Mia.

No tenía ni la menor idea de que hablaban, así que traté de acercarme un poco más para escuchar mejor hasta que siento que alguien me golpea la nuca y me sobresalto.

-Mierda, Henrie — observé al individuo, que se encontraba riendo, con mala cara mientras sobaba mi nuca — me ha dolido imbécil.

-Perdón pero no pude aguantarme. — y este continuaba riendo.

Los dos chicos que habían estado hablando voltearon a vernos y decidieron irse.

-Genial, ya los espantaste. — susurré.

-¿A quiénes? — de repente cesó su risa y me miró con una ceja levantada.

-A nadie.

Negó, no se quedaría conforme con un "a nadie". — Habla Mateo, ¿o acaso hacías algo malo?

Bufé, no me dejaría en paz si no le contaba lo conocía.

-Lo que pasa es que estaba escuchando algo de lo que hablaban. — me miró, cerró los ojos y negó con la cabeza.

-Muy mal Mateo, ¿desde cuando eres una viejita chismosa?

-Mejor cállate, por eso no te cuento nada.

Caminé y sentí como me seguía. Se estaba riendo.

-Ya está bien, lo siento — pasó su brazo por mi hombro de una manera amigable — mejor cuéntame de que hablaban, de seguro me sé el chisme.

-Luego dices que yo soy la viejita chismosa — me miró con los ojos entrecerrados — ya esta bien. Ellos hablaban de Mia, Mia Henderson.

-Oh ya veo.

-¿Qué pasa?

-¿Enserio no lo sabes? — negué con la cabeza — Bueno, ayer corrió un rumor de que Mia había enviado fotos a Cory. Ya tu me entiendes que tipo de fotos.

Mi ceño de frunció. — No, no lo entiendo. Habla.

-Que inocente eres Abraham. Fotos íntimas.

Y en ese momento recordé lo que había ocurrido ayer.

-¿Y es cierto?

-Según Cory y sus amigos, sí.

-Pueden mentir. — me miró y negó.

-No lo creo — lo observé confundido — la cosa aquí es que Evan esta molesto.

-¿Qué tiene que ver él?

-Él es novio de Mia. Vaya al parecer no eres una viejita chismosa, no te sabes nada de lo pasa.

Giré los ojos — Cállate, mejor voy al salón de Historia que parece que hoy va a haber una práctica sorpresa y no tengo ni idea de que trata.

-Suerte, el profesor Holden es un pesado así que más te vale aprobar.

Me despedí de Henrie y avancé hacia el salón.

¿Habrá sido eso de lo que discutían ayer Mia y Cory?

Bad Reputation |Abraham Mateo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora